Hoy la Fed de los Estados Unidos hizo lo que se esperaba, y un poco más: cambiará la composición de su hoja de balance y en lugar de comprar bills de corto plazo, comprará bonos de largo plazo, incluyendo (y allí estuvo la sorpresa), bonos hipotecarios.
El objetivo es claro: bajar las tasas de largo plazo, que sirven para reactivar la inversión, y bajar las tasas de créditos hipotecarios, para despabilar el cadavérico mercado inmobiliario. Ambas estrategias tienen un solo fin: reactivar a la economía que parece encaminarse a una segunda fase recesiva.
La reacción de los mercados fue contundente: todos los índices accionarios se desplomaron de manera dramática tras el anuncio, cayendo más del 2%. Los analistas van a decir que fue una toma de ganancias tras el alza poderosa de la semana pasada, pero es imposible no decir lo obvio: que los mercados no están muy convencidos de que las nuevas políticas funcionen.
A ver: si las empresas no invierten en maquinaria y equipo no es porque los intereses estén demasiado altos, es porque no hay consumidores porque e desempleo está muy alto. Y si las hipotecas no repuntan, tampoco es porque el dinero esté muy caro: es porque el desempleo está muy alto y ningún banco le va a prestar a un desempleado.
En otras palabras, cuando las tasas de interés están tan bajas, los esfuerzos para reactivar la economía bajándolas más suelen ser poco fructíferos. La política monetaria, cuando las tasas están muy bajas, pierde muchísima efectividad.
Lo que hay que hacer es reactivar la economía con infraestructura, con gasto público. Pero con estos niveles de déficit, y las calificadoras sedientas de degradar calificaciones, es muy difícil hacerlo.
Resultado: el mercado no está convencido que la Fed, por mucho que quiera, pueda hacer algo para rescatar la economía a estas alturas.
¿Los bancos van a prestar con esta nueva política? Los bancos piden prestado a corto plazo y prestan a largo plazo. Si la Fed baja las tasas de largo plazo, va a reducir la rentabilidad de los bancos y reducirá así los incentivos a expandir el crédito.
Difíciles años estos en que las tasas tan bajas dificultan, por un lado y por el otro, el mandato de la Fed de salvar el mundo. Veremos.
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