A los mercados le gustan los números redondos, suele decir mi maestro Raúl Feliz. Y lo que vimos la semana pasada es la constatación de dicho adagio. En la peor semana desde marzo de este año, el principal índice del mercado concluyó en un nivel 10.1 por ciento por debajo de su nivel máximo histórico registrado el 17 de septiembre pasado. Este nivel se supone que es importante porque es el marcado por la cultura financiera popular como “el nivel de corrección”.
Los financieros dicen que un mercado se encuentra en “nivel de corrección” cuando baja más de 10 por ciento respecto de su nivel máximo. Justo allí cerraron los mercados el viernes pasado, y los futuros de los índices muestran que el lunes los mercados seguirán hundiéndose, al menos en la apertura.
¿Por qué es esto importante? Además de porque una caída de más del 10 por ciento en los portafolios ya comienza a doler, la marca siguiente de acuerdo con la superstición financiera es una caída del 20 por ciento, el cual marca el inicio del muy temido “bear market”, o mercado bajista, el escenario más temido por los inversionistas porque típicamente representa un período prolongado de rendimientos negativos, o alternativamente, el inicio de una corrección muy severa de los mercados.
Aquí en este punto, en la franja entre la corrección y el mercado “bear” o bajista, es en donde intervienen tantos factores que dejan claro que la economía y las finanzas no son una ciencia, sino una disciplina borrosa, supersticiosa, y poco rigurosa, lindando con la psicología, la biología, el pronóstico del clima, el cubilete y la lectura de las sobras del café.
No haya nada científico ni riguroso en el hecho de que el mercado, al estar en “terreno de corrección” como amanece este lunes, vaya a rebotar o vaya a enfilarse hacia territorio bajista. Ningún economista o financiero medianamente serio se atrevería a pronosticar de manera inequívoca, hacia donde va el mercado, luego de diez años ininterrumpidos de alzas imparables. Lanzar u volada, leer, las líneas de la mano, o un horóscopo de una revista del corazón tiene tanta capacidad predictiva sobre los mercados para las próximas semanas, como el mejor modelo matemático del banco más sofisticado de Wall Street.
Dicho lo anterior, que no es mucho decir, lo que si podemos decir es lo siguiente: que la probabilidad de que los mercados sigan a la baja, acelerando su caída, es alta, pues la regularidad estadística de que a periodos largos de altos retornos le siguen períodos de bajos retornos, está muy enraizada en la historia de los mercados.
El modelo de comportamiento desarrollado por Robert Schiller, alrededor de su ratio precio/ganancias ajustado por el ciclo (P/E de Schiller), parece describir de manera adecuada la historia de los mercados: a una época prolongada de acciones caras, como la que hemos vivido los últimos cinco años, le sigue un período relativamente largo, de acciones baratas, medidos por el P/E.
Hay muchos indicadores preocupantes: los indicadores del sector financiero y de transporte están ya acercándose a zona de mercado bear. El alza de los índices de los últimos tres años se concentra en una conjunto de no más de diez acciones, con las restantes 490 acciones del S&P 500 teniendo un comportamiento bajista. Las tasas de interés de corto plazo han estado subiendo, afectando a aquellas acciones, como las tecnológicas, que son muy sensibles al retorno de corto plazo ofrecido por las tasas de interés.
Y luego está el tema de la curva de plazos, o la curva de rendimiento, de la cual nos hemos ocupado en este espacio de manera repetida en el pasado reciente. Excelsior ha sido prácticamente el único medio en México que de manera metódica ha estado advirtiendo al público inversionista local, y en español, de la importancia de vigilar los movimientos de la curva de plazos o de rendimiento, dado el efecto que tiene sobre la economía y los mercados.
El problema de que los mercados estén en “zona de corrección”, es que coincide con la inversión de la curva de rendimiento, lo cual en el pasado se ha correlacionado con recesiones y mercados bajistas. El nuevo gobierno y el Banco de México deben poner atención: si bien no hay nada escrito en piedra, las señales que está enviando el mercado son similares a algunas señales que ha enviado en el pasado, y lo que siguió después no fue de lo más agradable.
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