Una rolita ochentera, un “one hit wonder” de The Vapors tenía
un estribillo que decía “Turning Japanese, I think I’m turning Japanese, I
really think so”. En esos años la economía japonesa crecía como una locomotora,
envuelta en una burbuja inmobiliaria especulativa que inflaba las acciones de
los keiretsus japoneses, dotándolos de cofres de liquidez con las cuales
comenzaron a comprar activos insignia de los Estados Unidos, como el
Rockefeller Center. Uno de los sentidos de esa canción en aquellos años era
entonces la fobia irracional de que cuadra a cuadra, los japoneses comprarían a
los Estados Unidos.
¡Cómo han pasado los años! Esa rolita de The Vapors escuchada
hoy tiene una acepción muy distinta. Todos conocemos la historia: la burbuja
especulativa japonesa, que se extendió de 1986 a 1991, terminó en un desastre
increíble, con el Nikkei sucumbiendo más del 70%, con los precios inmobiliarios
desplomándose, con la economía entrando en una profunda depresión con
deflación, y hundiendo a Japón en un estancamiento secular que ya va para 23
años, en dónde no ha habido crecimiento económico ni desarrollo, y durante el
cual no se han recuperado los precios de los activos.
Los Estados Unidos y Europa, y otras regiones del mundo
vivieron en el período 2001-2008 algo muy similar a lo que sufrió Japón durante
su burbuja especulativa: un exceso de crédito que acabó canalizándose al sector
inmobiliario, inflando los precios y la hoja de balances de los bancos,
llevando el precio de el suelo y los inmuebles a niveles absurdamente
elevados. La burbuja especulativa en
Estados Unidos y Europa tronó de manera muy similar a la de Japón, con un
desplome dramático del precios de los activos inmobiliarios, quiebra masiva de
bancos y el desfonde de los índices accionarios.
Pero la gran pregunta, que es a no dudarlo pertinente, es la
siguiente: ¿el paralelismo entre la burbuja japonesa y la de Estados Unidos y
Europa se detienen en su formación y en su estallido? ¿O el paralelismo se
extenderá a su secuencia? Es decir ¿Es probable que a Estados Unidos y a Europa
les esperen una o más décadas de estancamiento económico y deflación como aún
le ocurre a Japón?
La pregunta no sólo es pertinente sino relevante. Si la
respuesta es positiva, las implicaciones para México serían extremadamente
complicadas, pues de poco nos servirá tener un marco macroeconómico balanceado
si nuestro principal motor económico: los Estados Unidos, siguen las fases que
siguió en las últimas dos décadas la economía de Japón tras reventarse su
burbuja especulativa.
Si a Estados Unidos y a Europa les esperan décadas de
estancamiento, a la japonesa, sobra decir que los desafíos económicos de México
serán complicados y que requerirán mucha imaginación por el lado de la política
fiscal y la monetaria en los próximos años. De materializarse ese riesgo México
deberá de echar mano de expedientes inusitados en materia de Banca Central y de
política fiscal para tratar de despegarse de un escenario de estancamiento
secular.
¿Qué tan probable es que eso ocurra? ¿Qué tan probable es que
las economías de Estados Unidos y Europa que casi calcaron la experiencia
japonesa durante la fase de formación y reviente de sus respectivas burbujas
especulativas caminen la ruta espinosa que Japón ha descendido en los últimos
23 años?
Es muy difícil saberlo, pero dadas las condiciones singulares
de la política monetaria global, y la persistencia de debilidades en varios
sectores de la economía de esas regiones, la probabilidad de tal escenario no
es cero.
Cierto, la economía de los Estados Unidos es más diversa; su
población, a diferencia de la japonesa, crece; el territorio es mucho más
vasto; y los mercados allí son mucho más abiertos y competitivos que en Japón,
lo que constituyen factores atenuantes para que dicho riesgo se materialice.
Pero miren las cifras recientes en el sector inmobiliario en
los Estados Unidos, miren los últimos dos datos mensuales de empleo; miren las
cifras de ventas minoristas. Y no nada más eso: ¿han visto los precios de las
empresas minoristas en México (salvo las de la Comer, la cual está por venderse
y por eso su valor sube), en dónde los datos muestran una preocupante debilidad
en el consumo?
Cierto, hay muchas cifras que apuntan a la recuperación,
sobre todo en el sector industrial, pero recordemos que también en Japón el
sector industrial ha sido dinámico, pero los sectores de consumo e inmobiliario
son los que han seguido deprimidos.
Es muy importante que veamos hacia delante con mucha
perspectiva, siempre mirando a los posibles riesgos y estemos listos con armas
adecuadas para cada uno de los escenarios. Creo que el riesgo de convertirnos
en japoneses, como decía la rolita ochentera, es baja, pero como se decía hace
muchos años en el habla popular: no vaya siendo.
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