En algún momento de inicio de los 70s, el folklorismo y el ranchero se dieron la mano, y creyeron incluso algunos encontrar en el maoismo tropicalizado un corpus completo: ideología, música, política y acción.
Esa curiosa fusión ignoró un hecho central de la música ranchera: el mariachi es un género transpolítico, ligado a los polos extremos del trabajo y a la fiesta, sin tiempo para la reflexión ideológica. Es una música de milpas y de cantina, no de salones y recintos.
De esos años sin embargo, hay grandes ejemplos de ranchero: Amparo Ochoa, Óscar Chávez cuando él quiere, y ya en las postrimerías de ese aliento, Eugenia León y hasta Guadalupe Pineda.
Pero para mi, la figura central de ese ranchero folklórico que entre otras cosas buscó reinterpretar viejas canciones, es mi queridísima y muy admirada Tehua.
La queretana, criada en San Miguel de Allende, cantaba el ranchero como nadie lo ha cantado: en los linderos de una soprano, como un lamento triste y lánguido. Para un género acostumbrado al bravío de la Beltrán y de la Villa, al azote de la Tariacuri, a lo arrabalero de Chayito Valdez, el susurro exquisito de Tehua pareció siempre fuera de lugar.
Y es esa calidad de extranjería, de no pertenencia, lo que hace de Tehua una cantante fundamental del ranchero. No podemos darnos el lujo de ignorar su diferencia, sería imperdonable no darle a esa excepción, su carta de naturalidad en esta casa común que es el ranchero.
Aquí se las dejo, con mi canción favorita de “Tata” Nacho: La Borrachita
Esa curiosa fusión ignoró un hecho central de la música ranchera: el mariachi es un género transpolítico, ligado a los polos extremos del trabajo y a la fiesta, sin tiempo para la reflexión ideológica. Es una música de milpas y de cantina, no de salones y recintos.
De esos años sin embargo, hay grandes ejemplos de ranchero: Amparo Ochoa, Óscar Chávez cuando él quiere, y ya en las postrimerías de ese aliento, Eugenia León y hasta Guadalupe Pineda.
Pero para mi, la figura central de ese ranchero folklórico que entre otras cosas buscó reinterpretar viejas canciones, es mi queridísima y muy admirada Tehua.
La queretana, criada en San Miguel de Allende, cantaba el ranchero como nadie lo ha cantado: en los linderos de una soprano, como un lamento triste y lánguido. Para un género acostumbrado al bravío de la Beltrán y de la Villa, al azote de la Tariacuri, a lo arrabalero de Chayito Valdez, el susurro exquisito de Tehua pareció siempre fuera de lugar.
Y es esa calidad de extranjería, de no pertenencia, lo que hace de Tehua una cantante fundamental del ranchero. No podemos darnos el lujo de ignorar su diferencia, sería imperdonable no darle a esa excepción, su carta de naturalidad en esta casa común que es el ranchero.
Aquí se las dejo, con mi canción favorita de “Tata” Nacho: La Borrachita
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