…y que mañana se prohiben todos los autos de combustión interna. Uno de las grandes prerrogativas que tiene la disciplina económica es su tendencia a trabajar bajo supuestos. A veces se le pasa la mano y supone barbaridades que la llevan a resultados peligrosos. Pero la capacidad de suponer, de elucubrar situaciones hipotéticas y simular resultados, es una característica deseable que ha tenido importantes aplicaciones, como lo muestra por ejemplo, la literatura de Julio Verne.
De acuerdo con los datos de la Agencia para la Información sobre Energía de los Estados Unidos (EIA), el principal uso que se le da al petróleo es el de combustible para vehículos de motor (46 por ciento); seguido de combustible para la calefacción; y combustible para aviones (8 por ciento); mientras que otros fines diversos complementa el resto de los usos.
Los economistas no son los únicos que hacen escenarios con base en supuestos. Y ni si quiera son los mejores en eso. Los mercados financieros de manera constante e instantánea venden y compran escenarios sobre el futuro. Si mañana desaparecieran todos los autos de combustión interna y en su lugar aparecieran autos eléctricos, el mundo sería muy, muy distinto. ¿Qué tan distinto? Las acciones de Tesla nos dan una idea de ese escenario.
El valor de mercado de Tesla, que produce cerca de cuatrocientos mil autos al año, es de 135 mil millones de dólares; mientras que el valor de mercado de Volkswagen, el segundo mayor productor de autos del mundo, con más de diez millones de unidades, es de 95.9 mil millones de dólares; mientras que la venerable BMW, que produce dos millones y medio de vehículos al años, vale en el mercado 47.9 mil millones de dólares.
Es decir, los inversionistas le han dado a Tesla un valor equivalente a Volkswagen y BMW juntos, a pesar de que las alemanas producen treinta veces más autos que la estadounidense. De hecho Tesla (si, quizá sea una burbuja especulativa), vale más que cualquier automotriz, con la excepción de Toyota.
Pero Tesla es el mayor productor de autos eléctricos del mundo, delante de la china BYD; y Tesla produce el auto eléctrico más vendido del mundo, el Tesla Model 3; mientras que BMW es el quinto y Volkswagen es el sexto mayor productor de autos eléctricos, respectivamente. El mensaje es absolutamente claro: el mercado está viendo un futuro en donde el auto eléctrico y quienes lo produzcan y vendan, serán los dueños de la industria. Y ese futuro que ven, de acuerdo con los cálculos implícitos en la valuación de Tesla, no es muy distante.
Si el futuro en donde el auto eléctrico (y además, no tripulado), se encuentra tan cercano como el mercado está calculando, las implicaciones pueden ser muy significativas para la actual industria automotriz, y tambien para países y regiones que dependan económicamente de este sector, como México (y regiones como el bajío y el norte), cuyo destino económico y de comercio exterior ha estado ligado a esta industria desde hace un par de décadas.
Consideremos por ejemplo lo siguiente: el motor de un auto eléctrico contiene alrededor de veinte partes, comparada con las más de dos mil partes con conforman un tradicional motor de combustión interna. Para países como México, con una importante industria de auto partes, el escenario de un mundo eléctrico debe de ponernos a pensar.
México es muy dependiente también de las tres grandes marcas estadounidenses: Ford, General Motors y Chrysler, las cuales han logrado salvar su competitividad antes los productores asiáticos armando autos en nuestro país. Pero ninguna de las otrora tres grandes son jugadoras relevantes en el mercado de autos eléctricos, y las valuaciones que les asigna el mercado no les dan muchas posibilidades de sobrevivir en el futuro. Y estamos por el momento, muy ligados a ellas.
Para países como el nuestro, cuyas principales exportaciones son los autos y el petróleo, un futuro en donde sólo haya autos eléctricos puede darnos un gran susto si no reaccionamos a tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario