domingo, 24 de noviembre de 2013

Domingos Rancheros: Te Quiero, Amparo Ochoa

Este es un post triste. Por lo que no alcanzó a ser, y por lo que no era ya en su tiempo. Por el enorme talento que desperdiciamos cuando estuvo en este mundo, y por el gigantesco talento que la cancerosa muerte nos quitó antes de tiempo.

Más allá de toda duda ya, está claro que el origen del mariachi es Nayarit, y una prueba de ese origen es el desproporcionado número de cantantes definitorios de éste género provenientes de mi tierra: Sinaloa, con quien Nayarit ha tenido siempre una historia de simbiosis.

No nada más Lola Beltrán y Pedro Infante, sino también Luis Pérez Meza, Chayito Valdez, y decenas de grandes voces vienen de esa, la tierra de los once ríos.

Pero hay una muy especial: Amparo Ochoa.

Cuando mi padre y mis tías comenzaban su carrera de maestros de secundaria en Sinaloa, en Guasave, Culiacán y Los Mochis, una maestra rural sinaloense, como ellos, Amparo Ochoa, hacía lo mismo, pero además, cantaba.

Su amor por la canción ranchera la trajo a la Ciudad de México, en dónde ganó concursos de radio, pero su vocación magisterial la empujó a inscribirse en la Escuela Nacional de Música de la UNAM, y allí se unió a un movimiento, el folkorismo, que dio grandes voces, grandes músicos, pero que nunca pudo instalarse entre las masas como era su intención.

En 1986 quizá, Amparo Ochoa da un concierto en el Che Guevara de la UNAM, promocionando un disco nuevo. Yo, que entonces tenía pocos amigos aquí, asistí sólo y al salir del evento compré el disco. Al regresar a que me firmara la portada la encontré en su camerino, quitándose las botas de su atuendo blanco y gritándole a todo mundo como buena culichi. Yo me retiré mejor y me quedé sin el autógrafo, pero desde entonces me quedé con el gusto por su hermosa voz y su cálido estilo para interpretar el ranchero, potente como una Lucha Reyes, pero dulce y cariñosa.

Amparo Ochoa quizá sufrió comercialmente el ser otra sinaloense que cantaba ranchera, (¿para que otra, si la Reyna Lola brillaba ya?). Pero no creo que a ella eso afectara, lo suyo era otra cosa: la ilusión de unir la música ranchera con los movimientos sociales, propia del folklorismo, el de rescatar trovas olvidadas, el de sumergirse en el género.

Cuando ella muere, en 1994, la noticia me entristeció mucho. Amparo tenía apenas 48 años, y era para mi la figura más auténtica, popular y verdaderamente ranchera del folkorismo. Ella sí le entendió. A diferencia de otros folkloristas que intelectualizaban mucho, ella supo siempre que la neta de la música popular era el ranchero.



Amparo Ochoa mereció ser disfrutada mucho más de lo que fue, es un talento superior, una intérprete que sabía de qué iba el ranchero: histrionismo, potencia, calidez, y azote. Ya que muchos se lo perdieron cuando ella vivió, y que el estúpido cáncer nos impide tenerla hoy, el consuelo de youtube nos permite disfrutar a mi Amparo en ésta muestra de cómo podía llevar al ranchero y al folkorismo tradiciones incluso muy ajenas a ella: escúchenla y véanla en esta versión musicalizada por Alberto Favero de un poema de Mario Benedetti, “Te quiero”, Amparo.





sábado, 16 de noviembre de 2013

HOTEL CALIFORNIA: LA DIFICIL SALIDA DE LA TRAMPA DE LIQUIDEZ

La política monetaria de los Estados Unidos vive, como diría mi amigo Eddu Vera, un momento Hotel California: ya ha hecho el check out varias veces, pero no puede salir de la trampa en que ella misma se metió ante la necesidad de salvar a la economía de una Gran Depresión a escala global, llevando las tasas de interés de referencia al cero por ciento.


Pero la semana pasada hubo dos datos muy importantes: la cifra preliminar del PIB del tercer trimestre fue de 2.8%, mucho más fuerte de lo que el mercado estaba esperando, y lo más importante, el viernes las cifras de empleo del mes de octubre fueron de 204 mil nuevas nóminas no agrícolas, también sustancialmente mejores a lo previsto.

Estos dos indicadores son los más sólidos para ver el comportamiento de corto plazo de la mayor economía del mundo, y ambos mostraron una solidez inesperada por lo que es probable que la economía se encuentre en una senda de recuperación sostenible tal que haga innecesaria mantener la actual posición monetaria, es decir, la Fed podría elevar en un futuro cercano las tasas de interés del actual cero por ciento a un nivel compatible con la solidez económica de su país.

No sería la primera vez que lo intenta: en al menos una ocasión anterior el aún jefe de la Fed, Ben Bernanke, tímidamente sugirió que el ingente apoyo monetario del banco central al sistema financiero sería moderado (ojo, no retirado). El resultado, aún dejando claro que no habría mayores tasas de interés en el corto plazo, fue un Maëllstrom financiero que dislocó los mercados de bonos, acciones y divisas por varias semanas y obligó a la Fed a recular en sus intenciones.

El problema de la Fed es que regalar dinero para que el mundo no entre en una Gran Depresión es realmente lo fácil. Lo difícil va a ser dejar de regalarlo ya que todo el mundo está acostumbrado a las mínimas tasas de la historia.

Como el precio de los bonos y las tasas de interés se mueven en direcciones opuestas, cada vez que la Fed aumente las tasas para dejar de tenerlas en cero causará minusvalías entre el vasto número de inversionistas que guardan bonos estadounidenses en sus portafolios: desde el Banco Central de China, pasando por el Banco de México, hasta fondos de pensión diseminados por todo el planeta, e incluyendo especuladores y bancos de todo el mundo.

Si los datos económicos de los Estados Unidos siguen siendo al menos tan sólidos como los que vimos la semana pasada, y existe un acuerdo fiscal en el Legislativo para elevar el techo de la deuda, la Fed tendrá todos los elementos para embarcarse en una retirada del gigantesco estímulo monetario actual.

Aquí la Fed tiene dos opciones para salir: un retiro gradual, o un retiro radical de las actuales condiciones de liquidez.

Si la Fed opta por un retiro radical de la liquidez, subiendo de manera firme las tasas de interés del cero por ciento a digamos tres o cuatro por ciento, la reacción de los mercados, especialmente de las bolsas puede ser tan severa, produciendo quebrantos tan agudos que es osible que en un escenario así, en caso de que haya un crack bursátil masivo, las tasas de interés tengan que volver a bajar. Así ocurrido por ejemplo cuando Alan Greenspan subió las tasas en 1994-1995 causando las crisis del peso mexicano y luego la de las divisas del suresta asiático.

Esta salida es difícil de implementar entonces, pero su alternativa no carece de riesgos tampoco.

