¿Qué significa que el barril del petróleo tenga un precio negativo? Que las petroleras paguen a sus clientes para que vengan y se lleven el petróleo. ¿Tal locura podría ocurrir? Si, en un escenario que, en esta situación global disparatada, no es nada disparatado. Si hay demasiado petróleo almacenado, y no hay demanda, quizá sea más barato para las petroleras pagar porque se las lleven que seguir almacenándolo. Quizá no lleguemos a ver tal anormalidad, pero lo cierto es que el mercado petrolero está sobre saturado.
Como todo precio, el del barril del petróleo se determina por la oferta y la demanda, y ambos lados de la ecuación juegan para que los precios del petróleo estén en los menores niveles en dos décadas.
Por el lado de la oferta, árabes y rusos, los dos mayores exportadores, están enfrentados en una guerra de desgaste para no ceder sus cuotas de mercado global, y quieren tronar a los productores de mayor costo (en especial al shale oil estadounidense), los cuales han inundado en años recientes el mercado a sus costillas. La guerra en el olimpo petrolero, disparada hace casi un mes, no amaina, así que existe una sobreoferta de petróleo en el mercado.
Pero el factor más complicado en este momento es el lado de la demanda. El lado de la oferta está en manos de los jeques árabes y de Vladimir Putin, quienes podrían llegar a un acuerdo eventualmente. Pero el lado de la demanda está en manos de un virus, que tiene parada a la economía global en un encierro que quizá se prolongue por meses aún.
Un tercio de la humanidad, y el tercio con el mayor poder de compra y por tanto, el tercio más relevante para la demanda de combustible, se encuentra casi encerrada en sus casas debido a la pandemia del Covid-19. La demanda de combustible para vehículos se ha disminuido en un 70-75 por ciento de acuerdo con algunas estimaciones; mientras que la demanda para turbosina se ha desplomado a niveles mínimos.
De acuerdo con estimaciones de Oil Markets, una firma de análisis del mercado de crudo, la demanda está cayendo a una tasa de 10 millones de barriles por día. Ese monto es el volumen producido por Arabia Saudita. Dicha tasa, de continuar un mes más, implicaría una contracción del mercado sin ningún precedente en la historia económica mundial, con consecuencias devastadoras en toda la cadena de valor de la industria.
Los proyectos de exploración, que se hacen con un horizonte de treinta años; los de perforación, que planean con al menos dos años de antelación; los de producción, con un horizonte de uno o dos años; los de almacenamiento, que deben de anticiparse una década; hasta los de distribución y venta, que deben de planearse en un horizonte de meses, están siendo completamente revolcados, puestos patas para arriba con un precio del petróleo por debajo de los veinte dólares.
El primer efecto, que ya está materializándose, es el de sacar del mercado a los productores menos eficientes, a aquellos con los costos de extracción más altos. El miércoles pasado, uno de los pioneros del petróleo shale en Estados Unidos, Withing Petroleum se declaró en bancarrota, iniciando lo que probablemente sea una cadena de quiebras en este sector para cuyas empresas, con cotos cercanos a los 35-40 dólares, ya no es rentable ni factible producir con el precio del barril por debajo de los veinte dólares.
Las petroleras shale y las de altos costos recurrieron al endeudamiento para aumentar su capacidad cuando los petroprecios estaban altos, y a los actuales precios no recuperan ni los costos de extracción, y por lo tanto no tienen capacidad de seguir pagando sus créditos.
El mundo está empachado de petróleo. No tiene caso seguir produciendo cuando nadie compra en las gasolineras, y los almacenes están llenos de crudo. Los buque tanques están varados en alta mar repletos de crudo, así que no es descabellado esperar que de repente alguien pague por que le quiten sus barriles de petróleo de la cadena de valor.
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