En este espacio hemos insistido desde hace tiempo en el riesgo que presentaban estos mercados que parecían un baño de burbujas: el petróleo, las criptomonedas, los bonos chatarra, las acciones marihuanas, todas resultaron ser lo que muchos sospechaban, burbujas especulativas que tronaron. Pero de octubre a la fecha la mayor de las burbujas parece estar reventándose: el mercado mismo. A diferencia de la horrible crisis del 2008-2009, en donde la burbuja estuvo muy focalizada, esta es mas ubicua, y parece estar reventando en etapas.
Luego de alcanzar un máximo histórico en septiembre, Wall Street tuvo un feo octubre, tuvo un alentador noviembre, pero está teniendo uno de los peores meses de diciembre de la historia en cuanto a rendimiento de las acciones y de casi todos los activos financieros.
A lo largo de varios meses en esta columna hemos tratado de comunicar la fuente del riesgo de lo que está ocurriendo. Hay varios responsables, pero el más importante es el retiro gradual, cuidadoso, pero inevitable, de la gigantesca expansión de liquidez que la Fed inyectó desde 2008 hasta el 2015-2016. Esto se traduce en tasas de interés más altas en prácticamente todo el mundo, y en menor liquidez en los mercados de dinero del planeta.
Sobre este riesgo madre han gravitado otros que han agravado la destrucción de valor que hemos visto de octubre a la fecha: el proteccionismo de Trump contra todos, especialmente contra China; el desplome de los precios del petróleo y su efecto sobre el petróleo shale; y los diversos problemas europeos como el Brexit y la cólera italiana contra la Eurozona.
Pero la matriz de riesgos anterior se ha complicado recientemente con la furia abierta de Donald Trump contra el jefe de la Fed, Jerome Powell. Justo en febrero de este año escribíamos (https://www.dineroenimagen.com/2018-02-05/95687): “Trump quizá piense que Powell se la debe, y si se le ocurre discrepar de la Fed y encabritarse cuando ésta siga subiendo tasas desfondando su precioso rally en los próximos meses, el mercado de bonos no tendrá piedad e izará las banderas rojas alertando a todos de que no va a permitir que el capricho populista arruine el delicado equilibrio del mercado.”
El desenvolvimiento reciente de los mercados parece haber validado nuestra advertencia de febrero, pero Trump parece ir más allá y varios medios financieros estadounidenses han reportado incluso la posibilidad de lo imposible: que Trump esté buscando la remoción del Jefe de la Fed, algo que no ha ocurrido nunca y que de materializarse (de veras, ojalá y no), introduciría en la ecuación un riesgo desconocido y difícil de valuar: el fin de la independencia de la Fed como la hemos conocido hasta hoy.
Trump ha expresado de manera grosera su oposición al ejercicio de la independencia del banco central. En su delirio megalómano quiere coartar dicha independencia, la cual es la piedra fundante de los mercados financieros globales. Todos los mercados del mundo funcionan bajo el supuesto de que la Fed, aunque el mundo a su alrededor se derrumbe, mirará siempre al largo plazo y velará por lo que es mejor para la economía y la moneda. Mas si osare un extraño Trump profanar con su planta el suelo de la independencia de la Fed, los mercados reaccionarían quizá de manera muy violenta, especialmente el mercado de bonos, el cual es visto siempre como el remanso de seguridad cuando los otros mercados caen, y que dejaría de serlo si Trump profanase a la Fed.
La bolsa mexicana ha perdido cerca de 14% en el año, y la instancia monetaria agresiva del Banco de México ha protegido al peso, el cual ha tenido en lo que va del año incluso una ligera apreciación frente al dólar. Los precios de los activos han caída fuerte, y la semana pasada cerró incluso con el índice más fastuoso del rally reciente, el Nasdaq, ya en territorio “bear”, un indicador que los inversionistas ven siempre con temor.
Hay que estar muy atentos: la Fed aún tiene uno o dos alzas de tasas en puerta, y si las ejecuta quizá la curva de plazos acabe por invertirse. Si eso ocurre los riesgos de recesión y de desplome de mercados aumentan, así que en ese escenario posible el mercado, que ya se puso feo, podría ponerse todavía peor.
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