sábado, 17 de octubre de 2020

Volando Bajo: Las Aerolíneas Aún Por Los Suelos

Warren Buffet dijo una vez: “La industria aérea ha tenido un último siglo muy difícil”, resumiendo en una magistral frase lo difícil que es, desde el punto de vista de los inversionistas, el sector de la aviación. Dicha industria está sujeta a muchísimos factores: precios del petróleo, vaivenes del turismo, y si, pandemias globales como la que no dejamos de sufrir. Tras el estallido de la pandemia de covid la industria se desplomó como nunca, y aunque su recuperación ha sido notable, la perspectiva sigue siendo endiabladamente complicada.

El desplome en las acciones de las principales aerolíneas fue inmediato conforme un país tras otro se metía a una ardua cuarentena, y aunque a finales de marzo repuntaron efusivamente tras el anuncio de millonarios planes de rescate, el nivel en que operan las acciones de las principales compañías de aviación son apenas superiores a los mínimos vistos a inicios de abril.

En general, el valor de las acciones de las empresas de aviación se encuentra a un tercio del valor que tenían en los inicios del año, a pesar de haber reportado casi un cincuenta por ciento de su nivel mínimo de abril. Lo anterior representa una destrucción de valor cataclísmico, a la cual las empresas han sobrevivido sólo con la ayuda de recursos masivos por parte de los gobiernos, pues aquellas que no han recibido apoyos emergentes (Avianca, Latam y Aeroméxico por ejemplo), han tenido que acogerse a la bancarrota para negociar con sus acreedores.

A finales de marzo, tras el anuncio de los masivos apoyos fiscales y monetarios, y con las primeras promesas de inminentes vacunas, las aerolíneas despegaron en falso y tuvieron un despegue entusiasta que duró dos semanas, antes de estrellarse de nuevo en abril.

De allí en adelante el mercado aéreo ha experimentado una secuencia de falsos despegues seguidos de aterrizajes forzosos que han dejado a sus acciones como a José Alfredo Jiménez: volando bajo, pues los inversionistas parecen estar convencidos de lo siguiente: lo peor ya ha pasado, pero quizá pase mucho tiempo antes que veamos una recuperación robusta de la demanda de servicios aéreos.

La respuesta a lo anterior es sencilla: mientras no exista una vacuna o un remedio generalizado para la población mundial, el turismo no se reactivará dado el riesgo de salud que implica el salir de casa y viajar.

Pero incluso cuando dicha vacuna ya haya sido aplicada, existe un factor que detendrá la reactivación completa del turismo: el empleo y los ingresos serán los últimos indicadores de la economía en recuperarse.

Quizá la alicaída (nunca mejor aplicado el adjetivo) perspectiva que los mercados vislumbran para las aerolíneas sea quizá justo la anterior: para las aerolíneas en particular, pero para el turismo y la industria de servicios de hospedaje en general, la solución de la pandemia es una condición necesaria, pero no suficiente para su recuperación.

Por definición, el asueto es el tiempo que nos damos cuando ya hemos cubierto lo necesario. Los niveles de desempleo, la pérdida de ingresos y la reducción en la facturación de la economía ha hecho que una parte significativa de la población tenga en estos momentos dificultades para cubrir apenas lo necesario, el turismo y el asueto son un lujo que no pueden darse, y cuando recuperen el empleo deberán de cubrir primero las deudas y los pendientes que dejaron durante el período que estuvieron sin trabajos e ingresos.

De nuevo Warren Buffet. Luego de décadas de reticencia, el legendario inversionista había amasado posiciones muy importantes en las cuatro principales aerolíneas de Estados Unidos. Cuando la pandemia azotó, Buffet se desprendió por completo de sus posiciones, solo para ver cómo rebotaban una semana después. Pero el tiempo le ha terminado por dar la razón, y deshacerse de esas acciones ha demostrado ser una decisión de inversión correcta.

Las aerolíneas son el eslabón más vulnerable de la cadena turística: el hospedaje, la diversión y el entretenimiento han sido también brutalmente afectados, pero algunas de ellas pueden tener alternativas: el entretenimiento puede sustituirse por plataformas remotas y es posible acceder vía terrestre a algunos lugares de hospedaje.

La industria de servicios e infraestructura aeronáutica enfrentan quizá un lustro de complicada e intermitente recuperación. Los próximos años serán aún difíciles en términos de viajeros, de ingresos y de financiamiento. Pero esta coyuntura eventualmente pasará, y el turismo volverá a llenar los cielos con viajeros que aprovechen los servicios de esta, la industria arquetípica de la globalización. 

 

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