Ben Bernanke, el Presidente de la
Reserva Federal (la Fed) , el Banco Central de los Estados Unidos, tiene un
serio problema de comunicación: quiere decir gimnasia, pero el mercado entiende
magnesia, y esa confusión, que parecería semántica, es económica, y puede
complicar la forma en que el mundo desarrollado saldrá de la larga depresión
económica en la que se encuentra desde el 2008.
En inglés, la confusión reside en
dos términos: tappering y tightening. Bernanke ha dejado claro que “estrechará”
el monto de compras trimestrales
que la Fed lleva a cabo en el mercado, esto es lo conocido como
tappering. Pero a pesar de que Bernanke ha sido explícito en que “estrechar” no
significa “apretar”, las tasas de interés de largo plazo en los Estados Unidos
han subido como si lo que Bernanke fuera hacer es subir sus tasas de
referencia, es decir, hacer tightenning.
La distinción entre “estrechar” y
“apretar”, entre tappering y tightening es sencilla entonces: “estrechar”
significa reducir el monto de compra de bonos de la Fed a los bancos, es decir,
reducir la inyección de liquidez de la Fed a los intermediarios financieros.
“Apretar” significa que la Fed incrementa el nivel de las tasas de fondos federales
y/o de descuento, que son las que rigen el costo de dinero de largo plazo y que
de manera indirecta, mueven las tasas de largo plazo y del resto de la
economía.
Bernanke entonces ha dicho que
estrechará, no que apretará, pero la respuesta del mercado ha sido dramática, y
el pavor que se ha desatado en el mundo ha debilitado el ímpetu de los mercados
accionarios, ha aniquilado a monedas de mercados emergentes como la Rupia, el
Real y en menor medida el peso mexicano, algunas de las cuales han caído a sus
peores niveles desde 2010.
Pero el efecto más pernicioso ha
sido sobre una de las variables más importantes de la economía global: la tasa
de interés de largo plazo, la de los bonos de 10 años, la cual ha trepado de
manera agresiva y alcanzado máximos desde julio del 2011, acercándose al umbral
del 3%.
El ritmo actual de compras de
bonos de la Fed a los bancos es de 85 mil millones de dólares mensuales. Tal
ritmo es insostenible en el mediano y largo plazo pero lo más importante es que
las señales de moderada mejoría en la economía de los Estados Unidos sugieren
que dicho monto puede reducirse en el corto plazo. Tal reducción en la talla de
las compras puede ocurrir en la reunión plenaria de la Fed de septiembre
próximo, con lo que comenzaría un gradual retiro de la ingente liquidez que el
banco central ha inyectado en el sistema bancario en los últimos cinco años.
Que el mercado interprete
estrechar como apretar, que reaccione a un estrechamiento de la liquidez como
una subida inminente de las tasas de referencia es un problema muy común en las
finanzas internacionales, un problema que aquejó por ejemplo a la política
económica mexicana durante muchos años: la no credibilidad.
Los mercados anticipan siempre.
Pueden acertar o equivocarse, pero anticipan siempre, lo hacen en cada momento
y con toda la información que digieren: si Bernanke está diciendo que
estrechará las compras de bonos, los mercados están previendo ya que en un
futuro apretará, subiendo las tasas de interés y al anticiparlo están subiendo
la tasa de interés de largo plazo y vendiendo las monedas de los mercados
emergentes.
No importa entonces que Bernanke
use palabras amorosas para tranquilizar a los mercados, los mercados están
anticipando que el estrechamiento de Bernanke será seguido de un apretón de las
tasas de interés y están anticipando esa siguiente etapa. No se están creyendo
que la Fed se limitará a reducir la talla de la inyección de liquidez, saben
que la siguiente estación es inevitable y que el fin de la época de dinero
barato, en algún momento de los próximos meses podría estar llegando a su fin
si no vemos una recaída de los índices de producción y empleo.
Los mercados han sido muy
complacientes, y no hay que culparlos, al gozar de los beneficios de toneladas
de liquidez que los bancos centrales han inyectado en el sistema bancario
durante los últimos cinco años. Tal época parece parecería estar llegando a su
fin, y lo que ocurrirá cuando dicha liquidez se repliegue es muy difícil de
preveer, pero las últimas dos semanas nos han dado una probadita de lo que
puede venir: caídas en monedas y bolsas de mercados emergentes, rebote de las
tasas de largo plazo, minusvalías en posiciones de fondos de pensión con
grandes posiciones en bonos.
Entrar en un período de exceso de
liquidez es relativamente fácil, pero salir es complicado: serán los bancos
centrales del mundo capaces de retirar la liquidez sin causar una disrupción
mayor de los mercados financieros en los próximos meses y años. Es difícil
saberlo, pero estamos a punto de enterarnos.
1 comentario:
Muy bueno e interesante su articulo!
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