Dos días después de nuestra última colaboración, en la que subrayábamos la compleja coyuntura económica en China, el gobierno y el banco central de ese país lanzaron una oleada de incentivos monetarios y fiscales con el ánimo de apuntalar la decadente economía de esa nación, arrastrada principalmente por el desplome histórico de su sector inmobiliario. Las bolsas reaccionaron de manera contundente, presentando su mejor semana en muchos años, animados por la intensidad y amplitud de los estímulos. Pero la pregunta subsiste: ¿será suficiente?
El miércoles pasado el Banco Central de China (PBOC por sus siglas en inglés), lanzó un conjunto de medidas de expansión monetaria con el fin de apoyar los mercados y al sistema bancario y financiero de ese país, aquejados por los efectos de una economía{ia que crece muy por debajo del ritmo requerido para absorber su oferta laboral, y que sufren desde hace un par de años los efectos devastadores de la implosión de su gigantesco mercado de bienes raíces, el cual ha provocado quebrantos, cartera vencida y faltantes de capital en los bancos y financieras de la nación.
Las acciones del PBOC fueron acompañadas también por el anuncio de estímulos fiscales, si bien de menor calado, por parte del gobierno, pero que en su conjunto representan una inyección masiva de financiamiento y liquidez para la economía de una magnitud muy considerable.
¿Por qué la situación en China es tan compleja? Porque no es una crisis de flujo, sino de acervos.
Una recesión económica típica implica un mayor desempleo y por lo tanto menores ingresos, menores ventas y ganancias. Los empresarios suelen referirse a esta situación con frases como “falta liquidez”, “no circula el dinero”. Los trabajadores despedidos salen de sus empresas y se van a sus casas a buscar trabajo, y cuando lo encuentran están dispuestos a aceptar un salario menor que el que tenían con tal de trabajar. Pero mientras están sin trabajo, hipotecan su casa para tener dinero que les permita subsistir.
Pero cuando el valor de las casas está bajando, entonces el problema es mucho más complejo. El trabajador desempleado busca hipotecar su casa en lo que encuentra trabajo otra vez, pero esa casa cada vez vale menos, por lo que disminuye lo que pueda obtener de hipotecarla. Esta es conocido como una “recesión de balance”.
Pero si la casa donde vive se compró con crédito, entonces el problema es otro, pues esa casa es la garantía misma de la hipoteca, y al bajar de valor hay un problema que alguien tiene que pagar: o el trabajador tiene que compensar el menor valor de la garantía ante el banco, o como es más común, la caída en el valor de la garantía obligará al banco que la financia a poner más capital para compensar el menor valor de la garantía.
Un mercado de bienes raíces a la baja es muy doloroso para los bancos, los obliga a ponerle más capital al negocio, reduciendo drásticamente la rentabilidad esperada, y haciéndolos muy conservadores a la hora de extender nuevos créditos. Esta espiral negativa donde el menor valor de los bienes raíces restringe el monto del crédito, y eso a su vez refuerza la caída en el valor inmobiliario se conoce como un “apretón crediticio”, o “credit Crunch”.
Los “credit Crunch” no son inusuales en la economía, de vez en cuando algún país pasa de la euforia inmobiliaria al “credit Crunch”, provocando que la economía entre en un ciclo prolongado de bajo crecimiento debido al bajo dinamismo del crédito bancario y financiero. Japón en los noventa del sigo pasado es un ejemplo de ellos, o la dramática crisis de 2008-2009 puede ser un ejemplo.
Lo que está ocurriendo en China, ¿puede derivar en un “credit Crunch”? Es posible, y esa es la razón para la magnitud considerable del paquete de estímulos monetarios y fiscales. Las autoridades chinas están intentando detener una crisis de balance, un escenario en donde los precios de los activos se desinflan de manera continua, antes de que se extienda de manera definitiva en el resto de su economía.
Las recesiones de balance, es decir, aquellas en donde el precio de los activos, como los bienes raíces, las acciones en la bolsa, o la tierra, pierden valor, son muy complicadas de sortear, y necesitan de una mezcla muy agresiva de política monetaria y fiscal expansivas que pueden tener después derivaciones inflacionistas en algunos casos.
Cuando la economía estadounidense implosionó en 2008-2009 debido a la crisis inmobiliaria, la cual arrasó con el sistema bancario, la Fed se embarcó en el experimento expansivo más agresivo de su historia, inyectando liquidez en el sistema financiero en una magnitud desconocida hasta entonces.
Muchos piensan que China podría estar cerca de una crisis de balance, en donde la espiral descendiente de los bienes raíces arrastre consigo a bancos y a las familias. Esta es la razón por la que las autoridades respondieron con un arsenal impresionante de herramientas para enderezar los sectores afectados y evitar caer en una espiral deflacionaria.
La pregunta del primer párrafo subsiste: ¿Será suficiente para evitar el deterioro? La economía china es compleja y misteriosa. Difícil de leer y de analizar con precisión. Hay que preguntarles a los expertos sobre el tema para tener una visión más detallada. En estas dos entregas recientes lo que hemos querido hacer es compartir unas rápidas reflexiones sobre el tema.
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