Para bien, los últimos dos años han sido peculiares para la economía de los Estados Unidos y, por lo tanto, para la del mundo. Desafiando todo pronóstico, el consumo y la inversión de ese país han soportado el costo financiero más alto de los últimos cuarenta años y han seguido expandiéndose a un ritmo tan poderoso que han arrastrado consigo a la economía internacional. Pero los últimos datos sugieren cierta fatiga, lo cual es entendible, pero lo importante es saber si son síntomas de recesión, o de moderación en el crecimiento.
Los Estados Unidos surgieron de la pandemia con su economía super cargada por estímulos monetarios y fiscales inusitados, lo que significó que las familias y las empresas contaban con niveles de riqueza e ingresos elevados que se volcaron al gasto y consumo una vez que se relajó el confinamiento.
Quizá lo anterior sea lo que explique por qué la economía ha podido continuar su expansión robusta en medio del alza de tasas de interés más agresiva de las últimas cuatro décadas. La última vez que el banco central de Estados Unidos, la Fed, subió sus tasas, la economía y los mercados apenas resistieron: en 2018, la Fed tuvo que recular al llevar las tasas al uno por ciento. En este ciclo las tasas pasaron de cero a 5.5 por ciento, pero la economía ha continuado su rotunda expansión.
Los historiadores económicos nos dirán dentro de algunos años qué fue lo que ocurrió. Por qué la economía mundial, jalada por la de Estados Unidos, pudo desafiar el alza en las tasas de interés sin agotarse. Por qué la recesión más anticipada de la historia no se materializó ( o demoró tanto en llegar).
Eso lo sabremos en algunos años, pero por ahora vivimos un bendito acertijo de una economía expandiéndose, con inflación a la baja, tasas de interés inusualmente elevadas y mercados financieros que, si bien volátiles, cumplen holgadamente su función de proveer de financiamiento a la economía global.
Pero la economía es muy severa, y hay que cuidarse mucho de no entusiasmarse y pensar que los milagros existen. Las elevadas tasas de interés de Estados Unidos, más temprano que tarde, cumplirán su función de moderar el consumo y la inversión, reflejándose en mercados laborales menos dinámicos.
Lo anterior parece estar ocurriendo ya, pues los datos más recientes, los de empleo en Estados Unidos del mes de julio, mostraron un dinamismo sensiblemente menor a lo esperado. Dentro de quince días el departamento de estadísticas laborales (BLS) publicará las cifras de agosto, las cuales serán cruciales para dilucidar si la expansión continúa con su sólido ritmo, o si hay una moderación que incida en la perspectiva de la política monetaria de la Fed en los meses siguientes.
Luego de la publicación del dato de empleo de julio, más débil de lo esperado, los mercados financieros se hundieron por temor a un estancamiento. Pero una serie de datos, que mostraban una continuada expansión, lograron alegrarlos de nuevo. No es de extrañar que los mercados les crean a las mejores cifras, su naturaleza es alegre y bullanguera.
Pero vale la pena remarcarlo: las cifras laborales son las más oportunas e importantes de una economía. Las ventas minoristas, las encuestas empresariales, o los datos de confianza del consumidor, no cuentan con la profundidad de las cifras provenientes del mercado laboral. Si el empleo muestra signos de moderación, será cuestión de tiempo para que el resto de las variables se alineen a lo que muestra el mercado de trabajo.
Existen muchos factores detrás del dinamismo económico estadounidense, más allá de las transferencias realizadas en la pandemia. La inversión física está propulsada por la necesidad de las empresas de adaptarse a la inteligencia artificial; la inversión en fábricas está resurgiendo debido al desplazamiento de la producción fuera de China; la expansión del gasto público en ese país ha alimentado la demanda de múltiples sectores; y el dólar fuerte ha impulsado el consumo de bienes importados para beneficios de los mayores socios comerciales de ese país.
Los próximos datos del mercado laboral, sin embargo, muestran que estamos cerca de una encrucijada, en la cual la expansión económica muestraría signos de importante modulación. De confirmarse, seguramente incidirá sobre la trayectoria de la política monetaria de la Fed, lo cual tendrá una influencia muy importante sobre las divisas, las tasas y los flujos de capital hacia el resto del mundo.
La tasa de interés de los Estados Unidos es la variable más importante de la economía global, es la referencia con la cual inversionistas, familias, empresas y gobiernos toman decisiones de mediano y largo plazo, por eso es tan relevante analizar lo que ocurre alrededor de las decisiones de su banco central.
Siempre es un reto dilucidar lo que ocurrirá con las tasas de interés en los Estados Unidos, pero pocas veces como ahora ha sido tan complejo, pues la multitud de factores que se entrelazan para explicarlas nunca había sido tan misteriosa.
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