La semana pasada vio el cierre del primer
semestre del año, y muchos hacen un corte de cómo han ido las cosas. Pero si
usted se dedica a vender petróleo entonces tuvo un mal semestre, pues luego de
alcanzar un máximo en febrero, lo que despertó entusiasmo y alegría respecto de
la capacidad de los productores tradicionales de petróleo para fijar precios,
el precio del barril se desplomó a partir de entonces y al cierre del semestre
se encontró más de 21% por debajo de ese máximo.
Detrás del desplome de los petroprecios
subyace un desarrollo asombroso: los productores de petróleo ya no son
únicamente aquellos que tienen campos, sino aquellos que cuentan con la
tecnología para exprimir pozos ya secos y dados por perdidos. Disponibilidad de
petróleo y tecnología, eso es lo que se necesita para producir hidrocarburos
estos días. Y lo que los mercados mostraron este último trimestre es que el
menos en el corto y mediano plazo, la tecnología es más importante que la dotación
de recursos.
Los ingenieros lo han sabido desde
siempre: un pozo seco no es tal, sino que el exprimir la última gota ha dejado
de ser económicamente viable. Pero de una década para acá los Estados Unidos
inventaron la tecnología para exprimir lo que quedaba en los campos viejos a un
costo casi tan competitivo como el que enfrentan los campos más jóvenes del
Golfo Pérsico y otras latitudes.
El efecto que la aplicación de dichas
tecnologías (shale oil) sobre el mercado ha sido tremenda: acabó alrededor del
2013 con un muy largo ciclo de precios altos incrementando la oferta disponible
y convirtiendo a los Estados Unidos en un exportador luego de décadas de ser el
mayor importador neto de crudo.
Los productores de shale oil
estadounidenses sacudieron al mercado petrolero en una forma inesperada e
inusitada, dejando perplejos a los tradicionales controladores del mercados
(países árabes, Venezuela, Rusia y Noruega) y despojándolos de las estrategias
que en cierta medida les habían servido para modular el mercado desde la crisis
de los setenta.
El flujo continuo e imparable de shale oil
al mercado enfureció al mayor jugador del mercado: Arabia Saudita, quien se
negó durante meses a recortar la producción y dejarle el mercado a los
mavericks estadounidenses que súbitamente se convirtieron en los grandes
exportadores. Arabia mantuvo los precios muy bajos durante un período muy largo
de tiempo con el fin de aplastar al shale oil, cuyos costos son mayores que los
suyos, hasta sacarlos del mercado. O eso creyó.
Si, en efecto, los shale oil, muchos, no
pudieron seguir produciendo con los precios bajos y salieron del mercado. Pero
muchos, los suficientes, aguantaron y se quedaron. Y una mezcla de tecnologías
mejoradas y apoyo financiero continuo les perimitió hibernar y sobrevivir. Y
cuando Arabia y sus aliados recortaron producción y los precios subieron, los
shale oil estaban allí listos para volver a producir, a menores costos, con
redes mas eficientes, y con el apoyo de los Republicanos.
La producción de crudo de Estados Unidos
se aproxima ya a los 10 millones de barriles diarios y Libia y Nigeria, que
redujeron de bombear debido a problemas políticos y técnicos, están regresando
al mercado, erosionando la capacidad de la OPEP para regular la oferta y
mantener precios altos.
Los inventarios de crudo no han hecho mas
que subir en los últimos meses, así que la única manera de acomodar la
producción extra será reduciendo los precios. Lo anterior significa una cosa:
que el mercado casi monopólico, modulado por la OPEP, ha sido fracturado casi
definitivamente por la disrupción tecnológica
El acuerdo petrolero de la OPEO concluye
en 2018, fecha en la cual aquellos productores que han contenido su producción
y que han visto cómo los vaqueros del shale oil les comen el mercado decidirán
si siguen contenidos o si por el contrario, bombean más petróleo de nuevo para
sacar al shale oil de sus dominios. Si eso ocurre entonces el precio del crudo
puede desplomarse de nuevo en el 2018, afectando las monedas de aquellas
economías que dependan de esa materia prima para sus balanzas de pago.
Lo impresionante es lo poco que duró este mercado
alcista y hasta dónde llegó. No se acercó remotamente siquiera al pico anterior
de los 100 dólares y no se extendió por más de un año a pesar de contar con el
apoyo de la OPEP y Rusia. El petróleo ya no es lo que era antes, sin du
1 comentario:
Bendición porque nos va a permitir disponer por unos años más de petróleo barato. Pero también es una maldición porque las reservas de esquisto son mucho menores que las reservas tradicionales de crudo y estos precios hacen inviable comenzar nuevos proyectos convencionales.
El resultado es que dentro de unos quince años se nos va a disparar de nuevo el precio del petróleo y no me extrañaría que esta vez supere los 150 dólares el barril. (A menos que surja una nueva revolución tecnológica energética pero no siempre la ciencia va a poder venir a salvarnos).
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