El crecimiento económico del mundo podría ser más poderoso de lo que originalmente estimamos en 2021. Una confluencia de factores: un alza en la tasa de ahorro debido al menor consumo en el confinamiento; el conjunto de apoyos y subsidios distribuidos; la reducción de las tasas de interés a niveles históricos; y la contención del consumo durante más de un años podrían conjugarse para que, si la vacunación es extendida y exitosa, este año tengamos un rebote económico mayor al que en este momento estimamos.
Este efecto podría verse desde los Estados Unidos a Japón y China y Europa, y jalaría a las regiones que son sus proveedores: como el sureste asiático, Europa oriental y México. Para nuestra economía por ejemplo, una tasa de crecimiento superior al 5 por ciento y cercana al 6, para el 2021 es plausible bajo este escenario, y no debería de sorprendernos.
Existe otro factor detrás de esta posible sorpresa en el crecimiento: que en realidad estamos rebotando. La economía mexicana es un buen ejemplo: después de caer 8.2 por ciento en 2020, un crecimiento, digamos de 6 por ciento dejaría al PIB nacional cerca de 3.5 por ciento por debajo del nivel que tenía en 2019. La recesión de la pandemia fue tan severa que el rebote económico del 2021 apenas recuperará parcialmente el nivel de actividad que teníamos antes del confinamiento. No será crecimiento, sino recuperación.
El ingrediente más importante detrás de esta sorpresa será el éxito que tengamos en la vacunación. La economía necesita en este momento lo mismo que la sociedad: que la tasa de inmunidad ante el covid se acerque al 70 por ciento con el fin de alcanzar una normalidad cercana a la que teníamos en 2019.
Dicho nivel de inmunidad es requerida para reactivar la calidad masiva de las economías modernas: el transporte metropolitano, el entretenimiento, el turismo, los viajes y la convivencia social urbana en restaurantes, centros comerciales, salas de cine, etc. Estos sectores representan una parte muy significativas de las economías modernas y mientras no se reactiven plenamente no podremos regresar ni al nivel, ni al potencial de crecimiento que teníamos en 2019.
Esta última parte es crítica. Aunque nos tome más años, pero algún día llegaremos al nivel que teníamos en 2019. Lo importante sin embargo es recuperar su potencial. Si no alcanzamos una inmunidad social en el corto plazo, no retomaremos la potencial de la economía que teníamos antes de la pandemia.
Por ejemplo, la economía mexicana recuperará en dos años, si nos va mal, tres, el nivel del PIB que tenía en 2019. Pero si no alcanzamos la inmunidad social suficiente para que haya colas afueras de los restaurantes, y cines, boletos agotados en el Vive Latino o la Fórmula 1 (por ejemplo), no tendremos la potencia para crecer a la tasa que teníamos antes de la pandemia, que ya era de por si baja.
Si la inmunización social es exitosa en Estados Unidos, en donde el ritmo de vacunación se acerca a un asombroso ritmo de dos millones de inoculados diarios, entonces la normalidad económica podría regresar a plenitud este año en el país vecino y jalar con mucha fuerza a los sectores de la economía mexicana ligadas a su mercado: la manufactura, y en general al sector exportador, al empleo migratoria y a las remesas, y a los servicios conexos.
En ese sentido, la poderosa recuperación económica de los Estados Unidos proporciona un piso mínimo para un pronóstico de la economía mexicana poquito por debajo al cuatro por ciento, y casi dos puntos porcentuales adicionales podría venir del mercado interno en condiciones incluso de una inmunización social sub-óptima.
Existe una poderosa máquina de pronosticar: el mercado de bonos, el cual (con perdón por citar a Octavio Paz en este contexto), “mana toda la noche profecías”. Y no otra cosa parece estar prediciendo. La conversación las últimas dos semanas en los mercados ha sido justamente que la recuperación económica puede ser tan fuerte que incluso podría desatar al demonio de la inflación dormida durante cuarenta años.
El regreso de la inflación ha sido anunciado tantas veces las últimas décadas, sin materializarse, que no sorprendería si una vez más, brillara por su ausencia. Pero la demanda contenida, el exceso de liquidez y el ahorro guardado por millones de hogares en muchos países del mundo podrían conjugarse para producir este año una agradable sorpresa en el crecimiento económico este 2021.
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