Este año lleva ni siquiera tres semanas de
haber iniciado, y ya están dando ganas de que se termine. El inicio del 2016 ha
sido tan infausto que mas hubiera valido que no hubiera empezado e irnos directito
al 2017 sin tener que tramitar éste que ha comenzado con muy malos augurios. En
Wall Street han sido las peores dos semanas de inicio de año de la historia, y
los principales índices del mercado se encuentran ya firmemente en lo que se
conoce como “territorio de corrección”, o más de 10% por debajo de sus niveles
máximos previos, y si caen más de 20% respecto de su máximo, entraremos en la
franja de lo que se conoce como un mercado “bear”, o bajista.
¿Y por qué debería de preocuparnos que
Wall Street entre en un mercado “bear”? Porque la estadística al respecto es
terrible. No existe conexión de causalidad sólida alguna, pero la estadística
es demoledora: desde 1928 a la fecha ha habido 15 mercados “bear”, o digamos 14
si quitamos el crack de 1987 que en un solo día entró en mercado “bear”
(cayendo 21% el 19 de octubre de ese año). De esos 14 mercados bajistas, 10
fueron seguidos unos meses después por una recesión económica, incluyendo los
dos últimos mercados “bear” de 2000 y 2008.
¿Debemos de alarmarnos? Además de que el
barril de la mezcla mexicana de petróleo se encuentra en mínimos de 15 años, y
que el peso mexicano se encuentra en sus niveles mínimos históricos contra el
dólar y contra el euro ¿las cosas pueden ponerse aún peor?
Revisemos algunos otros indicadores de
espanto y veamos luego algunos indicadores que pueden consolarnos para tratar
de hacer un balance frío de las perspectivas.
El mercado Chino se ha hecho pedazos,
siendo una de las causas que han hundido a los mercados globales, y lo peor es
que ni toda la liquidez que han inyectado el gobierno y las empresas de ese
país han podido detener la demolición de los valores cotizados en bolsa. ¿Qué
tan grave ha sido la masacre? Baste mencionar que el índice de la bolsa de
Shangai se encuentra 43.8% por debajo del nivel máximo anterior marcado al año
pasado.
Pero si uno ve al índice más importante
del mundo: al S&P 500 de la bolsa de Nueva York, la caída es de “tan sólo”
11.7% respecto de su máximo. Pero si vemos con más detalle algo peculiar está
ocurriendo: existe un índice que contempla a las 3,000 acciones más importantes
de la bolsa de Nueva York, el llamado Rusell 3000, que es más comprensivo que
las 500 del S&P 500. Si a ese índice Rusell 3000 le quitamos las 1,000
empresas más grandes y nos quedamos con las 2,000 acciones restantes, tenemos
el índice conocido como Rusell 2000, que incluye por construcción las empresas
pequeñas y medianas que cotizan en Nueva York. Ese índice al cierre del viernes
pasado se encuentra ya en territorio bear, abajo 22.2% respecto de su máximo
anterior establecido también en 2015.
En otras palabras, quien está salvando al
mercado de capitales del mundo de entrar en mercado “bear” y por tanto de sonar
la alarma de una probable recesión, son las acciones de las empresas más
grandes del planeta, que no habían caído tan fuerte como el resto, hasta la
semana pasada. Otra manera de decirlo es que la acción promedio de los mercados
se encuentran ya en territorio bajista, y sólo por el desempeño de las acciones
mayores Wall Street no se ha hundido en esa zona de peligro.
¿Existen motivos para el optimismo? Si:
primero, la relación entre marcado “bear” y recesión económica es meramente
estadística, y no económica. Un mercado “bear” no es una sentencia de muerte
para la actual expansión económica, como lo demuestran las 5 veces en que dicha
concatenación no ha ocurrido.
Y el segundo motivo de optimismo respecto
de la extensión de la expansión económica es la salud de la misma: los
indicadores más recientes de empleo en Estados Unidos fueron mucho más sólidos
de lo que se pensaba; algunas zonas de Europa, como Alemania, España y Gran
Bretaña muestran un desempeño sólido; y si bien China, el epicentro del caos
reciente, está creciendo menos, su crecimiento de cerca del 7% no es ninguna
recesión que digamos.
¿De qué lado se inclinará el balancín?
¿Del lado de la expansión continuada o del lado de la recesión y el mercado
bear? Mi opinión no es muy optimista y creo que los momios son de 60% a la
primera y 40% a la segunda. Es decir, los riesgos de una recesión si bien no
son mayoritarios, no son menores. Dos factores en particular habremos de
sopesar en estos días, y sobre todo en el mercado dólar-peso: la caída del yuan
chino, que muestra que las cosas no están como dicen estar; y el regreso de
Irán y el petróleo persa a los mercados globales que lo único que necesitan
estos días es un proveedor más.
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