Hace unos meses Geney Beltrán y Nadia estuvieron en casa, cenando y platicando. Yo le pregunté entonces al Geney cuál había sido su "Educación Sentimental", cuál había sido su ruta para llegar a ser un escritor y un crítico. Su respuesta fue una detallada bitácora de cada peldaño pisado.
Poco después, leí el texto "La Ciudad Sin Racine" y me dí cuenta que esa noche, la respuesta del Geney era la transcripción, en formato de conversación, de ese deslumbrante y bello ensayo.
Acabo de comprar y estoy leyendo "El Sueño No Es Un Refugio Sino Un Arma" el primer libro de ensayos de Geney Beltrán, y en el que se incluye "La Ciudad Sin Racine", entre otros textos de igual o incluso mejor manufactura. No es porque sea mi amigo pero no exagero nadita al decir que estamos ante uno de los ensayistas más inteligentes de lengua castellana. Pero también ante un estilista.
Por lo general quien escribe ensayo considera que la prosa es lo de menos y que lo importante es el argumento y su desarrollo. En la mayoría de las veces, el ensayo y el estilo literario parecen estar reñidos. No debería de serlo por supuesto: el padre del género, Montaigne, era un virtuoso, y en México tenemos a dos de los mejores estilistas: el primer Carlos Fuentes, y por supuesto, el arbiter elegentarium: Octavio Paz.
Recomendar un texto a alguien que por casualidad, costumbre, masoquismo o inocencia pasa por este blog es una suerte misteriosa. Apollinaire comenzaba un poema diciendo "Al fin tengo derecho a saludar a quienes no conozco". El cyber espacio hace aún más oscura la distancia entre el escritor y el lector. Un libro parece ser una extensión de la mano del escritor, tocada por su lector. En el cyber espacio esa mano se diluye.
A esos vagos lectores que pasan por aquí quisiera decirles que consigan (de preferencia comprado, para premiar su esfuerzo) este poderoso libro de Geney Beltrán. Saldrán de él más sabios, no necesariamente más felices (pues la rabia a veces salta por sus páginas) pero si con la sospecha de que ha llegado el heredero.
3 comentarios:
NO TE EQUIVOCASTE CON LOS SECUESTRADOS, ASÍ QUE TE HARÉ CASO NUEVAMENTE ESPEREMOS SEAN 2 ACIERTOS SEGUIDOS.
SALUDOS
Este no es el primer libro de ensayos de Geney, es el tercero, antes había escrito El biógrafo de su lector (ganador del premio nacional de ensayo joven José Vasconcelos) e Historias para un país inexistente, que contiene algunos de los ensayos contenidos en el El sueño...
También antologó junto con Verónica Murguía El hacha puesta en la Raíz.
Coincido, es un libro estupendo. Nada complaciente y visceral, porque podremos incluso no estar de acuerdo con algunas posturas del ensayista, pero su apuesta es horadar la página, convocarnos a la discusión.
Un abrazo.
Nadia Villafuerte.
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