Lo de moda estos días es la inteligencia artificial (IA). Todo lo que parezca o huela a IA tiene el favor de los inversionistas, quienes están vertiendo miles de millones de dólares en el puñado de compañías que encabezan esta nueva ola de innovación tecnológica que, de acuerdo con muchos, está en el borde de transformar al mundo y su economía. Pocas empresas sintetizan este momento, como Nvidia, la fabricante de chips para procesar los algoritmos de la IA, que se ha convertido (la aliteración es inevitable), en la envidia de todo Wall Street, subiendo como la espuma y rompiendo marcas de ingresos y ganancia sin interrupción.
Hasta hace un par de años Nvidia era una fabricante de chips para gráficos, como los usados en los videojuegos,y con poca presencia en el mercados de computadoras, servidores o telecomunicaciones. Pero la complejidad para procesar las gráficas resultó ser muy apropiada cuando los algoritmos de la IA alcanzaron la etapa comercial y comenzaron a encontrar sus aplicaciones en la economía.
La irrupción de la IA ha sido súbita, amplia y profunda, y la demanda por equipos que soporten esas soluciones ha explotado, creando un mercado nuevo y gigantesco para los fabricantes de chips especializados. La empresa mejor posicionada para enfrentar este abrupto incremento de demanda ha sido Nvidia, la cual goza en este momento de un momento eufórico en la bolsa de Nueva York.
En los últimos dos años las ventas de Nvidia se han quintuplicado, mientras sus ganancias se han multiplicado nueve veses, superando las expectativas de los inversionistas más optimistas.
El alza resultante en el precio de las acciones de Nvidia, la ha convertido en la tercera mayor empresa del mundo por su valor de mercado, solo detrás de los gigantes Microsoft y Apple, superando la marca de los dos billones de dólares, empujado por los inversionistas que apuestan que Nvidia será el siguiente gigante de Silicon Valley, por encima de Google, Facebook y Amazon.
Como siempre que aparecen milagros financieros como este, la pregunta inevitable es qué tanto de ese rally pasmoso es justificado por el incremento real en sus ventas e ingresos, y que tanto es el frenesí especulativo propio de una burbuja financiera.
En 2022 la acción de Nvidia llegó a caer 65 por ciento de su máximo, acompañando al resto de las empresas del sector de semiconductores, las cuales estaban siendo afectadas por uno de los típicos ciclos de altos inventarios que son comunes en esta industria, los cuales dependen de las expectativas de sus clientes en el resto de la economía, como la industria de telecomunicaciones, de computadoras, videojuegos, la militar o la automotriz.
Nvidia es una empresa de semiconductores. Por mucho que produzca los chips necesarios para la IA, no puede escapar a la ley de la gravedad económica que afecta a esta industria, sujeta a agudos ciclos de inventarios desde su creación. La forma en que el precio de Nvidia ha remontado implica que los inversionistas creen que la economía ha cambiado, y que lo que suele caracterizar a este sector desde su nacimiento ha dejado de aplicar. Creen que todo lo que tiene que ver con la IA es un mundo nuevo al cual no le aplican los ciclos económicos.
Pero hay una ley económica a la cual ni Nvidia ni nadie puede escapar: la competencia.
El enorme crecimiento de las ventas y las gigantescas ganancias de Nvidia son al mismo tiempo, el inicio de su final, pues atraerán ineluctablemente a competidores que buscarán una rebanada del suculento pastel que significa la economía de la IA. La historia es infalible: IBM fue la pionera en la fabricación de computadoras, un mercado del que ya desapareció; Yahoo fue el pionero en el mercado de buscadores de internet, en donde Google es el rey ahora; Nokia y Blackberry fueron los líderes innovadores en el mercado de teléfonos móviles, en donde hoy Apple gobierna; Tesla ha dominado por años el mercado de autos eléctricos, de donde la china BYD la ha desbancado, tumbando el valor de la acción recientemente; Intel dominó la industria de chips por décadas, hasta que llegaron TSM y Nvidia.
No hay modo. Lo mismo ocurrirá con el mercado de chips de Nvidia. Quizá la empresa siga siendo un jugador dominante, quizá incluso siga siendo la líder. Pero el actual monopolio sobre las ventas y ganancias del mercado de IA será la causa para que la competencia fiera comience el asedio de la líder.
La nueva economía que producirá la IA disparará una demanda por equipo, bienes y servicios relacionados que expandirán a la economía estadounidense primero, y al resto del mundo después, por las siguientes décadas. La escala y profundidad de esta revolución nos es desconocida, pero casi seguramente la sacudida será más amplia y honda que la de la computadora, el internet o la comunicación móvil de décadas pasadas.
Pero innovar, producir, implementar y vender la IA necesita dinero. Mucho dinero. Y quienes tienen dinero, muchísimo dinero son las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley: Apple, Microsoft, Google, Facebook y Amazon. La nueva economía tendrá una muy vieja característica: la concentración en un puñado de gigantes que serán aún más colosales, comprometiendo incluso la soberanía de los Estados nacionales.
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