Si uno mira una gráfica del Dow Jones, o
mejor, del índice S&P 500, que incluya al menos los últimos sesenta años,
algo dramático puede observarse: los mercados de capitales después del horrendo
crack de la Gran Depresión de 1929 comenzaron un ascenso lento pero estable.
Con algunas excepciones la marcha ascendente era gradual pero consistente. Pero
a partir de 1990 algo pasa, y la subida comienza a acelerarse, las bolsas se
disparan de manera evidente. ¿Qué ocurrió? La caída de un muro. Así que quizá
valga la pena contar la historia ahora que Trump quiere levantar otros.
En noviembre de 1989 los alemanes del Este
derrumban a mazazos el infame Muro de Berlín, una horrible pared de concreto
que dividía no sólo la capital alemana sino al mundo en términos ideológicos,
económicos y comerciales. De un lado el libre mercado, del otro el estado
planificador. En ese sentido la consecuencia económica de la demolición del
Muro de Berlín no estuvo en Europa, sino en Asia: la incorporación del gigante
chino a la economía global, de la cual había estado recluida por motivos geopolíticos.
Con el fin del bloque soviético quedó una
sola visión para la economía global: los mercados abiertos, el fomento a la
competencia y el libre flujo de capitales. Este credo tuvo una consecuencia
inevitable: una vez que las fronteras geopolíticas fueron abiertas, y el
comerció se liberó, el capital movió la producción hacia las zonas de menor
costo, dejó en las economías centrales los segmentos de mayor especialización
y convirtió tendencialmente al planeta entero en un inmenso mercado común.
Quienes mejor jugaron el juego arriba
descrito fueron justo quienes inventaron las reglas: los Estados Unidos. Pero
así como en el football, el cual los ingleses a pesar de haberlo inventado, no
son hoy quienes mejor lo juegan, Donald Trump percibe (y se equivoca) que
equipos de menor rango le están ganando la partida a los Estados Unidos, y a
partir de ese diagnóstico propone una solución (a mi entender) falsa: levantar
muros, tanto físicos como económicos.
Lo malo es que, a juzgar por esa gráfica
sencilla del S&P 500, a los mercados no le gustan los muros.
Se puede discutir muchísimo sobre lo que
está detrás del cambio de tendencia que experimentaron las bolsas a partir de
1990, período que ha visto ya incluso un par de burbujas especulativas
escandalosas, pero que en promedio, ha producido un alza en las ganancias de
capital de los inversionistas como ninguna otra en la historia económica del
capitalismo.
Pero, personalmente tengo una hipótesis: que tal explosión de riqueza materializada en los mercados fue el resultado de la liberalización económica de las dos terceras partes de la geografía mundial y de su población (el bloque soviético, pero sobre todo China y la India), en conjunción con las tremendas ganancias de productividad del trabajo resultantes de las tecnologías de la información.
Pero, personalmente tengo una hipótesis: que tal explosión de riqueza materializada en los mercados fue el resultado de la liberalización económica de las dos terceras partes de la geografía mundial y de su población (el bloque soviético, pero sobre todo China y la India), en conjunción con las tremendas ganancias de productividad del trabajo resultantes de las tecnologías de la información.
Cuando las gigantescas ganancias de
eficiencia resultantes de la informática y la automatización encontraron fronteras
abiertas, expandiendo de manera espectacular los mercados, potenciando las
ganancias y realimentando así los incentivos para la innovación y el desarrollo
tecnológico, se creó un círculo virtuoso entre libertad de
comercio-innovación-ganancias que se reflejó en una casi vertical marcha de las
bolsas globales, encabezada por Wall Street, en donde se financian las empresas
más innovadoras del mundo.
Por lo anterior creo que el diagnóstico de
Trump y el remedio que está implementando puede ser muy peligroso. Levantando
un Muro físico contra México y una pared arancelaria contra China y los socios
con quienes sufre un déficit comercial, aumenta el riesgo de que el gran tónico
histórico de los mercados: los mercados abiertos, sea cancelado, y así como la
demolición del muro abrió los mercados y disparó a las bolsas en el mediano y
largo plazo, el regreso de los Muros, de concretarse, podría derrumbar a Wall
Street por varios años.
Las bolsas, tal y como lo habíamos
anticipado en estas páginas, están trastabillando y han tenido un muy mal
arranque de año. Algo me preocupa mucho: si Trump levanta el Muro contra México
y erige barreras arancelarias y comerciales contra China y llega incluso a
afectar a Europa y otros mercados emergentes, las señales que esta enviando el
mercado quizá nos estén diciendo que la gran época dorada del libre
comercio-flujo de capitales-ganancias y bolsas ascendentes, podría estar
llegando a una pausa que dure varios años. Al menos hasta que el credo liberal
sea restituido.
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