Para los que amamos el beisbol, pero
odiamos a los Yankees, éstos últimos 20 años han sido difíciles: ¿cómo admirar
la carrera del mejor beisbolista de ésta generación, siendo que jugaba para los
Mulos del Bronx?. Me tocó saludar a Derek Jeter en una cena de beneficiencia en
Princeton, New Jersey, en 1996, justo un año después de su debut en Grandes
Ligas, el año en que ganó el Novato del Año, y ya desde entonces sabía que
estábamos ante el jugador que definiría cómo se juega ese, el juego más bello
del mundo, en la transición secular.
Ver jugar a Derek Jeter fue la oportunidad
para presenciar en el presente a las glorias de éste juego: quienes fuimos
contemporáneos de Jeter pudimos prescindir de Dimaggio. Fue nuestra oportunidad
de ver de nuevo a Peter Rose. En 2009, Derek Jeter se convirtió en el líder de
todos los tiempos en hits conectados, enterrando a un Pantheón mítico en donde
descansan muchos de los mayores héroes de éste deporte.
En otras palabras, el retiro de Derek
Jeter es el fin de una era, la culminación de una época, el tránsito del mejor
jugador de las últimas dos décadas hacia su retiro. Lo mismo pasa con el más famoso inversionista
del mercado de bonos de la historia recientes, Bill Gross, quien luego de una
carrera estelar durante la cual convirtió a un pequeño fondo desconocido, PIMCO,
en el mayor fondo de inversión del mundo, casi de manera simultánea con el
último juego de Derek Jeter, anunció su renuncia a Pimco y su paso a un
pequeños fondo en Janus.
Hay una diferencia sin embargo entre el
retiro de Jeter y el retiro de Bill Gross. Jeter forjó desde el short stop de
los Yankees una carrera mítica basada en sus habilidades personales. Las
habilidades de Bill Gross, con todo su talento, no habrían bastado de no haber
coincidido con una baja tendencial en las tasas de interés desde 1997 (poco después
que Derek Jeter debuta en las mayores) hasta la fecha.
Bill Gross presidió Pimco, el fondo de
inversión en bonos que el fundó, desde 1971, hasta la semana pasada cuando
abruptamente, y tras varios episodios polémicos, abandonó para irse a Janus.
La carrera de Bill Gross es una
ilustración clara de aquella sentencia de José Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi
circunstancia”, pues su carrera se extiende toda una época en que las tasas de
interés, subieron a un máximo histórico a mediados de los 70’s, y a partir de
allí comenzaron un largo descenso de casi cuatro décadas que hicieron que
aquellos que invirtieron en bonos de largo plazo, como Gross, tuvieran
ganancias fabulosas durante muchos años, décadas incluso.
Como el precio de los bonos y las tasas de
interés se mueven en dirección inversa, la caída de largo plazo en las tasas de
interés convirtió a Bill Gross, un gran inversionista en bonos, en una leyenda
en el mundo financiero. No tuvo que hacer mucho, simplemente ser consistente y
comprender que estaba en el mercado correcto en el momento correcto:
invirtiendo en bonos mientras las tasas de interés bajaban.
Por eso no es coincidencia que ahora,
cuando de manera inevitable, las tasas de interés están a punto de revertir esa
baja y emprender su ascenso, los
inversionistas saquen su dinero de Pimco, haciendo ver al antes venerable Bill
Gross vulnerable ahora. Las expectativas de mayores tasas de interés en el
corto plazo implica que los fondos como los de Gross casi de manera segura
tendrán pérdidas severas.
Recordando a Ortega y Gasset, la
circunstancia está cambiando, y no extrañaría entonces que el “yo” de Bill
Gross está cambiando. Desde 1971 hasta hoy, Pimco ganó un promedio anual de
7.9% invirtiendo en bonos, un desempeño asombroso. Pero eso ha cambiado en
últimas fechas y Pimco ha tenido un desempeño por debajo del promedio en los
últimos meses.
En efecto, la circunstancia está
cambiando, y los jugadores mexicanos que participan en este deporte de las
tasas de interés: el Banco de México, las Afores, los fondos de inversión, las
aseguradoras, los fondos de pensiones privados, pasarán por la misma
turbulencia por las que Bill Gross está pasando. Hagamos votos para que nos sea
leve.