La pendiente de la curva de plazos solía ser uno de los rincones más esotéricos de la profesión económica. Entre los economistas incluso, pocos la conocían. Hasta que en los finales de los años ochenta y la década siguiente, la academia comenzó a darse cuenta de varias propiedades de la curva. Una de ellas es desconcertante: cuando se invierte, sobreviene una recesión. Y el viernes pasado la curva se invirtió en Estados Unidos por primera vez desde 2007.
La otrora misteriosa pendiente de la curva se ha convertido estos días en un reality show. En los canales financieros y en los medios financieros el viernes todo el mundo estuvo pegado al monitor hasta que ocurrió. Por primera vez desde que en 2007 la curva predijo la espantosa crisis de 2008-2009, su pendiente se invirtió: el bono de dos años paga una tasa mayor que el bono de 10 años.
Hace unas décadas nadie conocía esa correlación, y fue solo hasta que el profesor Campbell R Harvey defendió su tesis en la Universidad de Chicago en 1986, en donde establecía esa peculiar y poderosa cualidad de la pendiente de la curva de plazos de los Estados Unidos, que poco a poco, los economistas académicos, los especuladores e inversionistas después, seguidos por los medios especializados, y al día de hoy incluso los políticos y legos, gradualmente fueron conscientes de dicha magia.
Quizá este lunes la curva se enderece y la ominosa señal desaparezca. Lo que la estadística muestra es lo siguiente: que si la curva permanece invertida un promedio de 10-20 días, entonces, en los próximos 12 o 18 meses, sobreviene una recesión económica en los Estados Unidos (con lo que eso nos significa, a nosotros y a todos).
Hay muchas razones que pueden explicar esa habilidad mágica de la pendiente de la curva de plazos: Harvey suele decir que cuando los inversionistas pronostican una recesión buscan invertir en el activo más rentable ajustado por riesgo, del mercado: el bono de 10 años. Esa demanda extra sube el precio de dicho bono y aumenta su precio, reduciendo su tasa lo que conlleva a la inversión de la curva.
Al invertirse la curva los bancos dejan de prestar a las empresas y familias. Como el negocio del banco es financiarse ellos a corto plazo a tasas bajas y prestar a largo plazo a tasa más alta, al invertirse la curva el negocio bancario desaparece y el crédito se seca, enviando a la economía a la recesión.
En 1986, y hasta mediados de los noventa, la Fed y los bancos centrales no conocían, y/o no ponían atención a la curva y su pendiente. Hoy, la Fed, los mercados, los inversionistas, los mercados, esta columna y sus veinte (perdón Catón) lectores, conocemos y vemos cada movimiento de la curva como si se tratara de reality show de las Kardashian.
La pregunta aquí es: dado que la Fed y todos, ya sabemos qué va a pasar cuando la curva se invierte, ¿podemos hacer algo al respecto y evitar que pase? Dado que la curva se invirtió, podemos hacer algo para que la tasa del bono de 10 años suba y la de 2 años baje y así revertir la inversión de la pendiente? ¿o la inversión de la curva es como recibir la noticia de un cáncer fulminante: no hay nada que hacer mas que esperar resignados el desenlace?
Personalmente el modelo de Harvey siempre me ha fascinado. Es lo más parecido a la mano invisible de Adam Smith en acción: nadie mueve a esa curva y su pendiente. Nadie dirige su inversión y sin embargo, cada vez que se invierte anticipa una recesión, y cada recesión fue precedida por una inversión: de veras que dan ñáñaras.
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