En diciembre pasado, y luego de un
interregno de casi diez años de no remontar sus réditos de referencia, la
Reserva Federal de los Estados Unidos (la Fed) colocó su tasa líder en
0.25%-0.5%, y dejó abierta la puerta para seguir escalando el costo de sus
fondos a los bancos comerciales de su país, lo que de inmediato implica que el
costo del financiamiento en la mayor economía, y en casi todo el mundo, tendría
que incrementarse.
Pero apenas hubo subido las tasas los
mercados reaccionaron de manera virulenta, y el período de enero a febrero de
este año fue uno de los peores de los que se tenga memoria. Fue tan brutal la
caída de las bolsas que la Fed vio secuestrada su estrategia de remontar los
réditos por el pavor de los inversionistas y economistas a un desfondamiento de
la economía global si dicha amenaza se materializaba.
La Fed tuvo que ser explícita respecto de
poner en pausa su estrategia de alza, y los mercados se aliviaron, pero un par
de datos recientes han puesto a la Fed de nuevo en guardia y quizá provoque que
en su próxima reunión del 14-15 de junio los réditos de referencia vuelvan a
elevarse en los EEUU, causando seguramente un alza en el costo de
financiamiento de muchos países, incluyendo en México.
El par de datos consiste en las cifras del
mercado laboral, especialmente en el crecimiento de los salarios, por un lado,
y por otro en los números de inflación general en los Estados Unidos. Ambos
datos sugieren que la prolongada expansión económica de los Estados Unidos que
comenzó en 2009 y que hasta el momento prosigue, está causando presiones de
costos y precios finales que la Fed debería de contener mediante un alza de sus
tasas de corto plazo. Cierto, la evidencia no es conclusiva, y los niveles de
inflación aún se encuentran dentro del rango fijado por la Fed, pero todo
banquero central sabe que ser reactivo es no ser, y que adelantarse a la
tendencia es la forma en que los bancos centrales logran sus mejores resultados
y obtienen la confianza de los mercados y los inversionistas.
La inflación de abril fue de 0.4%, el alza
mayor en tres años, y si bien la inflación anualizada es de 1.1%, la tendencia
de corto plazo sugiere un aceleramiento de los precios. Más aún, con una tasa
de interés de 0.5%, con la actual inflación los ahorradores estadounidenses
están recibiendo una tasa negativa, por debajo de la inflación, y si bien tal
resultado es el deseado por los bancos centrales para expandir el consumo,
claramente la tasa de interés no es compatible con el ritmo de crecimiento de
los precios. Claramente, y después de una expansión de casi siete años, la
política monetaria aún no está en neutral sino que permanece en modo expansivo,
y con la inflación asomando las narices el riesgo de que los mercados mengüen
la credibilidad en la Fed, tan arduamente ganada, no es para menospreciarse.
Pero hay una razón un poco perversa por la
cual las tasas quizá suban de nuevo en junio: la Fed necesita tener de dónde
recortar en caso de que la ya anciana expansión estadounidense se revierta y
una nueva recesión o algo peor estalle en los próximos meses. Si las cifras de
producto y empleo, que a últimas fechas han salido más débiles de lo
pronosticado, siguen flaqueando, la Fed necesitar
á anticiparse a
un debilitamiento del ciclo económico así como quiere anticiparse ahora a un
reanimación de los precios generales.
Siempre es ardua la misión de un banco
central, calibrar con cuidado la preservación de la moneda por un lado, y el
crecimiento de la economía por el otro. Muchas veces ambos objetivos son
excluyentes y sólo se puede conseguir uno a costa del otro y la elección no es
fácil nunca. Pero en esta ocasión, con el recuerdo de todo lo que se perdió en
la salvaje crisis del 2008-2009 aun fresca, y con la memoria de la inflación
tan lejana que nadie sabe lo que dicha palabra significa en estos días, para
los banqueros centrales actuar contra la inflación es algo costoso y amenazar
la recuperación económica lo es más aún. Creo que la Fed va a subir tasas en
junio, así que tendremos en lugar de bicicletas, mayores réditos éste verano.
Pero cada cifra que veamos de aquí a la junta de la Fed, será leída con
muchísimo cuidado.