No es lo mismo que los bancos centrales de Chile, Polonia, Brasil y la República Checa se pongan firmes contra la inflación, a que lo mismo hagan la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el de Inglaterra, el de Suiza y el de Canadá. Como la reflación que estamos sufriendo proviene de un choque global, como pocas ocasiones en la historia económica, la respuesta monetaria está siendo global. Se tardó más de lo que debía, pero al fin, encabezados por la Fed, los mayores bancos centrales del mundo están haciendo lo debido ante un enemigo común: tener una estrategia común.
Es muy interesante ver cómo los bancos centrales de países emergentes reaccionaron con mayor oportunidad ante el repunte inflacionario. Prácticamente todos los de Latinoamérica y de Europa del este llevan hoy casi un año incrementando sus tasas de interés de referencia, anticipándose por varios meses a los bancos centrales líderes del mundo, quienes fueron, ahora lo sabemos con certeza, demasiado compacientes y tolerantes con una inflación que juzgaron transitoria al inicio, pero que acabó yéndoseles de las manos.
Pero la decisión firme de la Fed el miércoles pasado, de incrementar su tasa de interés en 75 centésimas, por encima de los 50 que la mayoría esperaba, muestra que ahora sí, la Fed no está jugando. Tampoco el Banco de Inglaterra, el cual subió en 50 centésimas su tasa, por encima de los 25 esperados, ni los suizos, que subieron también 50, el primer incremento en quince años.
Aceptado por su mismo presidente, la Fed se equivocó al juzgar como transitoria una inflación que ha sido más persistente de lo previsto, lo que resultó en una seria erosión de la credibilidad de los bancos centrales más importantes. Este error de cálculo hizo que sus tasas de interés en cero por ciento, junto con las inyecciones de liquidez intensas, utilizadas para evitar una depresión económica durante la pandemia covid 19, permanecieran vigentes por un tiempo mayor al necesario, alimentando una inflación que probablemente inició como un choque de oferta en varios sectores de la economía dislocados por las restricciones sanitarias.
Tardaron. Pero ya les cayó el veinte, ya se pusieron las pilas. En particular la Fed, al incrementar su tasa en 75 centésimas, también elevó su pronóstico de tasa para el cierre de año de 1.9 a 3.4 por ciento. Un incremento significativo que muestra la voluntad por recuperar el tiempo perdido en su combate contra la inflación.
Pero la Fed es tan sólo uno de múltiples bancos centrales que ahora, de manera resuelta, han roto las lanzas para parar el alza de precios. Con la peculiar excepción de China, Japón y algunos países del sureste asiático, prácticamente todos los bancos centrales del mundo están apretando sus condiciones monetarias con el fin de contener la escalada de precios. Es probable que tengan éxito, porque al actuar todos al unísono el endurecimiento monetario se potencia, es más efectivo.
En todo lugar, en todo momento, controlar la inflación implica costos en términos de empleo y de ritmo de actividad económica. Es inevitable. Por eso la mejor manera de evitar esos costos es cuidando que la inflación no se brinque las trancas.
Hay que estar muy atentos en las próximas semanas a los efectos potenciados del endurecimiento monetario de los grandes bancos centrales. En las economías más avanzadas el llamado “canal de transmisión de la política monetaria”, es decir, los efectos de un aumento en las tasas sobre la economía real, funciona muy rápido, así que quizá veamos pronto el efecto sobre los indicadores económicos más oportunos.
Pero como todos están actuando sincronizadamente, el todo será mayor a la suma de las partes. Dos más dos serán más que cuatro. El efecto total será más contundente que si actuaran por separado.
Como el choque de inflación no fue local, sino global, la respuesta es de la misma escala. La acción conjunta desatará una dinámica restrictiva difícil de calcular, pero su intensidad quizá sea mayor a la suma de los efectos individuales de cada país, pues nuestra economía global, extremadamente conectada, potenciará las restricciones como en 2020 potenció las expansiones fiscal y monetaria. La inflación será controlada. Comenzará a bajar en los próximos meses. Estemos atentos ahora a los efectos sobre las variables reales.
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