Los bancos y el capitalismo son uno y lo
mismo: el capitalismo precisó de los bancos para nacer y expandirse, y a partir
de ese momento los bancos se convirtieron en la institución clave del sistema.
No importa la etapa, cualquiera sea la industria que apuntale al capitalismo
global; la textil, la siderúrgica, la automotriz, las computadoras, la internet
o los robots, una constante permanece: la necesidad de los bancos para
financiarlas.
Pero el actual modelo de los bancos está
en crisis debido a dos factores: uno que parecería ser de corto plazo pero que
ya se ha prolongado por demasiado tiempo, y el otro de largo plazo pero que
parece que ya está llegando.
La conjunción de estos dos factores: el de
corto plazo, las tasas de interés en cero o negativas; y el de largo plazo, el
efecto de internet sobre la intermediación financiera, está moldeando el
negocio bancario de una forma dramática y seguramente la banca que tengamos de
aquí a cincuenta años será radicalmente distinta de la que tenemos hoy.
Estos dos factores; las tasas mínimas y el
efecto de internet sobre la intermediación financiera se componen en una
industria que además viene recuperándose con penas de su peor crisis en 90
años, la cual vio sucumbir a centenar de bancos y de incrementar dramáticamente
el costo y la rigidez de la regulación pública sobre el negocio.
Es tal la cantidad e intensidad de retos
que experimenta la banca, que ninguna compañía tiene garantizada su futuro. El
banco más antiguo del mundo, el italiano Monte dei Paschi di Siena, una
reliquia fundada en 1492, y que por tanto ha sobrevivido todos las calamidades
y peligros de los últimos 524 años, se encuentra en una situación desesperada y
en riesgo de desaparecer bajo los efectos de la crisis bancaria actual. Bancos
como Royal Bank of Scotland, Lloyd’s y Barclays, fundados en el siglo XVIII
enfrentan vientos de frente severos.
Un banco es una empresa que empresta para
prestar: pide dinero entre sus depositantes o en el mercado y los presta a sus
clientes, pero esas dos partes de su actividad están desfasadas: empresta a
corto plazo y presta a largo plazo. El negocio del banco es que la tasa a la
que prestan es mayor a la que empresta: ese diferencial es su ganancia. Pero
ese diferencial se ha colapsado en los últimos años al apretarse de manera
dramática las tasas de interés como resultado de la política ultra expansiva de
los bancos centrales para tratar de salvar primero y reanimar después a la
economía global del colapso. Con tasas negativas o cero, con esfuerzos
deliberados de los bancos centrales de anclar las tasas de largo plazo, los
márgenes bancarios se encuentran tan apretados que en muchas ocasiones no
cubren los costos (operativos mas los de regulación) de la operación normal. Casi
cualquier acción bancaria en este momento se encuentran cercana a los niveles vistos
durante la crisis de 2008-2009, hay algunas incluso por debajo de ese nivel,
reflejando el pesimismo de los inversionistas respecto de la habilidad de los
bancos de hacer dinero.
Las tasas mínimas que llegaron en 2008 y
que no se han ido, quizá algún día sean cosa del pasado y los márgenes
“normales” podrán regresar para los bancos sobrevivientes. Pero el efecto que
el internet está teniendo y tendrá sobre el modelo bancario quizá sea más
peligroso y permanente que las tasas bajas.
Si los bancos no existieran habría que
inventarlos. Los bancos existen por una razón muy sencilla: porque los
ahorradores y los que invierten no se conocen. Los bancos son intermediarios
entre los millones de ahorradores y las miles de empresas que piden dinero para
invertir, los cuales no se conocen. Hasta ahora.
La internet y las nuevas tecnologías han
hecho posible que la mano invisible sea visible. La facilidad con la que
aquellos que necesitan invertir y el público ahorrador se conozcan sin
necesidad de un banco en medio queda patente con el boom del llamado “crowd
funding”, en donde los ahorradores y los inversores se conectan de manera
directa y eficiente, en donde los ahorradores pueden incluso escoger aquellos
proyectos que quieren financiar y no como ahora, en donde nuestros ahorros no
pueden identificarse con algún proyecto en particular. El crowd funding ha
crecido de una manera explosiva en los últimos años, y las condiciones para que
se convierta en una solución alternativa a la banca están puestas y
probablemente vaya a convertirse en una solución predominante en las próximas
décadas, circunvalando a los bancos quienes no aciertan en este momento a
reaccionar ante un fenómeno que básicamente implicaría su desaparición…en el
largo plazo.
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