Entre las tradiciones que hemos perdido, y que hay que lamentar (algunas tradiciones, como la corrupción, tristemente persisten), se encuentra la del epigrama en el diario o en la revista. Por alguna razón esta noche andaba navegando y me dio por buscar los epigramas del gigantesco, enoooorrrmeee, Francisco Liguori, quien publicó durante años en varios medios sus preciosos versos epigramáticos.
Yo lo recuerdo en la legendaria Siempre!, aquella del gran viejo: Pepe Pagés Llergo, que hizo época y a quien tanto le debe este país. Allí Liguori tenía su página de epigrama semanalmente.
Para aquellos que no lo leyeron en su época, va el que quizá sea su más famoso epigrama: aquel que refutaba que el camino de la vida era “escribir un libro, sembrar un árbol y tener un hijo”. El epigrama es una joya de rima precisa, y una cumbre de la picardía mexicana: Salud don Paco Liguori. Maestrazo.
Tuve un amigo canijo
que leyó en un libro viejo,
aquel antiguo consejo
y lo siguió muy prolijo;
pero por irónico modo,
le salió muy mal todo,
al final de la jornada
logró un libro muy aburrido,
un árbol seco y torcido
y un hijo de la chingada
4 comentarios:
Recuerdo un poca más largo el epigrama gracias al maese rius: Tengo un amigo canijo, / que leyó en aquel libro viejo / aquel antiguo consejo / y lo siguió muy prolijo. / En su propósito fijo / pensó como buen pendejo, / seré feliz porque dejo / un libro, un árbol y un hijo. /Mas le salió mal todo / pues por irónico modo / logró al fin de su jornada/ un libro muy aburrido, un árbol seco y torcido / y un hijo de la chingada.
Con todo respeto, este no es un epigrama, es un SONETO. Brindo por el maestro Liguori.
Buenísimo, a quien recuerdo, es al Sr. Pagés LLergo. Que tuve la oportunidad de conocer, y platicamos en algunas ocasiones
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