Donald Trump disparándose en el pie y levantando aranceles y guerras comerciales a diestra y siniestra; China tratando de desinflar su burbuja inmobiliaria sin que se colapse su sistema bancario; las enormes necesidades de refinanciamiento de los corporativos estadounidenses y europeos en medio de una retirada de liquidez de los bancos centrales; la siempre latente posibilidad que la dilatada alza de los mercados bursátiles llegue a un abrupto final. ¿De dónde vendrá el estallido de la siguiente recesión?
Si alguien debió de enseñarnos la crisis de 2008-2009, fue el validar esa frase misteriosa de Galileo (retomada por Lenin): “los hechos son tercos”. Debemos de admitir que las crisis, la sucesión de expansiones y recesiones son inevitables e inherentes a la marcha de la economía. La expansión económica que siguió a la terrible recesión cumple ya una década ininterrumpida, por lo que es probable que la acumulación de tensiones en este período pudieran detonarse en un nuevo valle económico en los próximos meses.
No hay señales claras de su inminencia, a no ser por una pendiente muy plana de la curva de plazos en los mercados de bonos estadounidenses, pero otra enseñanza que debemos de tener muy presente es que las crisis muchas veces aparecen de manera súbita, con pocas señales que la anticipen de manera transparente.
En el primer párrafo de este artículo enumeramos algunos de los factores que, en caso de salirse de control, podrían impregnar al resto del sistema y detonar una recesión extendida. Puede que sea uno solo de ellos, o una conjunción múltiple de los mismos los que estallen y disparen una recesión.
En caso de que dicho escenario se materialice en los próximos meses (y no lo sabemos), la economía mexicana estará en una coyuntura muy peculiar: en medio de la transición política resultante de la elección presidencial, con la negociación del TLCAN en vilo, y con los Estados Unidos con una elección intermedia enfrente que podría implicar un referendo (quizá dramático) respecto de la presidencia de Trump.
La transición política mexicana debe tener en cuenta esa probabilidad. Si existe una complicación económica internacional justo cuando la conducción financiera está siendo transferida de una administración a otra, los mercados van a exigir claridad y predictibilidad en la estrategia del gobierno. Los mercados son notoriamente implacables: no otorgan licencias ni complacencias, suelen castigar de más cuando no ven nitidez, y premian con sobre entusiasmo cuando algo les place. ¿En ese escenario, cómo hará México para caminar equilibrados en medio de una transición de gobierno?
Y de allí pasamos a noviembre. Un mes antes de que el nuevo gobierno mexicano asuma la administración. En ese mes los Estados Unidos renovarán su congreso, y de acuerdo con muchas encuestas, es probable que los demócratas controlen el legislativo. De confirmarse ese escenario, Trump, un impaciente negociador, podría enfrentar una segunda mitad de parálisis y desgaste político que lo aniquile como contendiente para la elección de 2020.
Ante este escenario quizá Trump secuestre la negociación del TLCAN para maximizar sus probabilidades en la elección de noviembre. Quizá los criterios económicos, que son los que deberían de conducir la negociación del acuerdo, sean subordinados por el cálculo político de Trump, cuyo desdén por el multilateralismo y el libre comercio es indudable.
Un secuestro del TLCAN y su subordinación a la agenda política de Trump, bajo cualquier escenario, representaría un riesgo de mucho cuidado para la conducción económica mexicana. En un contexto de transición político y/o un choque económico global, es un escenario que debe de ser previsto con mucho cuidado, tanto por los mercados, como por la conducción económica nacional.
Los mercados financieros modernos proveen una plétora de señales que permiten otear la ruta hacia delante. No es fácil atisbarlas ni leerlas. Pero están allí. La conjunción de escenarios que potencialmente podrían converger para la economía mexicana puede producir corrientes encontradas que debemos de identificar para sortearlas de la mejor manera posible, por lo que deberemos de estar atentos.
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