Lionel Messi se va del Barça. Más allá de los efectos deportivos, mediáticos, culturales y políticos que esta noticia implique: ¿la partida de Messi puede señalar implicaciones sobre la burbuja especulativa de los mercados?
El último medio siglo presenció el ascenso del futbol de un deporte europeo y sudamericano al mayor espectáculo del mundo. La FIFA es una de las mayores trasnacionales del mundo, y las ligas y equipos más competitivos comandan fortunas y poder político y cultural inigualables. ¿He crecido tanto la importancia del futbol que de dicho mercado podemos inferir tendencias hacia otras industrias y el resto de la economía?
El Barça no pudo firmar de nuevo al astro argentino porque ya no le alcanzó el dinero. Así de sencillo. Pero las razones que llevaron al otrora poderoso FC Barcelona a verse forzado a soltar al jugador que más lo identifica en el mundo, quizá denoten fallas que no son exclusivas del club, sino que podrían ser sintomáticas de otras áreas de la economía y de los mercados.
El Barça no genera ingresos suficientes ni para pagar su nómina. De hecho, en los últimos meses y quizá años, ha tenido que recurrir al crédito para cubrir su masa salarial. Cualquier negocio en esas condiciones tendría que cerrar sus puertas, pero el Barça, apalancado en la inmensa fama de Messi, podía proyectar ingresos irrefrenables al futuro que acababan convenciendo a los bancos que prestarle al FC Barcelona sería siempre un negocio seguro.
Pero entonces llegó el covid, y la pandemia ha conculcado el modelo económico del futbol, al desvanecer los ingresos provenientes de las entradas al estadio y el consumo en sus instalaciones, así como la publicidad asociada a los mismos.
De hecho, el futbol fue el deporte que mejor reaccionó a las restricciones impuestas por la pandemia. Supo activar los partidos sin espectadores y reanimar los ingresos televisivos, y logró reanimar los ingresos y mantenerse a flote.
Pero mantenerse a flote no es suficiente para los equipos más caros de este deporte, que dependen de expectativas infinitas de crecimiento, de ingresos exponenciales, de la promesa de ventas imparables por todo el mundo. Mantenerse a flote no es suficiente para equipos que dependen de la burbuja creada por la ilusión de ventas exponenciales. Lo que el Barça, el Real Madrid y los equipos ingleses requieren es de una burbuja especulativa, y es justo esa burbuja la que se revienta al no poder pagarle a Lionel Messi. Súbitamente los mercados de crédito se percataron que el otrora imparable mercado mundial del futbol es tan frágil como nuestras vidas sacudidas por el covid, y que la expectativa de ingresos que se multiplicaban cada temporada era irrealista. Al secarse el financiamiento el Barça tuvo que dejar ir a la leyenda argentina, quien seguro acabará en algún equipo que no requiera de crédito, sino que se financie con fortunas propias, como el Paris Saint Germain, financiado por los petroleros de Qatar.
Pero, así como el Barça pudo vivir de prestado, financiando un equipo de ensueño por muchos años bajo la promesa de pagar ese financiamiento con ingresos que no dejaban de multiplicarse, así centenas de empresas que cotizan en el Nasdaq y otros mercados. Así millares de proyectos inmobiliarios, energéticos, de infraestructura, start-ups y negocios de toda índole, podrían tronar en el momento en que el financiamiento deje de fluir como hasta ahora lo ha hecho.
La salida de Messi, y previamente de Cristiano Ronaldo del Real Madrid, son la muestra de que la Liga española, adicta como las grandes empresas de ese país, al crédito, no puede sostener su estrafalario modelo de negocios de comprar jugadores a precios cada vez más estratosféricos, que no se corresponden con la perspectiva de ingresos por muy espectaculares que éstos puedan ser.
El modelo inventado por Florentino Pérez, el mandamás del Real Madrid, con aquel equipo de “los galácticos”, es lo que está naufragando de manera espectacular, primero con la salida de Cristiano Ronaldo y ahora con la partida de Messi. La burbuja se he reventado.
La pregunta es si la suerte de la burbuja en el futbol podría extenderse al resto del mundo. Dada la enorme popularidad del deporte a nivel global, la partida de Messi ante la incapacidad de financiar su permanencia: ¿podría ser un síntoma de fracturas en la burbuja especulativa que, desde hace ya muchos años, ayuda a que el sistema financiero del mundo no se colapse?
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