domingo, 21 de enero de 2024

La Economía de EEUU: Entre El Milagro Y El Peligro

Las recesiones económicas suelen sorprender por su presencia. Es raro que sorprendan por su ausencia. Pero si alguna recesión ha sido esperada y pronosticada, es esta que debió haber ocurrido en 2023, y que sigue sin llegar en 2024. ¿Por qué y cómo, las economías, comenzando por la estadounidense, han sido hasta el momento capaces de resistir el más abrupto apretamiento monetario de los últimos cuarenta años sin precipitarse en una recesión económica, y, al contrario, continúan con empleo en niveles máximos, con el consumo creciendo, y con el crédito expandiéndose? ¿Acaso las reglas de la economía ya no funcionan? Por supuesto que si funcionan.

La causalidad económica es inevitable. Toda decisión y acción tienen un efecto. El alza de tasas de interés por parte de la Fed de Estados Unidos más empinada de las últimas cuatro décadas por supuesto que causará una reducción del crédito y por tanto de la actividad económica. Pero si no lo ha hecho hasta ahora no es porque las reglas económicas hayan cambiado, sino porque aún siguen operando un conjunto de acciones previas en la dirección contraria.

Para enfrentar los efectos sociales y económicos de la pandemia, los gobiernos y los correspondientes bancos centrales implementaron, respectivamente, políticas fiscales y monetarias extraordinariamente expansivas. Lo anterior produjo que tanto los bancos comerciales, como las familias estuvieran pletóricos de liquidez, con altas tasas de ahorro. Estas condiciones facilitaron una explosiva expansión del consumo, primero de bienes, y luego de que la pandemia pasara, de servicios, que ha compensado la posterior restricción monetaria de los bancos centrales. Al menos hasta el momento.

Las enormes transferencias de los gobiernos a ciudadanos y empresas produjeron una ola expansiva de las economías, la cual tuvo un efecto indeseado: el regreso de la inflación luego de cuarenta años de ausencia. El incremento de precios alcanzó un ritmo intolerable para los bancos centrales, quienes tuvieron que revertir su actitud previa y desataron un incremento de sus tasas de interés acelerada e intensa con el fin de meter a la inflación en cintura.

En un período muy corto de tiempo entonces: de 2020 a 2024, las economías han sido sujetas a dos amplios choques encontrados. Primero una expansión fiscal y monetaria en 2020-2021. Luego, una contracción monetaria en 2022-2024. 

El hecho de que las economías sigan expandiéndose: que el empleo siga en sus máximos, que el crédito siga creciendo, podría resultar del hecho de que los efectos del período expansivo aún siguen vivos, y han compensado al período del apretamiento monetario.

Es válido por lo anterior especular que si los bancos centrales no hubieran elevado sus tasas de interés como lo hicieron a partir de 2022, la inflación habría sido mucho más elevada de lo que fue, debido a una expansión económica aún más fuerte de la que seguimos viendo.

¿Será posible que ese empalme de choques sea lo que explique que hasta ahora la economía haya evitado la recesión económica? Y si es así: ¿hasta cuándo durará el efecto expansivo? ¿y hasta cuando hay que mantener la política monetaria restrictiva? Porque si la restricción monetaria se relaja antes de tiempo la Fed corre el riesgo de que la inflación se reactive, pero al mismo tiempo, si deja las tasas altas por más tiempo del requerido, la recesión, ahora sí, será inevitable.

Hasta el momento, la Fed ha aplicado la dosis precisa: la inflación ha bajado de manera contundente y se acerca a su objetivo de dos por ciento, al tiempo que la economía y el empleo siguen saludables y robustos. Una mezcla de buena suerte, talento técnico, precisión política, disciplina de los mercados y cuidado en la comunicación se están combinando para que la economía global se beneficie de un aterrizaje suave de la economía estadounidense, logrando que se controle la inflación con un muy bajo costo en términos de empleo y crecimiento.

La reacción de las bolsas de valores al buen trabajo de la Fed ha sido espectacular. Como mencionábamos en una colaboración anterior, el principal índice, el S&P 500 estableció un récord histórico, luego de dos años de su máximo previo, en una señal de la confianza de los inversionistas en un escenario óptimo, en donde la inflación regresa bajo control, y el crecimiento se prolonga. Los mercados están apostando por un escenario de ensueño.

Pero la lista creciente de riesgos económicos y geopolíticos podrían desviar a la economía de esta senda perfecta. Los milagros ocurren a veces en economía, pero siempre hay que estar atentos a una mala tarde.

 

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