Cuando la economía opera con tasas de
interés cero o negativas, ocurre como los físicos dicen que pasa en los
agujeros negros: la realidad es distinta a la habitual, las leyes normales
dejan de aplicar y las cosas ocurren diferente. Una de las perplejidades más
misteriosas es la insensibilidad del consumo a las tasas demasiado bajas: en
ese contexto por más que se reduzcan, los consumidores parecen no responder.
Todos los modelos económicos
convencionales dictan que al reducir los bancos centrales las tasas de interés,
los incentivos al ahorro disminuyen y por lo tanto aumenta el consumo. Pero
durante los últimos siete años (o si estamos en Japón los últimos veinticinco)
tal mecánica parece no aplicar: los bancos centrales han rebanado las tasas de
interés hasta dejarlas en cero o por debajo de cero, y el consumo ha respondido
de manera extremadamente lenta, y en algunos casos incluso en sentido contrario
al previsto por la economía, produciendo uno de los más desesperantes acertijos
para economistas y funcionarios.
¿Qué está pasando? Abusando de la física y
de los hoyos negros, que son una singularidad en el espacio-tiempo, tomemos por
un momento a uno de los más famosos viajeros en el tiempo para tratar de
ilustrar una paradoja que quizá ayude a resolver el acertijo. Supongamos por un
momento que Marty Mcfly, el personaje de “Volver al futuro”, tiene la capacidad
de hablar consigo mismo viajando en el tiempo 40 años, que Marti Mcfly de 30
años y el de 70 años puedan comunicarse a través del tiempo.
Marty Mcfly de 30 años ha salido de la
universidad hace cinco años y ha conseguido un muy buen empleo, y viaja en el
tiempo para hablar con él mismo de 70 años y los dos se ponen de acuerdo en algo
muy importante: cuánto podrá gastar el Mcfly joven de tal forma que el Mcfly
viejo pueda pasar una vejez cómoda y dejar una herencia para sus hijos.
Pensemos que después de arrastrar el lápiz y dado que la tasa de interés en el
mundo de Mcfly joven es de 7.8%, y que el Mcfly viejo necesita para vivir y
dejar herencia al menos 10 millones de pesos, los dos acuerdan que el Mcfly
joven debe de ahorrar 500 mil pesos en ese momento para que el Mcfly viejo
cumpla su objetivo.
El Mcfly joven regresa a su tiempo y
piensa que si el banco central sube las tasas, entonces podrá reducir ese
ahorro de 500 mil pesos, pues con un mayor interés su ahorro llegará más rápido
a los 10 millones de pesos que necesitará el Mcfly viejo. Por ejemplo, si las
tasas se duplican a 15% y permanecen allí por 40 años, entonces para llegar a
los 10 millones en 40 años se requerirá tan sólo 38 mil pesos para cumplir el
objetivo del Mcfly viejo.
Pero el Mcfly joven también piensa lo
siguiente: que si el banco central baja las tasas de 7.8% a 3% los próximos 40
años, ¡entonces lo que tendrá que ahorrar cuando regrese de su reunión consigo
mismo en el futuro será de 3 millones!.
Aturdido y abrumado, el Marty Mcfly joven
se entera al aterrizar de nuevo en su mundo que el banco central, atrapado por
una crisis económica global y tratando de salvar al sistema bancario mundial, e
incentivar el gasto de los consumidores,
ha decidido reducir las tasas a cero por ciento. ¡Qué calamidad! Se
dice. ¡Para cumplir mi pacto con mi yo viejo tengo que ahorrar hoy 10 millones
de pesos, pues la tasa está en cero! ¡Cómo quiere este maldito banco central
que consuma más bajando las tasas si al bajarla me obliga a lo contrario! ¡A
aumentar mi ahorro para poder que el Mcfly viejo tenga un retiro cómodo, una
vejez saludable y deje a mis hijos algo de herencia! ¿Quieren incentivarme a
que gaste? ¡Con estas tasas tan bajas me están obligando a lo contrario, a
ahorrar mucho más para cumplirle a mi yo de 70 años!.
La paradoja ilustrada aquí tiene muchos
supuestos quizá irreales, y los cálculos son deliberadamente exagerados con el
propósito de echar luz sobre un aspecto muy importante que los economistas
conocen: los consumidores toman decisiones no sólo pensando en el hoy, sino en
el futuro. Cuando deciden cuánto dedicarán al ahorro y cuánto al consumo lo
hacen pensando, de alguna forma, en el hoy y en el mañana: en este momento en
que perciben ingresos y en el futuro en dónde se comerán sus ahorros.
¿será posible entonces que al bajar las
tasas a partir de cierto nivel, y por supuesto al llegar a cero, los bancos
centrales buscando incentivar el consumo y reducir el ahorro para impulsar la
economía, estén produciendo el efecto contrario debido a que los consumidores
planean su consumo a lo largo de su vida e incluso más allá de ella a través de
las herencias? Y si eso es así: ¿entonces la singularidad de tasas cero implica
que no sería tan descabellado subir las tasas de interés? Suena tan
descabellado, que habría que pensarlo.
1 comentario:
Teoría austriaca del ciclo económico..
La teoría austriaca del ciclo económico hace énfasis en que toda producción requiere tiempo. También transcurre tiempo entre el inicio de la producción y el consumo, por lo que se hace evidente la importancia que estos autores le daban al ahorro en relación con el tiempo en el que se invierte y la duración de dicha inversión. Esta relación será crucial en la forma en que los tipos de interés provocan cambios en la estructura de consumo de bienes de consumo frente a bienes de capital.3 Este ahorro procede de los ingresos no gastados de los agentes y, a través de los bancos, financia el proceso empresarial. Esta relación puede ser modificada por la autoridad monetaria con el fin de aumentar la actividad económica, produce una disminución del tipo de interés, lo que a priori consigue su objetivo. Sin embargo, esa nueva actividad económica financiada con bajos tipos de interés son realmente actividades que no se llevarían a cabo en situaciones normales; son actividades especulativas y que generan poco o ningún valor añadido. Esta nueva situación solo puede mantenerse en el tiempo si se mantienen los tipos de interés anormalmente bajos, lo que conduciría a una situación cada vez más complicada ya que nuevos recursos irán a parar a estas actividades especulativas. Por otro lado, si cesa la política de tipos de interés bajo, se producirá una pérdida de valor debido a que no es posible retirar todos los recursos asignados a los sectores poco productivos. Otro efecto producido por el aumento de la oferta monetaria es el aumento de la inflación, que cambia la relación entre los bienes de inversión y de consumo y añade problemas al sostenimiento de la política de tipos de interés bajo.
En otras palabras Von Misses plantea una subida de tasas de interés al inicio de la fase de crisis para estimular de forma natural el ahorro....
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