Las cifras laborales de los Estados Unidos muestran un fenómeno que, en distintas proporciones, se observa también en casi todas las economías: muchos trabajadores que se confinaron al inicio de la pandemia no pueden, o no quieren regresar, disparando una dinámica que, algunos temen, podrían llevar a un incremento de los costos laborales, añadiéndose a los factores detrás de una inflación más terca de lo que se pensaba inicialmente. Es el misterio del trabajador desaparecido.
Las nóminas no agrícolas de los Estados Unidos tuvieron una pérdida acumulada de 22.4 millones de personas hasta abril de 2020, en el peor momento del confinamiento por la pandemia, cuando el mundo se encerró para tratar de evitar los contagios ante la ausencia de un remedio contra el mortal covid 19. De esos empleos perdidos aún faltan por recuperarse 2.5 millones, más las nuevas adiciones a la fuerza laboral que debieron de haber entrado en los últimos dos años. Se estima que la suma de esos dos grupos de trabajadores podría rondar los cinco millones de personas en los Estados Unidos.
Pero a pesar del dato anterior, la tasa de desempleo se encuentra ya muy cerca de los mínimos observados antes de la pandemia. ¿Cómo es posible que el empleo aún se encuentre a millones de personas de recuperar su nivel pre pandemia, mientras la tasa de desempleo se encuentre ya en niveles similares a antes del azote del virus?
La respuesta es inquietante, y muestra un cambio complejo en el mercado laboral que puede acarrear consecuencias duraderas sobre otros aspectos de la economía, notablemente la inflación.
Este caso de los trabajadores desaparecidos, que no se han reinsertado al mercado laboral tras dos años de pandemia, tiene varias posibles explicaciones.
La primera y mas triste es que la ausencia de algunos de ellos obedece a que fueron víctimas mortales del virus. Pero estadísticamente son una proporción pequeña. La segunda, sin embargo, es relevante, pues lo conforman aquellos trabajadores que sobrevivieron al covid, pero que no están físicamente en condiciones para regresar al mercado de trabajo. Ni siquiera están en condiciones para buscar empleo y por lo tanto no forman parte de la fuerza laboral activa. Aquellas víctimas de lo que los médicos llaman “long-covid”, parecen ser un factor importante en número y salud, y están restando varias centenas de miles de trabajadores de la fuerza laboral.
Otro segmento muy importante dentro de esos millones de trabajadores desaparecidos de la fuerza laboral está compuesto por aquellos que se encontraban cerca de su retiro cuando llegó la pandemia, y que aprovecharon el confinamiento para decidir su jubilación. Ese grupo consta de millones de personas y no regresarán más, pues la mezcla de riesgos de salud que aún persisten, más la posibilidad de recibir los beneficios económicos otorgados por los gobiernos para la población durante el confinamiento, los convencieron de ya no volver al mercado laboral.
Tales apoyos económicos, cuantiosos y generalizados, que sobre todo en las economías avanzadas, se otorgaron a millones de personas y empresas, son un factor importante en la ausencia de millones de trabajadores de la fuerza laboral. A millones que estaban cerca del retiro, ayudaron a anticipar su jubilación, pero a otros tantos, jóvenes y en edad de trabajar, los ha desincentivado de regresar al mercado, mientras tengan saldos disponibles para no regresar.
La tasa de ahorro en Estados Unidos y en muchas economías desarrolladas presentó un salto histórico durante la pandemia, y aunque se ha reducido desde entonces, millones de trabajadores tienen aún saldos suficientes debajo de sus colchones como para postponer su regreso al mercado laboral, máxime ante las olas intermitentes de nuevas variantes del covid que siguen diezmando poblaciones, especialmente aquellas no vacunadas.
Ese último factor, la terca pandemia que abre y cierra a las economías, pone también un límite al regreso de miles de trabajadores al mercado laboral, y mientras la inmunudad ante el covid no sea completa, seguirá habiendo trabajadores en sus casas que prefieran vivir con ingresos no laborales bajísimos, a aceptar el riesgo de regresar a la vida normal con el bicho rondando.
La pandemia ha sacudido al mercado de trabajo. Los datos muestran que millones de trabajadores no han regresado a la fuerza laboral, la mayoría de ellos calificados e importantes. Los economistas temen que este hecho tenga un efecto similar a la sindicalización masiva de trabajadores: un incremento en las remuneraciones de los trabajadores empleados que pueda presionar la dinámica inflacionaria de manera más duradera de la que se preveía inicialmente.
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