Los datos oportunos del PIB del primer trimestre en México mostraron una economía sin crecimiento: en la comparación interanual la variación fue de +0.2%, mientras que la intertrimestral fue de -0.2%. ¿Cuál es la cifra adecuada para analizar el estado de la economía? Podemos decir que el ritmo respecto del año pasado sigue siendo positivo, pero que la tendencia de corto plazo no es favorable dada la inclinación respecto del trimestre anterior.
El tono general sin embargo, más allá de que en el margen la economía crezca o no, es el bajo dinamismo de la actividad, en especial del sector secundario de la economía (manufactura, construcción, minería, energía), que decreció 2.1% respecto del año pasado; la ambigua situación del sector servicios, que representa el mayor peso dentro de la economía y que logró apuntalarse 1.0% respecto del año pasado, aunque cayó 0-2% respecto del trimestre anterior; y por último, y como lo hemos notado aquí en este espacio, el sorprendente dinamismo del sector primario, que crece en ambas comparaciones y brinca 5.6% respecto del ejercicio anterior.
Pero la dinámica de los datos muestra un dato que debe de preocuparnos. Aunque las cifras son oportunas, y dado el pequeño margen de variación, no sería raro que en las revisiones finales de las cifras la estadística de la vuelta y podamos incluso ver cifras ligeramente positivas, todo parece indicar que marzo fue un mes muy severo para la economía nacional.
Las cifras del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), que es muy similar a un PIB mensual, de febrero habían mostrado un incremento de 1.1% respecto del año anterior, y un avance de 0.3% respecto de enero, con crecimiento uniforme en los tres sectores en la base intermensual. El Igae de enero habían también sido sólido, de +0.2% en base intermensual, y de +1.2% en la comparación interanual. Las cifras eran alentadoras luego de que en diciembre casi todos los datos habían mostrado debilidad aguda y hacían temer un inicio de año muy frágil. Pero no ocurrió: y por el contario enero y febrero fueron sensiblemente mejores a lo que se esperaba y parecía que la economía mexicana había doblado la esquina con paso sólido.
Pero el dato oportuno del PIB del primer trimestre, que muestra un estancamiento general, nos deja dos opciones: o las cifras oportunas serán revisadas al alza y acabaremos viendo un ligero crecimiento (posible pero poco probable); o es la señal de que marzo fue un mes sorprendentemente flaco para la economía.
Algunos datos apoyan la especie de un mes de marzo enclenque: en particular, las importaciones de bienes intermedios, que dominan el monto total de importaciones, y que en una economía re-exportadora como la mexicana, son un útil indicador de la actividad futura de corto plazo crecieron apenas 0.1% en marzo, luego de avanzar 5.2% en febrero y crecer 7.8% en enero. Las cifras parecen sugerir un parón súbito de la economía en marzo, quizá ligada a los primeros atorones del flujo de importaciones en la frontera. Las importaciones de bienes de consumo cayeron 0.5% en marzo y las de bienes de capital quedaron sin movimiento respecto del año anterior.
Las cifras son aún más preocupantes si consideramos que marzo de este año tuvo más días hábiles que el mismo mes del año anterior por el efecto de la semana santa, y es justo lo que marca la diferencia entre las cifras brutas y las ajustadas por estacionalidad.
Si el parón de la economía que vimos en marzo está ligado al estrangulamiento de la frontera que sufrimos en mediados de marzo y abril, entonces quizá veamos un repunte significativo de las cifras en abril y mayo, una vez que el flujo fronterizo se haya normalizado
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