Si la Fed retira la liquidez de manera gradual, como lo hizo la Fed de Alan Greenspan del 2003 al 2007, se puede repetir lo que ocurrió entonces: la construcción de una mega burbuja especulativa que use la aún abundante liquidez para comprar activos sin sentido e inflar así los precios en sectores completos de la economía. Tal riesgo no es menor, y de hecho muchos aseguran que tal gradualismo fue lo que causó la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos que estalló en el 2008, causando la peor crisis económica de los últimos cien años.

Salir de esta trampa de liquidez en la que estamos será como conducir un pesado camión en una sierra de bajada: poco a poco y metiendo el freno de mano y avisando a los pasajeros en todo momento que si no se quedan quietos y con sus cinturones abrochados nos podemos desbarrancar.

No existe una salida fácil de esta trampa. La economía no es una ciencia sino una disciplina de resignación. Tan sólo nos sirve para escoger el veneno, tan sólo nos es útil para elegir de qué nos vamos a morir. Vivimos sin duda un momento Hotel California: podemos hacer el check out cuantas veces queramos, pero no podemos salir.





sábado, 2 de noviembre de 2013

Mujeres Que Amé y No Me Amarán VI: Sofía Loren

En “El Zahir”, Borges usa una moneda común y corriente, para ilustrar una parábola: lo de algo que es imposible olvidar. La parábola de Borges es clara y explícita: algo inolvidable es algo que es imposible dejar de recordar en todo momento, es decir, una obsesión intolerable.

Borges dice en esa cuento que el Zahir, un objeto que es imposible olvidar, puede ser una moneda, pero también el fondo de un pozo en una judería; un astrolabio de Nadir Zah; una pequeña brújula en las prisiones de Mahdí, un Tigre. El Zahir, ese objeto imposible de olvidar un segundo en la vida, puede ser cualquier cosa, nimia o magnífica.

El Zahir puede ser por ejemplo, Sofía Loren.


Romana, abandonada por su padre y criada por su madre con esfuerzos propios de una película italiana, a los 14 años Sofía gana un concurso de belleza y de allí, gradualmente hasta su explosiva entrada a Hollywood, la bellísima se convierte en una de las presencias más fulgurantes del cine mundial.

Yo la he visto en muchísimas películas: con Mastroiani en la poderosa, “Una giornata particulare”; en “The Cassandra Crossing” en donde su breve prescencia apabullaba a sus coestrellas estadounidenses; en “The Countess of Hong Kong” de Chaplin.

Sofía Loren es un hexámetro latino, es una tránsfuga de algún enredo erótico del Olimpo, es una estatua encarnada, es un monte divino.

Mujeres van y vienen en el cine, pero como en la metáfora borgeana del Zahir, la imagen perfecta de la Loren produce ese mal incurable: la obsesión intolerable. Quien la vio alguna vez, no podrá olvidarla nunca.


martes, 29 de octubre de 2013

El Nobel, ¿Salomónico o Esquizofrénico?: Fama Vs Schiller


Yo aprendí finanzas con los ojos de Fama, pero luego con el tiempo, me puse los espejuelos de Shiller. Este año, el comité que otorga el llamado Nobel de Economía le dio el premio a los dos, junto con otro economista estadounidense, Lars Peter Hansen,  sobre sus investigaciones separadas en el ámbito de los precios de los activos en los mercados financieros.

La elección del Comité del Nobel parecería esquizofrénica, pero quizá sea salomónica.

Eugene Fama, de la Universidad de Chicago, es el proponente pionero de la llamada “Hipótesis de Mercados Eficientes”, la cual básicamente establece que el precio de las acciones incorpora toda la información relevante para su determinación y que no es posible establecer una estrategia que de manera permanente supere al mercado, pues los movimientos de sus precios son aleatorios.

Un corolario de lo anterior es que dado que el precio de una acción incorpora toda la información relevante, entonces no es posible determinar a las llamadas “burbujas financieras”. Como el precio implica ya toda la información, si un activo parece estar demasiado caro es porque tal debe ser su precio, el mercado estima que si el precio está allí es porque los inversionistas saben que tal nivel es el adecuado.

Por ejemplo, si millones de casas en los Estados Unidos suben de valor de manera desenfrenada, más allá de toda lógica, y las acciones de los bancos que han financiado dichas casas suben al unísono, la Hipótesis de Mercados Eficientes de Fama dice que tal fenómeno no es una burbuja especulativa, sino que los inversionistas, una vez que determinan el riesgo que están dispuestos a aceptar, están calculando que los ingresos a ser percibidos en el futuro por dichas inversiones justifican las abultadas valuaciones.

Hasta el año 2007 cuando los precios inflados de las casas en casi todo el territorio estadounidense se desplomaron de manera estrepitosa, el consenso entre los economistas, desde los analistas de Wall Street hasta el encargado de la Reserva Federal, era a favor de la hipótesis de Fama: los mercados no pueden equivocarse.

Pero un pequeño grupo de economistas, el más notable de entre ellos, Robert Shiller, sostenían algo distinto. Sin llamar a la burbuja especulativa con todas sus letras sostenían, con argumentos estadísticos contundentes, que los precios de las casas y los niveles estratosféricos de las bolsas no únicamente no parecían tener una lógica intrínseca, sino que repetían patrones similares a lo que en el pasado habían acabado con cracks y desfondes bursátiles.

Los estudios cuidadosos de Shiller, las herramientas que construyó para medir los precios de casas y otros activos, y el cuidadoso detalle con el que comparó ésta con otras fases de inflamiento del precio de activos lo llevaron a desarrollar hipótesis sólidas sobre las sobrevaluaciones en el mercado hipotecario y bancario y a emitir en repetidas ocasiones estudiadas advertencias de que dichos mercados no se encontraban en equilibrio y que un severo ajuste podía sobrevenir.

Como efectivamente vino.

Dicho ajuste fue nada más la peor crisis del mundo desarrollado de los últimos noventa años e hizo que las hipótesis de mercados eficientes volaran por los aires al constatarse la enorme ineficiencia que los precios del mercado pueden incorporar en cualquier momento

Shiller predijo, si bien no el momento (lo cual es un punto a favor de Fama, quien dice que no es posible predecir puntualmente el devenir de los precios de los activos financieros), si el estatus de una burbuja especulativa y su inminente rompimiento.

Los modelos financieros de Fama y Shiller difícilmente podrían ser más opuestos: Fama dice que los inversionistas están más optimistas en los valles y más pesimistas en las cimas., el mercado debe actuar dice Fama, pues por ejemplo, en los valles los precios incitan a los inversionistas a comprar y en las cimas los incitan a vender, modulando el equilibrio.

Shiller dice todo lo contrario. Los inversionistas tienden a comprar cuando los precios están caros y todos compran, y venden cuando los precios están baratos y todos quieren vender, lo que en economía se conoce como comportamiento de manadas.

Los nórdicos al reconocer los trabajos de ambos, Fama y Shiller, probablemente muestren no la ignorancia de desconocer la oposición fundamental entre ambas perspectivas sino el de reconocer a los representantes de dos concepciones sobre la formación de precios de los activos financieros que resultan en dos perspectivas completamente distintas no únicamente para el análisis, sino sobre todo, para las estrategias de inversión y de la política monetaria.




sábado, 26 de octubre de 2013

ADIOS A LA COMEDIA, BIENVENIDO A LA TRAGEDIA


No es gratuito que los Estados Unidos sean el hogar de Hollywood. Desde la Serie Mundial, el Super Bowl y otros deportes, hasta la política nacional, el drama y la tensión hasta el último minuto son la especialidad de nuestros vecinos.

Tras vencerse varios plazos fatales para la reapertura del gobierno, y con la inminencia de que el Tesoro de ese país no tuviera recursos suficientes para pagar su deuda pública (lo que hubiera enviado al mundo a la época de las cavernas en materia financiera), los líderes republicanos en el Senado y el Congreso tuvieron que morderse un dedo (por decir lo menos) y dejar pasar a votación una iniciativa que permitía el alza temporal del techo de endeudamiento y la reapertura del gobierno sin obtener por parte de Obama y los demócratas ninguna de las concesiones reclamadas por el ala derecha radical, la de los diputados del Tea Party.

Políticamente el resultado de la querella es un triunfo de Obama y los demócratas y una derrota humillante para el liderazgo del Partido Republicano. Sin embargo, en la lógica del discurso radical, en dónde las derrotas se celebran como triunfos que cimentan a la militancia, la extrema derecha de los republicanos, el Tea Party vio este descalabro como una convalidación de su diagnóstico de un gobierno demasiado grande y disfuncional.

Si estuviera en su primer mandato, Obama usaría ésta resonante victoria para consolidar su estrategia de reelección, pero estando ya en su segunda estancia la rentabilidad política de la victoria en la batalla reciente contra los republicanos debería de usarse, si se opera con cuidado e inteligencia, para culminar las grandes reformas pendientes de su gestión, en particular la reforma migratoria, la cual proveería a su partido, el demócrata, de un caudal electoral de muy largo plazo y pondría a los alicaídos republicanos contra las cuerdas de manera secular.

Pero una vez que la política, al menos por el momento, haya entrado en la pausa de la normalidad, los ojos de los mercados regresan a la economía. En otras palabras, dejamos por un momento la comedia y regresamos a la tragedia.

La amenaza de una moratoria causada no por factores económicos y financieros, sino políticos, relevó por unas semanas la atención de los mercados de los factores subyacentes que tienden a determinar el precio de los activos, pero con la crisis resuelta, hasta nuevo aviso, la mirada regresa y mira de nuevo el estado actual de la economía global.

Déjenme tomar como pretexto un indicador relevante para la economía que nos sirve como pretexto para hablar de otros temas: la producción industrial. Aún hasta hoy, cuando los países más desarrollados del mundo son generalmente economías de servicios más que industriales se les llama a esos países “economías industrializadas”, reflejo de la descripción precisa de hace un siglo que dividía a las economías entre agrícolas e industrializadas.

En mi opinión el caracterizar a las economías modernas más eficientes, como la estadounidense, la alemana, la holandesa, las escandinavas, como de servicios, es equivocado. Se trata de economías con una industrialización tan compleja que los servicios ligadas al proceso de manufactura (por ejemplo, el diseño y elaboración de un iPad, o de una imprenta 3-D) son tan intensivas en procesos no manuales sino intelectuales, que esos “servicios” se encuentran de hecho ligados a un esfuerzo manufacturero colosal.

No ocurre lo mismo con economías menos eficientes como la francesa, la española, las de Japón o Italia, en donde los servicios, asociados al turismo, la burocracia y otros sectores de baja productividad magnifican el peso de los servicios sobre sus alicaídas manufacturas.

Mi opinión, y se que aquí voy en contra de casi todo el pensamiento de moda, es que la manufactura sigue importando. Y no sólo eso, sino que la manufactura, en términos de la productividad y la competitividad global, es casi lo único que importa. Si una economía de servicios está ligada a la manufactura, como el caso de la poderosa Alemania, entonces tendrá éxito en la arena global, pero si como España, su sector servicios está ligada a la construcción y el turismo, entonces la competividad será flaca y sujeta a los terribles ciclos de expansión y contracción del crédito.

¿Qué ha pasado con la producción industrial del mundo desde que alcanzó su cúspide en el 2007 justo antes de la eclosión de la burbuja inmobiliaria? Los datos son muy interesantes.

La producción industrial del mundo se encuentra hoy 10.4% por encima de donde estaba hace seis años, es decir, ha tenido una tasa de crecimiento anual promedio flaca, de menos de 1.5%. Las disparidades sin embargo son grandes, pues la producción industrial en China es hoy 101.7% superior al nivel que tenía en 2007, en la India es 26.4% superior y en Surcorea es 28.8% mayor, mientras que en Grecia éste indicador es 31.1%, menor y en España es 28.2% menor, mostrando claramente quienes han sido los ganadores y perdedores en estos años complicadísimos de crisis global.

Veamos aparte a tres economías, de las más competitivas del mundo desarrollados, los Estados Unidos (-0.6%), Alemania (-0.3%), y Holanda (-0.8%). Esos tres países aún no recuperan el nivel de actividad industrial registrado  antes de la crisis de 2008-2009.

Lo curioso es que los mercados accionarios, instigados por la política de dinero regalado de los bancos centrales, se han anticipado y han roto ya los niveles récord del 2007 y se han perfilado a nuevos máximos históricos. Es normal que los mercados accionarios se anticipen, hacia arriba o hacia abajo a la actividad real, por lo que debemos de estar muy pendientes de la evolución con indicadores como éste de la producción industrial para saber si las bolsas de valores están contando una historia verídica o si una vez más, están narrando una ficción insostenible.


domingo, 13 de octubre de 2013

Domingos Rancheros: La Ontología Ornitológica de Tomás Méndez

Recuerdo una de las mayores piruetas de Borges, su Argumentum Ornithologicum:

"Cierro los ojos y veo una bandada de pájaros. La visión dura un segundo o acaso menos; no sé cuántos pájaros vi. ¿Era definido o indefinido su número?


El problema involucra el de la existencia de Dios. Si Dios existe, el número es definido, porque Dios sabe cuántos pájaros vi. Si Dios no existe, el número es indefinido, porque nadie pudo llevar la cuenta. En tal caso, vi menos de diez pájaros (digamos) y más de uno, pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres o dos pájaros.

Vi un número entre diez y uno, que no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etcétera. Ese número entero es inconcebible; ergo, Dios existe."





El zacatecano Tomás Méndez no tuvo sólo un argumento, sino toda una ontología. Tomás Mendez era un animista irredento: rejas asesinas, hizo gritar a las piedras del campo, pero sin duda en dónde el sortilegio de Méndez alcanzó su más alta escala fue en su ontología ornitológica.

Como Borges, Tomás Méndez un día cerró los ojos y vio una bandada de pájaros, el número de hecho estuvo entre uno y diez. En su caso fueron cuatro: un Gorrioncillo (Pecho Amarillo); una Golondrina (Presumida); una (Cucurrucucú) Paloma, y una Paloma (Negra).

Tomás Méndez sin embargo, no usó su ontología ornitológica para probar la existencia de la divinidad, sino para probar, en el otro extremo, la existencia del dolor, del sufrimiento; de la nostalgia y de la desdicha, lo que atestigua en todo caso que quizá exista un Dios que castigue con ello nuestra residencia en la tierra.

El numen mayor de la secta secreta creada por Tomás Méndez para comunicarnos el magisterio del sufrimiento en esta vida fue sin duda alguna, Lola Beltrán.



Yo he escuchado en mi vida “Paloma Negra” cantada por Lola Beltrán cientos, quizá miles de veces. Conozco decenas de sus versiones. No he podido nunca reponerme de la sacudida que sentí la primera, y la segunda, y la tercera, y la centésima vez que la oí.

Esta versión de Lola, de 1993, es de tres años antes de su muerte, y muestra la fuerza dramática que la propuesta ontológica de Méndez siempre requirió para su vuelo. Dios existe no por virtud del número de pájaros que vemos, refuta Méndez a Borges, sino porque en la ornitología de esta vida a todos nosotros nos toca siempre, salir perdiendo.


EL CIERRE DEL GOBIERNO ES LA APERTURA DE UN GRAN ABISMO


La mezcla de datos sobre el estado de las principales economías del mundo no es concluyente respecto del estado que éstas guardan. Un día sale un dato mostrando fortaleza en el sector manufacturero de los Estados Unidos, el otro se liberan cifras sugiriendo debilidad en el sector inmobiliario en China, el próximo muestra que a pesar de que Europa ha retomado tímidamente la senda del crecimiento, el desempleo sigue en récords de varias décadas.

Desde que la economía global, con algunas excepciones nacionales, hizo implosión en el año 2008, causando una devastación inédita en 2009, la tónica económica ha sido precisamente esa: una recuperación vacilante, dispareja y con avances hoy y retrocesos mañana, siempre al borde de una recaída que sería muy difícil de administrar.

Justamente para compensar tal fragilidad extrema de la economía global es que los principales bancos centrales del mundo han mantenido sus tasas de interés de referencia prácticamente en cero por ciento durante los últimos cinco años. Han sido años de una enorme complejidad para los responsables de las finanzas mundiales, todos los días caminan en la cuerda floja pues saben que una perturbación inesperada puede convertir la actual fragilidad económica en una nueva recaída económica global.

Es por eso que el cierre parcial del gobierno de los Estados Unidos provocado por la negociación política entre republicanos y demócratas es imperdonable. Es como tener en casa cuidando a un enfermo grave de pulmonía y que lo sacáramos a esquiar en el hielo.

Replicando lo ocurrido hace diecisiete años, los republicanos fuerzan a los demócratas a un cierre parcial del gobierno con el fin de forzar al presidente para que no expanda y recorte los dos programas de asistencia social más importantes de los Estados Unidos, Medicare y Medicaid, argumentando que dichos programas son los responsables de la creciente deuda pública estadounidense.

Como hace diecisiete años, los republicanos, con una irresponsabilidad infinita, están dispuestos a llevar a los Estados Unidos a la moratoria, al no aprobarle al presidente la autorización de techo de endeudamiento suficiente para que el Tesoro obtenga los recursos para servir su deuda.

Pero hay dos diferencias fundamentales entre hoy y hace diecisiete años. Entonces la economía de los Estados Unidos crecía al ritmo más acelerado de la postguerra, y el presidente se llamaba Bill Clinton.

Los republicanos de entonces, encabezados por Newt Gingrich pensaron tener a un desamparado Bill Clinton contra las cuerdas: el gobierno cerrado, con la amenaza de la moratoria, lo forzarían a pasar los recortes presupuestales a la seguridad social que los conservadores exigían. Pero sucedió lo contrario. Probablemente en su mejor momento, Clinton volteó a la opinión pública contra los republicanos, alzando una ola de furor popular contra el chantaje conservador, sacó de las mangas un fondo especial para pagar las deudas incluso sin autorización del congreso, desarmando el chantaje de Gingrich, y forzándolo a levantar el cerco político, reabriendo el gobierno y propinando una humillante derrota a los republicanos, quienes fueron arrasados en las elecciones legislativas siguientes.

Esta vez es distinto: el liderazgo republicano, orillado a esta estrategia por el sector extremo de su partido, encabezado por el texano Ted Cruz, le ha cerrado el gobierno a un tímido Obama, y lo ha chantajeado con no aprobarle el techo de endeudamiento necesario para servir la deuda si no da marcha atrás en la implementación de su reforma de salud, el Obamacare.

Obama no es Clinton, pero sobre todo, la economía de Estados Unidos del 2013 no es la de 1996. Si los republicanos cumplen su promesa y Obama no se humilla sentándose a negociar con ellos y llevan al Tesoro estadounidense a la moratoria, las consecuencias sobre los mercados financieros y la economía global podrían ser incalculables.

Si los republicanos no dan a Obama la autoridad para contratar deuda antes del fin de octubre y Obama no encuentra una salida los Estados Unidos por primera vez en su historia no honrarían su deuda. Si eso ocurre, la escala y envergadura del daño a la economía sería desastroso: se secarían los mercados de crédito bursátil y bancario y la tímida recuperación económica podría sufrir una reversión fatal no únicamente en los Estados Unidos sino en el resto del mundo.

El costo del dinero, medido por la tasa de interés, se dispararía, y las monedas de países como México sufrirían una aguda turbulencia, aumentando las posibilidades de una nueva contracción en el ciclo económico.

El drama calculado, la deliberada tragedia, el histrionismo límite son recursos que la clase política ha usado y seguirá usando, así que quizá en el límite del calendario, cuando el mundo esté preparándose para el cataclismo, una de las partes saldrá a zanjar la contienda y los mercados respirarán aliviados. Pero la torpeza es un don humano esencial, y si ésta predomina podríamos despeñarnos junto con la economía global en un abismo horrendo.




sábado, 5 de octubre de 2013

LO BUENO, LO MALO Y LO FEO DE LA DECISIÓN DE LA FED


Contra todo pronóstico, incluyendo el nuestro, la Reserva Federal de los Estados Unidos anunció este miércoles que no recortaría el monto de compras de bonos al sistema financiero estadounidense de la actual tasa de 85 mil millones de dólares, contraviniendo la expectativa generalizada de un recorte mensual de 10 mil millones de dólares.

Dicha decisión tuvo un impacto inmediato y convulsivo sobre los mercados globales, el mexicano incluido por supuesto, y en esta columna quisiéramos platicarles lo bueno, lo malo y lo feo de dicha decisión.

Lo bueno de la decisión de la Fed es que seguirá habiendo dinero barato en el mundo por un rato más, pues la compra de bonos por parte de la Fed significa que los bancos recibirán dinero a cambio de los bonos que le vendan a la Fed, y eso podría transformarse en créditos para la alicaída economía, o para inversiones en bonos de deuda de otros países, como por ejemplo los mexicanos.

Lo anterior significa que las tasas de interés seguirán extremadamente bajas, y las monedas de mercados emergentes como el peso, se fortalecerán tras varias semanas de pérdidas severas ante el temor de una reducción en la liquidez que al final de cuentas no ocurrió.

Lo bueno también es que la confirmación de la liquidez fue saludada por los mercados accionarios quienes impulsaron a los principales índices del mercado a acercarse a los máximos históricos pues la liquidez inyectada por la Fed busca también incentivar la toma de riesgos para que la economía despegue.

Lo malo de la decisión de la Fed es que dejó a los mercados mas perplejos de lo que de por sí ya estaban. Y la perplejidad, la incertidumbre, se pagan. Ya de suyo el tener una tasa en cero por ciento los últimos cinco años, las economías desarrolladas empantanadas, y un sistema bancario aún frágil es lo suficientemente complejo, como para que lo anterior se le añada una Fed cuya cabeza anticipa en mayo un recorte en la inyección de liquidez, y en septiembre desanda los pasos caminados.

Lo malo de la decisión de la Fed es que prolonga la incertidumbre respecto de cuándo concluirá este extraordinario período de política monetaria expansiva que después de haber cumplido con su objetivo de evitar que la economía global se despeñara al precipicio de una Gran Depresión, ha creado un nudo gordiano que nadie se anima a desatar.

A todo el mundo le queda claro que esta situación inusual de tasas de interés de corto plazos en cero no puede durar toda la vida, a menos que tengamos que pasar por un escenario como el de Japón, en donde ese ha sido el escenario prevaleciente los últimos veinte años. Pero aún así, las tasas de interés no pueden quedarse en cero por mucho tiempo más.

Lo malo de que la Fed siga manteniendo las tasas de interés de corto plazo aplastadas contra el piso es que la relación entre las tasas de corto y de largo plazos, conocida como la “curva de plazos”, no está proporcionando la información adecuada sobre la economía como suele hacerlo. Lo malo es que mientras la Fed regale el dinero, la “curva de plazos” no podrá advertirnos con anticipación cuándo viene la siguiente recesión y cuando viene el siguiente ciclo expansivo.

Lo feo es precisamente eso: que el panorama sigue feo, quizá más feo de lo que pensábamos. ¿Qué tan feo estará el diagnóstico de la Fed, que decidió seguir inyectando liquidez a pasto? Lo feo de la decisión de la Fed fueron los motivos inconfesos que la llevaron a tomarla.

El mercado laboral de los Estados Unidos, en donde la tasa de participación se encuentra en su peor nivel desde 1978, ¿se encuentra en tan mal estado que la Fed, temerosa de arruinar la leve mejoría económica, decidió no moderar el monto de sus compras de bonos? Los datos de inflación en los Estados Unidos, que se encuentran muy por debajo del techo objetivo de la Fed, ¿han despertado en el banco central estadounidense el temor de que pasen de un estado de baja inflación a una deflación franca?

Lo feo es los motivos que llevaron a la Fed a tomar la decisión de no reducir su vasta inyección de liquidez. Cinco años después de que comenzara a inyectar oleadas de liquidez para salvar a la economía, la Fed aún no está segura de que haya llegado el momento de revertir, aún no está segura de que la economíaa mas grande del mundo está lo suficientemente fuerte para caminar por su propio pie: y eso es lo feo.

sábado, 21 de septiembre de 2013

El Sexo De La Fed Y La Aritmética De La Tasa Cero


Dicen que el dinero no tiene color. Ni patria, ni ideología. Ni sexo. Pero por primera vez en la historia el dinero podría ser femenino.

Este domingo el candidato favorito de Barack Obama para suceder a Ben Bernanke al frente de la Reserva Federal, Lawrence Summers, decidió retirarse de la postulación al ver que un grupo de influyentes senadores demócratas no apoyarían su candidatura al frente del banco central más poderoso del mundo.

Apoyado por Obama, Summers era visto como demasiado condescendiente con los bancos y las grandes corporaciones y por lo tanto su capacidad para mantener la independencia necesaria de todo banquero central, pensaban sus opositores, podría estar comprometida. Las presiones aumentaron conforme se acercaban hitos claves en el proceso de nominación del nuevo jefe de la Fed, hasta que Summers decidió abortar sus aspiraciones antes que enfrentar un descalabro.

Con Summers fuera de la contienda, la más natural sucesora de Ben Bernanke es justo su segunda al mando, Janet Yellen, una economista de primer nivel con una larga y prestigiosa carrera en el organigrama de la Fed, y quien ha sido también un apoyo considerable para el actual ocupante de la silla del banco central estadounidense.

Yellen comparte con su actual jefe, Ben Bernanke, la preocupación por dirigir la política monetaria en las condiciones más complicadas de la historia económica mundial. Cierto, la gran depresión de 1929 fue más aguda y brutal que la crisis que estalló en 2007-2008, pero aquella economía era una concatenación poco conectada de economías nacionales, y no una economía instantáneamente global como la que vivimos hoy, lo que complica enormemente el manejo de la política monetaria en Estados Unidos y en el resto del mundo.

Este martes y miércoles la Fed deliberará si comienza a revertir, lenta, apenas simbólicamente, su política de expansión monetaria de los últimos cinco años con la que ha salvado al mundo de una Gran Depresión global. Apenas ha dado señales tímidas de que tal reversión de política dará sus primeros temblorosos pasos, y ya los mercados han reaccionado con furia y desconsuelo, subiendo por si mismos las tasas de interés de largo plazo a niveles máximos de dos años y arriesgando la tímida recuperación de las economías desarrolladas.

Si Janet Yellen es la nominada para ocupar el puesto más importante del mundo en términos de política monetaria, dos mujeres, Yellen al frente de la Fed, y Christine Lagarde encabezando al FMI, ocuparán los dos puestos más importantes de las finanzas globales (y dirigiendo los destinos económicos de Europa se encuentra Angela Merkel), lo que sería una feliz constelación femenina guiando a la economía global en medio del más complicado temporal de los últimos cien años.

Pero el trabajo de la Yellen (o quien suceda a Bernanke), no será nada, nada fácil. Meter a una economía en un curso de tasas de interés de cero por ciento es relativamente fácil: como las tasas de interés y el precio de los bonos corren en sentido opuesto, al bajar las tasas hasta cero la Fed hizo ricos a muchos inversionistas con bonos en sus portafolios, y a pesar de estar navegando en una crisis espantosa, regalar dinero nunca gana enemigos en Wall Street ni en la economía (no así en el  congreso, en donde los conservadores aún siguen queriendo espantar con el fantasma inflacionario).

Pero si entrar en la trampa de la tasa cero es fácil, salir de ella es complicadísimo. Al menos por dos motivos: el primero es el anverso del mundo feliz de inversionistas haciéndose ricos al bajar las tasas, pues al subir las tasas los precios de sus bonos caerán, produciendo pérdidas. El segundo motivo es un poquito más complicado y preocupante.

En una profesión en donde las certezas son pocas, los economistas aprecian con todo su cariño el enorme poder predictivo que tiene la llamada “curva de plazos”.  Existe una relación directa, determinada por el riesgo de crédito,  entre el plazo de un crédito y la tasa de interés que éste cobra. Normalmente, entre mayor sea el plazo de un crédito, mayor es la tasa de interés. Normalmente. Pero siempre que la curva de plazos se ha invertido en los Estados Unidos, siempre que las tasas de corto plazo han superado a las de largo plazo, ha sobrevenido una recesión.

Ese enorme poder predictivo que tiene la curva de plazos se ha perdido hoy, pues como las tasas de corto plazo están en cero, la única forma en que la curva se invierta es que las tasas de largo plazo sean negativas, lo cual es imposible en términos nominales.

Janet Yellen, de ser electa, deberá de conducir el navío de la economía global de regreso a un escenario de menor liquidez, a riesgo de provocar graves minusvalías entre los tenedores de bonos, y deberá de dirigir al buque sin instrumentos, sin brújula ni sextante ni astrolabios, pues el poder predictivo de la curva de plazos, uno de los instrumentos más importantes de todo banquero central, se encuentra anulada por la aritmética de las tasas de interés en cero. Es una tarea tan complicada que se necesita quizás una mujer para que salga todo bien.

lunes, 16 de septiembre de 2013

El Dato Más Importante Del Mundo y La Economía Sin Empleos


Cada mes, para ser exactos, el primer viernes de cada mes, en las mesas de Trading de los bancos de inversión y casas de bolsa de todo el mundo, cinco minutos antes de las 8:30 hora de Nueva York, no se escucha ni el aleteo de las moscas. Un segundo después de las 8:30 sin embargo, las mesas de bonos y capitales vociferan, los teléfonos suenan, los teclados de las computadoras zumban, mientras miles de millones de dólares cambian de un lado a otro.

A ese primer viernes de cada mes se le conoce en Wall Street como el “Viernes de Empleo”, y es el día en que los mercados del planeta reaccionan al dato más importante del mundo: las cifras de nóminas no agrícolas de los Estados Unidos del mes que acaba de concluir.

En si, los datos del Viernes de Empleo son un prodigio de eficiencia burocrática: pase lo que pase, la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) de los Estados Unidos, publica religiosamente, los datos de las nóminas no agrícolas así como un caudal de estadísticas del mercado laboral del mes que acaba de concluir, incluso cuando el primer viernes del mes sea un día primero.

La importancia de los datos del Viernes de Empleo residen en su extraordinaria oportunidad, pues muestran el pulso del mercado laboral en la mayor economía del mundo con a lo sumo una semana de retraso. Ningún país publica datos económicos con tan pasmosa oportunidad, y por tanto, los datos del Viernes de Empleo brindan a los agentes económicos con precisión la situación de corto plazo de la economía estadounidense.

Uno de esos agentes es la Reserva Federal de los Estados Unidos, y aunque el banco central de nuestros vecinos cuenta con el mayor ejército de economistas del mundo para estudiar y dirigir la política monetaria, el dato del Viernes de Empleo es la pieza más importantes dentro del arduo rompecabezas que la Fed tiene que armar para decidir qué hará con las tasas de interés en los próximos meses.

Este pasado viernes 6 de septiembre se publicaron los datos laborales de agosto, y las cifras, si bien cercanas a lo esperado por el mercado, siguen mostrando una fotografía desesperante: la mayor economía del mundo sigue sin añadir empleos, cinco años después de la tremenda crisis del 2008-2009, de tal forma que le permitan bajar de manera permanente la tasa de desempleo.

La economía estadounidense añadió 169 mil empleos no agrícolas en agosto, con una tasa de desempleo de 7.3%. En general los números no son malos, pues el ritmo mensual de nuevos empleos es consistente con la tendencia de mediano plazo, y comparado con la tasa de desempleo de 8.1% que existía cuando la Fed comenzó su política de agresiva compra de bonos a los bancos, podría apoyar la idea de que la política de ingente inyección de liquidez está funcionando para  enderezar el rumbo de la economía.

Pero el reporte de empleo de cada viernes incluye una serie de datos adicionales que complementan los datos generales, y la situación descrita por la información complementaria sigue siendo descorazonadora., y se sintetiza en lo siguiente: los nuevos empleos añadidos se encuentran por debajo de los nuevos ingresos a la fuerza laboral, la mayor economía del mundo no nada más no ha dado empleos a millones de los que perdieron sus puestos en el 2008-2009, sino que no absorbe a los millones de nuevos entrantes a la fuerza laboral, un proceso que no se presentaba en los Estados Unidos desde la crisis del 29 del año pasado.

Uno de los indicadores claves para describir el proceso anterior son las piezas que forman la tasa de desempleo. Las estadísticas cuentan a alguien como desempleado si en las semanas anterior a la encuesta no encontró trabajo a pesar de estarlo buscando. La definición no sólo es semántica. La definición implica que si alguien no está buscando trabajo, por ejemplo porque ya se cansó de buscar o porque reingresó a la escuela, no cuenta como desempleado aunque no tenga trabajo. Y es ese fenómeno el que está sacudiendo al mercado laboral en Estados Unidos.

Mucha gente en Estados Unidos ha dejado ya de buscar trabajo al no encontrarlo, y han regresado a sus casas, a vivir con sus familias, o han buscado una beca para regresar a la escuela. Si sumamos las personas que trabajan más las que están buscando trabajo obtenemos un indicador que se llama la “tasa de participación laboral”, es decir aquellos en el mercado. Este indicador cayó en agosto a 63.2%, el nivel más bajo en treinta años.

La tasa de desempleo ha bajado en ese período no porque la agresiva política monetaria haya sido efectiva, sino porque mucha gente, millones, cansados de buscar trabajo sin encontrarlo, han regresado con sus familias o con becas a la escuela, y mientras el mercado laboral siga en esas condiciones de desánimo, la Fed podrá comenzar a retirar la liquidez, pero no subirán las tasas de interés. Y eso quizá tome muchos, muchos años.


domingo, 8 de septiembre de 2013

¿Hacia Dónde Podrían Ir Los Mercados Accionarios?


Cinco años después de la peor crisis económica en el mundo desde la Gran Depresión de 1929, las secuelas de alto desempleo y bajo crecimiento parecen casi perdurables, y detrás de esas cifras necias se esconden millones de hogares que han sufrido años severos y oportunidades reducidas.

Un indicador sin embargo se ha recuperado incluso más allá del punto en que se encontraba antes de la implosión de la economía global en el 2008-2009: Wall Street. Los principales índices accionarios compuestos por las empresas que cotizan en la bolsa de valores de Nueva York, el NYSE, ya han dejado atrás los niveles históricos marcados antes de la gran crisis hipotecaria y se encuentran ya en niveles históricos, con la notable excepción del Nasdaq, que no recupera aún los niveles del año 2000.

Los dos índices más importantes del mercado accionario, el popular Dow Jones y el más preciso S&P 500 se han propulsado más allá de sus máximos históricos pre-crisis y hoy atisban nuevos máximos en cada sesión, a pesar de que el mes de agosto fue un muy mal mes para los mercados.


¿Pero los récords históricos de Wall Street son una buena señal? ¿Son un prolegómeno de una época de expansión y crecimiento como los máximos marcados durante toda la década del 90? ¿O como en el año 2000 y en el año 2007 auguran una catástrofe? Es muy difícil saberlo, pero es muy importante poner atención a lo que el mercado está diciendo.

Una forma alternativa de ver las preguntas anteriores es preguntarse: ¿a los actuales precios históricos las acciones de las compañías cotizadas están baratas o están caras?.

Comprar acciones es adquirir el derecho a una parte alícuota de los beneficios que la empresa generará en el futuro. Si la empresa genera muchos beneficios en el futuro entonces al comprar hoy habremos hecho una buena inversión. Si la empresa no cumple con las expectativas, habremos comprado una acción cara.

Los analistas financieros tienen una medida para el problema anterior, le llaman la UPA, o utilidad-precio por acción, en inglés conocida como EPS (earnings per share), y mide justamente cuánto estamos pagando por un peso de utilidad de las empresas en el futuro.

Durante períodos de depresión bursátil la EPS desciende pues el pánico de los inversionistas deprime los precios en el corto plazo, bajando el precio que el mercado está dispuesto a pagar por los beneficios futuros. Pero en las épocas de auge los inversionistas están dispuestos a pagar quizá demasiado por cada peso de ganancias futuras.

Basado en esta medida parecería ser que las acciones en los Estados Unidos, y en otros mercados, están quizá demasiado caras. Mientras que el cociente EPS histórico es de 16.5 veces, en el nivel actual del S&P 500 el EPS es de 23.8 veces. Esto quiere decir que los inversionistas están pagando actualmente por cada peso de ganancias corporativas en el futuro más de lo que se ha pagado en el pasado, por lo que es posible que los precios de las acciones se ajustan a la baja para que dicho cociente regrese a su nivel normal.

Las acciones en Estados Unidos entonces pueden estar caras por dos motivos: o por que lo que nos espera en los próximos años es un dilatado período de prosperidad y un crecimiento récord de las ganancias, o por que la inyección de liquidez que la Fed y los Bancos Centrales de los países desarrollados han implementado en los años recientes para combatir la recesión se ha ido a estacionar a los mercados de valores dado que no hay otras alternativas en la economía real en donde el estancamiento y el desempleo siguen prevaleciendo.

Si la primera opción es la que está detrás de las altas valuaciones , entonces el alto cociente de las EPS actuales irá diluyéndose conforme el crecimiento y la bonanza económica muestren un crecimiento récord de las ganancias corporativas. Pero si  lo que explica las altas EPS es la profunda liquidez inyectada por los bancos centrales, entonces deberíamos estar muy, pero muy atentos, porque dicha liquidez en el muy corto plazo, comenzará a retirarse del mercado.

Cuando la Fed anuncie este mes de septiembre que recortará la talla de sus compras mensuales de bonos e hipotecas, de 85 mil millones a un ritmo menor, la liquidez comenzará a menguar y las expectativas de que dicha mengua se acentúe en el futuro crecerán todavía más. Cuando la amplia colcha de la liquidez se retire dejará al descubierto muchos excesos que se han cobijado bajo su manto en los últimos años y no debemos de descartar que los niveles récord del Dow Jones y el S&P 500 sean uno de dichos excesos que quizá deberán de ser corregidos.



viernes, 6 de septiembre de 2013

LA GIMNASIA Y LA MAGNESIA DE LA RESERVA FEDERAL


Ben Bernanke, el Presidente de la Reserva Federal (la Fed) , el Banco Central de los Estados Unidos, tiene un serio problema de comunicación: quiere decir gimnasia, pero el mercado entiende magnesia, y esa confusión, que parecería semántica, es económica, y puede complicar la forma en que el mundo desarrollado saldrá de la larga depresión económica en la que se encuentra desde el 2008.

En inglés, la confusión reside en dos términos: tappering y tightening. Bernanke ha dejado claro que “estrechará” el monto de compras trimestrales  que la Fed lleva a cabo en el mercado, esto es lo conocido como tappering. Pero a pesar de que Bernanke ha sido explícito en que “estrechar” no significa “apretar”, las tasas de interés de largo plazo en los Estados Unidos han subido como si lo que Bernanke fuera hacer es subir sus tasas de referencia, es decir, hacer tightenning.

La distinción entre “estrechar” y “apretar”, entre tappering y tightening es sencilla entonces: “estrechar” significa reducir el monto de compra de bonos de la Fed a los bancos, es decir, reducir la inyección de liquidez de la Fed a los intermediarios financieros. “Apretar” significa que la Fed incrementa el nivel de las tasas de fondos federales y/o de descuento, que son las que rigen el costo de dinero de largo plazo y que de manera indirecta, mueven las tasas de largo plazo y del resto de la economía.

Bernanke entonces ha dicho que estrechará, no que apretará, pero la respuesta del mercado ha sido dramática, y el pavor que se ha desatado en el mundo ha debilitado el ímpetu de los mercados accionarios, ha aniquilado a monedas de mercados emergentes como la Rupia, el Real y en menor medida el peso mexicano, algunas de las cuales han caído a sus peores niveles desde 2010.

Pero el efecto más pernicioso ha sido sobre una de las variables más importantes de la economía global: la tasa de interés de largo plazo, la de los bonos de 10 años, la cual ha trepado de manera agresiva y alcanzado máximos desde julio del 2011, acercándose al umbral del 3%.

El ritmo actual de compras de bonos de la Fed a los bancos es de 85 mil millones de dólares mensuales. Tal ritmo es insostenible en el mediano y largo plazo pero lo más importante es que las señales de moderada mejoría en la economía de los Estados Unidos sugieren que dicho monto puede reducirse en el corto plazo. Tal reducción en la talla de las compras puede ocurrir en la reunión plenaria de la Fed de septiembre próximo, con lo que comenzaría un gradual retiro de la ingente liquidez que el banco central ha inyectado en el sistema bancario en los últimos cinco años.

Que el mercado interprete estrechar como apretar, que reaccione a un estrechamiento de la liquidez como una subida inminente de las tasas de referencia es un problema muy común en las finanzas internacionales, un problema que aquejó por ejemplo a la política económica mexicana durante muchos años: la no credibilidad.

Los mercados anticipan siempre. Pueden acertar o equivocarse, pero anticipan siempre, lo hacen en cada momento y con toda la información que digieren: si Bernanke está diciendo que estrechará las compras de bonos, los mercados están previendo ya que en un futuro apretará, subiendo las tasas de interés y al anticiparlo están subiendo la tasa de interés de largo plazo y vendiendo las monedas de los mercados emergentes.

No importa entonces que Bernanke use palabras amorosas para tranquilizar a los mercados, los mercados están anticipando que el estrechamiento de Bernanke será seguido de un apretón de las tasas de interés y están anticipando esa siguiente etapa. No se están creyendo que la Fed se limitará a reducir la talla de la inyección de liquidez, saben que la siguiente estación es inevitable y que el fin de la época de dinero barato, en algún momento de los próximos meses podría estar llegando a su fin si no vemos una recaída de los índices de producción y empleo.

Los mercados han sido muy complacientes, y no hay que culparlos, al gozar de los beneficios de toneladas de liquidez que los bancos centrales han inyectado en el sistema bancario durante los últimos cinco años. Tal época parece parecería estar llegando a su fin, y lo que ocurrirá cuando dicha liquidez se repliegue es muy difícil de preveer, pero las últimas dos semanas nos han dado una probadita de lo que puede venir: caídas en monedas y bolsas de mercados emergentes, rebote de las tasas de largo plazo, minusvalías en posiciones de fondos de pensión con grandes posiciones en bonos.

Entrar en un período de exceso de liquidez es relativamente fácil, pero salir es complicado: serán los bancos centrales del mundo capaces de retirar la liquidez sin causar una disrupción mayor de los mercados financieros en los próximos meses y años. Es difícil saberlo, pero estamos a punto de enterarnos.

domingo, 18 de agosto de 2013

El Euro y La Zapatilla de la Cenicienta


El 14 de agosto se publicaron los datos del PIB de la Eurozona y si, conforme se esperaba, jalados por la máquina alemana y un desempeño francés mejor a lo estimado, la zona económico del Euro por fin, y después de seis trimestres (si, 18 meses) consecutivos de decrecimiento, logró una cifra positiva, lo que técnicamente significa que la segunda mayor economía del mundo ha salido tímida y débilmente de una penosa recesión.

Visto como un todo en efecto, la Eurozona ha dejado la zona de recesión, pero ese bloque económico peculiar, compuesto de 17 economías particulares, presenta enormes disparidades que se ocultan bajo la cifra unitaria del PIB comunitario.  Dichas disparidades siguen reflejando el hecho que precipitó a la economía del viejo continente en el precipicio del cual apenas comienza a salir: que el Euro, esa voluntariosa divisa, diseñada más para la política que para la economía, tiene un impacto asimétrico sobre cada uno de los países miembros de la zona, y esa disparidad seguirá lastrando las economías locales por mucho tiempo.

El problema de fondo de la Unión Económica Europea es justamente eso que los une: el Euro. Cierto, la moneda común vino a resolver los enormes costos de transacción que implicaba tener una moneda para cada país en un bloque con una grado de integración inter-nacional elevadísimo, pero como todo en la vida, dicha bendición tuvo un costo, y se está pagando ahorita: que el Euro es como la zapatilla de la Cenicienta, que muchas doncellas se lo pueden probar, pero sólo le queda perfectamente a una.

Como la zapatilla de la Cenicienta, el Euro les queda demasiado apretado a algunas economías; asfixia a aquellas de baja productividad . A otras economías en cambio la zapatilla les queda floja, son tan productivas que sus compañías exportan al resto del mundo con facilidad. Dentro del grupo a quienes la zapatilla del Euro les aprieta se encuentran España, Grecia, Portugal e Irlanda; dentro del segundo destacan Dinamarca, Holanda y las economías bálticas.

Pero por su peso relativo y por la potencia de su productividad, el Euro sólo le calza de manera perfecta a una economía, a la cual no aprieta ni le queda floja: la alemana.

Una moneda que para Alemania funciona bien no tiene por qué funcionarle bien a Grecia ni a España, y a una economía más productiva que la alemana, como la de Bélgica por ejemplo, le viene bien calzarse al Euro.

Desgraciadamente, ésta parábola de la zapatilla y la divisa común no es académica sino que ha tenido efectos dramáticos sobre las economías particulares del bloque. Si comparamos el PIB de la Eurozona actualmente con el PIB que existía en el 2008, antes que la brutal crisis financiera sacudiera al mundo, los datos son trágicos: el PIB de la Eurozona se encuentra 3.0% por debajo de dicho nivel. Es decir, en los últimos cinco años, el PIB de la Eurozona ha disminuido, uno de los peores desempeños de la historia económica moderna.

Pero ese -3.0% enmascara el problema de la zapatilla de la Cenicienta. En estos cinco últimos años sólo una economía dentro del Eurobloque ha crecido: Alemania, cuyo PIB se encuentra tan sólo 2% por encima del nivel del 2008., pero es ese magro pero positivo número el que hace que en el agregado la Eurozona no se haya hundido más. El resto de Europa sin embargo, se encuentra aún sumergida  en la peor recesión económica de los últimos ochenta años.

El casó más trágico es, paradójicamente, la patria de la tragedia: Grecia, cuya economía se ha hundido 22.8% respecto del nivel que existía en el 2008, una verdadera tragedia humanitaria y un ejemplo craso de lo inadecuado que fue adoptar para una economía de baja productividad una moneda cuyo nivel se adapta a la potencia alemana.

Sin llegar a la intensidad trágica griega, economías como la de Portugal (-7.5%), Irlanda (-9.7%) e incluso el gigante español (-7%) llevan ya un lustro más que perdido, hundidos respecto del nivel que tenían en el año 2008, y con tasas de desempleo en máximos históricos.
Las diferencias históricas y recientes en los niveles de productividad y el hecho de tener una unión monetaria sin que exista una movilidad perfecta de trabajadores es lo que subyace a la enorme asimetría económica de la eurozona. Grecia y España por ejemplo, no pueden exportar sus soleados veranos mediterráneos, mientras que la industria Alemania no tiene problemas para seguir exportando al resto del mundo con el actual nivel del Euro.

La moneda común ha sido un costoso experimento para muchos países y millones de personas, pero como la alternativa de abandonarlo es más cara aún que mantenerlo, la apretada zapatilla de Cenicienta seguirá asfixiando a la mayoría y calzándole bien sólo a aquella cuyo pie está hecho a la medida.