Los mercados de bonos del mundo, incluyendo los de México y los de Estados Unidos, se están comportando como si una recesión económica estuviera cerca: la tasa más importante del mercado, la del bono de 10 años de Estados Unidos, ha venido cayendo y está cotizando en su nivel más bajo en 15 meses (cuando la tasa estaba subiendo). En muchos mercados de Europa las tasas negativas han regresado, y en Oceanía estamos viendo tasas mínimas históricas. ¿Tiene razón el mercado y debemos prepararnos para una recesión?
El mercado es el promedio de las opiniones de quienes compran y quienes venden. Por cada vendedor de un bono que quiere liquidez porque piensa que viene una recesión, hay un comprador que ve una buena oportunidad en ese nivel de tasas. El promedio de esas opiniones es lo que vemos cuando decimos que “el mercado está apostando por una expansión (o por una recesión)”. Pero los mercados pueden equivocarse, y lo hacen con bastante frecuencia de hecho.
En el año 2000, en el año 2007, los mercados accionarios pasaron en muy poco tiempo de apostar por un mundo perfecto y esplendoroso, a un escenario catastrófico. No vayamos muy lejos, hasta noviembre pasado el mercado estaba apostando por al menos dos alzas adicionales para las tasas de interés de corto plazo en Estados Unidos y en el mundo y hoy, apenas tres meses después, la apuesta es la contraria y algunos segmentos del mercado avizoran ya dos recortes de tasas en los próximos meses.
Ante tal esquizofrenia: ¿cómo tomarse en serio al actual mercado de bonos, que parece estar proyectando una recesión mas o menos extendida de la economía global?
La respuesta es: dependerá de los datos que veamos, y el más importante de ellos será la cifra de empleo del mes de marzo en los Estados Unidos.
Este próximo viernes la oficina de estadísticas laborales (la BLS) de los Estados Unidos, publicará los datos de empleo de este mes. El dato es extremadamente importante por su calidad, por su oportunidad, y en esta ocasión, por su relevancia. El dato del mes pasado fue muy malo, mostrando 80 mil nuevas nóminas no agrícolas, en comparación con las 180 mil que esperaba el consenso del mercado.
Cuando salió el dato el mercado tomó una decisión curiosa: ignorarlo. Buscó todas las explicaciones posibles para convencerse de que el dato era una anomalía, causada por factores técnicos, y que el siguiente dato (el de este viernes) mostraría al mercado laboral estadounidense recuperando su pujante dinamismo. Las bolsas se tranquilizaron con ese argumento y volvieron a trepar y subir.
Pero si bien las bolsas ignoraron el mal dato de empleo de febrero, los mercados de bonos comenzaron gradualmente a bajar las tasas y a reflejar un pesimismo que contrasta con el optimismo renovado del mercado de acciones
Por eso el dato de este viernes es tan importante. Las cifras en Europa (en Alemania sobre todo) han sido preocupantes, y aunque en China el viernes las cifras de manufacturas fueron alentadoras, el promedio de los datos han sido sesgados a la baja. Si los datos de empleo del viernes son al menos tan malos como los de febrero, podemos decir que el mercado de bonos está en lo correcto, y las bolsas están equivocándose. Si las cifras regresan a una tendencia de 180 mil empleos o más, entonces validarán el optimismo del mercado accionario y los mercados de bonos se darán la vuelta y veremos tasas al alza.
La historia sin embargo muestra algo: el mercado de bonos es mejor predictor que el de acciones. Como el potencial de alza de un bono es teóricamente limitado, los inversionistas en bonos son más cautos y serenos. Como una acción su límite teórico es el cielo, es fácil ser optimista en acciones. Esperemos y veamos.
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