Si un extraterrestre llegara hoy a nuestro planeta, pensaría que el idioma español no tiene el fonema “erre”, y que proviene de una pequeña isla caribeña que a través de su música ha conquistado el mundo. Seguramente la música es la principal exportación de Puerto Rico, ese pequeño territorio de tres millones y medio de habitantes que desde hace un par de décadas está definiendo el idioma de casi quinientos millones de hablantes. El reggaetón subraya la importancia de las industrias culturales en la economía moderna y cómo el español tiene el potencial de ser un activo económico incomparable.
La digitalización de la música provocó un sisma colosal en la industria de la música, en donde el disco físico había sido la forma en que históricamente se construyó una de las grandes industrias modernas, la del entretenimiento. La desaparición del disco abarató drásticamente a la música, y autores y empresas tardaron décadas en encontrar la forma de recuperarse de la disrupción por la digitalización.
Los datos muestran que las ventas de la industria de la música global en 2020 apenas recuperaron el nivel registrado en 2001, en muy buena parte gracias al confinamiento de la pandemia. El sector ha tenido dos décadas perdidas en términos de ventas, pero la recuperación, luego de haberse hundido a su mínimo de 2008-2009, ha venido de la mano del “streaming”, en donde plataformas como Spotify venden descargas o suscripciones, y representan ya el 56 por ciento de la facturación de la industria, relevando el histórico rol que tuvo desde siempre la venta del álbum completo.
El advenimiento de plataformas comerciales como youtube y Spotify ha permitido que la industria de la música se estabilice. Si bien lejos del control que tenían cuando la música era muy difícil de reproducir, estos nuevos medios han logrado que una mezcla de ventas, suscripciones y publicidad recuperen parcialmente la diezmada rentabilidad de la industria.
La recuperación de las ventas de música es gradual, pero sostenida, pero tiene una peculiaridad geográfica: Latinoamérica es la región con mayor crecimiento en el mundo. El año pasado las ventas de música en la región crecieron 31 por ciento, contra el 16 por ciento en Asia, el 22 por ciento en Estados Unidos y Canadá, y el 15 por ciento en Europa.
A diferencia de la era del rock and roll o del hip hop, cuando las estrellas eran angloparlantes, las últimas dos décadas están marcadas por una arrolladora presencia de músicos latinoamericanos, especialmente hispanoparlantes, y concentrados en un género: el reggaetón, cuya máxima estrella, el puertorriqueño Daddy Yankee es uno de los artistas más populares del mundo.
El reggaetón es una de las más importantes razones detrás de la recuperación de la industria global de la música. Un ritmo poco complejo, pero sumamente adictivo, salido de los circuitos de hip hop y tropicales del caribe, especialmente en Puerto Rico, Dominicana y Colombia, el reggaetón es quizá el primer género verdaderamente global, dominando la música en internet bajo su nuevo formato de streaming y de publicidad pagada.
En la lista de los videos más reproducidos de youtube destacan por supuesto el mayor hit global: “Despacito”, del puertorriqueño Luis Fonsi, pero también El Chombo, Shakira, y el colombiano J Balvin. El único español de la lista es Enrique Iglesias, con un tema de música latina, “Bailando”.
Pero en la gran plataforma de la música, la sueca Spotify, cuyo streaming redefinió la industria de la música global, el músico con mayores ventas por dos años consecutivos es el puertorriqueño Daddy Yankee, superando a Taylor Swift, a los coreanos BTS, a Drake y a Justin Bieber.
México cuenta con grupos como Los Ángeles Azules o Christian Nodal, que sin estar en las ligas de Daddy Yankee, generan cientos de millones de ventas, y que serán una base para una expansión futura de la industria del entretenimiento, pues el español, el idioma común de quinientos millones de hablantes, se ha convertido en un fenómeno global gracias a las plataformas musicales, y se ha establecido como el más importante después del inglés. Las empresas culturales y de entretenimiento de Hispanoamérica tienen una gran oportunidad enfrente de ellas, para generar empleos, crecimiento y propuestas globales basadas en nuestra lengua compartida.
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