Hace algunos años mi tía Magui argüía con su amiga
Tere lo absurdo de un sueño que ésta había tenido la noche anterior. Tere
riendo le contestaba que era su sueño, y que ella podía soñar lo que quisiera.
Por supuesto que Tere tiene razón, para eso sirven los sueños. El sueño hace
realidad por algunas horas lo que no nos es posible en el mundo. En sueños
Bernie Sanders gana la presidencia; en sueños vivimos en el paraíso; en sueños
yo he estado con Sofía Loren joven; con Briggite Bardot; con Meche Carreño.
Por eso este brevísimo poema de Ezra Pound me ha gustado
y divertido siempre. Pound hace un poema sobre lo difícil que es lograr el
ideal de belleza física y moral, la noción arcana de la hermosura. Tal es
el significado de la palabra Kalón.
La búsqueda de Kalón: la belleza, el orden,
el principio apolíneo del mundo, fue una constante no sólo literaria, sino
mística y vital para el orate de Pound. Tan caro le costó que lo acercó
al fascismo y lo dejó en la locura y el alineamiento del mundo. Tanto
deseó alcanzar ese ideal, que incluso en sueños lo buscaba.
Pero este es una muestra maravillosa de que el poema casi
nunca dice lo que el poeta quiere decir, sino lo que el lector puede. La
primera vez que leí hace muchísimo años éste epigrama pensé inmediatamente que
era dedicado a una mujer. Pobre Pound, pensé, anda detrás de la morra y ésta ni
en sueños lo pela. Imagínense la frustración: ni en sueños siquiera ella lo
voltea a ver, y le envía sólo a sus doncellas.
La frustración quizá sea la misma: ya sea que el poeta ni
siquiera en sus sueños alcance el ideal de belleza como escribió Pound; o
que una morra no lo pele ni en sueños como durante muchos años creí yo que este
poema significaba. El sentimiento de frustración ha de ser parecido, aunque
nunca abandonaré esa primera lectura: que la morra que te encanta no te pele ni
en sueños ha de ser mucho más intenso que no acceder al ideal platónico de
belleza.
To Kalón
Even in my dreams you have denied yourself to me
and sent me only your handmaids
A Kalón
Hasta en mis sueños te me has negado
y me envías tan sólo a tus sirvientas
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