El dinero es una convención social. Es un
acuerdo. Cualquier cosa podría ser dinero: granos de cacao en Mesoamérica; los
cigarrillos en las prisiones; el oro y la plata históricamente; papel con un
sello del banco central. En tanto cumpla bien con dos funciones básicas: servir
como medio de pago y como reserva de valor, cualquier cosa puede ser dinero.
Incluso algo que no existe físicamente como los puntos que nos dan las
aerolíneas y últimamente el Bitcoin y otras monedas virtuales pueden ser dinero.
Mientras cumplan esos dos requisitos.
Para servir como medio de pago debe de
ocurrir un acuerdo social amplio. Muchas personas deben de intercambiar los
bienes y servicios que ellos tienen a cambio de ese dinero. Si una masa crítica
de actores están dispuestos a aceptar ese dinero y sus denominaciones, entonces
casi cualquier cosa puede ser dinero.
Pero la característica más importante del
dinero es la de servir como reserva de valor. El hecho de saber que si lo
guardamos no va a perder valor (y quizá lo gane). Es capturar el tiempo. Por el
dinero el tiempo no pasa, no lo desgasta. Es algo fantástico: es lo único que
crece con el tiempo, porque es capaz de capturarlo. Si algo es capaz de
conservar valor con el tiempo, es un buen candidato a ser dinero. Y si es reserva
de valor será más fácil que muchos lo acepten y funja entonces como medio de
pago.
Por eso los cigarrillos y el cacao son
malos como dinero: el tiempo los destruye y el valor desaparece con ellos. Por
eso los metales nobles como el oro y la plata han sido buenas reservas de
valor, su durabilidad les va bien. Pero algo que no existe físicamente no se
destruirá nunca físicamente y será por tanto una buena reserva de valor. Si
algo no existe físicamente nadie nos lo podrá robar, y no será costoso almacenarlo
y custodiarlo (como es costos guardar y custodiar el oro). El dinero virtual es
el mejor dinero: como no existe dura siempre, y prácticamente no cuesta
almacenarlo y cuidarlo.
¿Pero cómo hacemos dinero virtual? Para
que algo sea reserva de valor no sólo debe ser durable: debe ser escaso e
imposible de falsificar. Si es abundante pierde su valor, y si es falsificable
dejará de ser escaso. El dinero virtual debe ser como el oro: debe costar arduo
sacarlo de la mina. De hecho producir el Bitcoin y otras monedas virtuales se
llama “Data minning”. La oferta de dinero debe ser estable si se quiere que
este sirva como reserva de valor.
Vemos el Bitcoin y los Puntos de
aerolíneas. Ambas son difíciles de obtener: el Bitcoin depende de la resolución
de algoritmos y los Puntos dependen de qué tanto se viaje. Ambos son difíciles
de falsificar y de robar. Hay una diferencia: los Puntos de las aerolíneas
dependen de que las compañías aéreas no quiebren (y eso pasa con demasiada
frecuencia). Si usted está atesorando kilómetros en sus programas de lealtad
podrá usarlos para viajar, quedarse en hoteles, comprar electrónicos o ropa en
los comercios afiliados (¡sin pagar impuestos por el ingreso!), pero si la
aerolínea con quien acumula los puntos quiebra, sus preciosos kilómetros serán
menos que polvo en los anaqueles. Es un riesgo del emisor del dinero.
Bitcoin y otras monedas virtuales no tiene
el problema que tienen nuestros Puntos de pues no son emitidos por compañía
alguna. Bitcoin es como el oro: producirlo es arduo y complicado y cualquiera
que se encuentre oro tirado en el piso tiene dinero en sus manos. Es dinero que
no fue emitido por nadie: ni por un banco central ni por ninguna compañía, y
por tanto no tiene riesgo del emisor. Su fuente no quebrará nunca porque no
existe: es como el oro, la tierra no corre riesgo de quebrar.
Y es allí donde Bitcoin y sus congéneres
tienen su límite. Supongamos que el mundo se hace hipster y todas las monedas
desaparecen y acordamos quedarnos con Bitcoin como moneda: la consecuencia
económica de hacerlo sería regresar al patrón oro. Y la historia nos muestra
qué ocurre con ese modelo económico en donde la oferta de dinero es cuasi fija
como el oro: su ajuste es vía cantidades porque los precios son casi fijos, y
son proclives al desempleo y la recesión.
A las economías modernas les costó mucho
trabajo emigrar del patrón oro al dinero fiduciario actual, así que un mundo en
donde Bitcoin sea la moneda global es un regreso al patrón oro. Tal economía
sería un suicidio. Un retroceso brutal a los precios fijos y cantidades
flexibles.
Cuando el oro sueña, sueña con ser
Bitcoin: etéreo e invisible, es pura alma inexistente. Pero si Bitcoin no podrá
ser dinero de manera general como ya no lo es el oro, entonces será lo que si
es el oro: una materia prima valiosa. Una reserva de valor peculiar, una
mercancía cuyo precio se rige por la oferta y la demanda.
Bicoin será una materia prima, una
commodity peculiar. Contrario al oro, el cual pudo ser medio de intercambio
porque es buena reserva de valor, Bitcoin es reserva de valor porque ha sido
aceptada como medio de cambio. Todas las commodities tienen valor intrínseco,
sirven para algo además de ser valiosas. Bitcoin, la moneda de los Geeks, solo
vale en tanto medio de pago, no nos sirve para hacer joyas ni taparnos las
muelas. Y si es una commodity tendrá su ciclo: se disparará y se colapsará.
1 comentario:
El gran problema con el bitcoin y las demás criptodivisas privadas es que les están quitando poder a las monedas oficiales y por consiguiente es solo cuestión de tiempo para que los dueños del dinero ya establecido prohíban las criptodivisas, o más bien dicho derrumben a su competencia y se adueñen de ese mercado.
Por lo tanto es muy probable que la gran mayoría de las monedas virtuales que actualmente suben de valor de forma espectacular, en el futuro terminen por caer con la misma intensidad.
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