domingo, 8 de marzo de 2015

¿Quién Teme A La Deflación?

Quizá si alguien en la esquina de Eje Central y Cinco de Mayo lee ésta desvarío, sonreirá. Pero no está de más que en este altiplano tropical que es el Anáhuac, tan lejos de lo que ocurre en el resto del mundo, platiquemos un poco de un tema que en el marco mental de todo economista es difícil de encuadrar: el riesgo de deflación.

Lo peor del caso es que el riesgo de deflación no es un caso teórico, sino que en algunas latitudes (Japón, Italia, España), es una realidad; y en otras un peligro claro y presente (incluso en los Estados Unidos).

México ha sido siempre propenso a la inflación. Quizá por su orografía, tan corrugada. Quizá porque más de la mitad de la población vive a más de 1,600 metros sobre el nivel del mar, en una concatenación de valles altos que crean condiciones para el arbitraje en el precio de bienes y servicios. Quizá porque la capacidad de los comercializadores en México para aumentar precios no tiene igual en otras economías. Quizá porque somos una economía con pocas opciones en la mayoría de los mercados relevantes.

Desde que se tienen estadísticas fidedignas, la economía mexicana no ha sufrido de períodos significativos de deflación, y antes bien, durante un par de décadas, la inflación excesiva fue un problema que paralizaba el desarrollo nacional.

La Reserva Federal de los Estados Unidos está cerca de subir sus tasas de interés de referencia. Quizá lo haga en algún punto de este próximo verano. Pero si lo hace no reacciona a un posible aumento en la inflación: si sube tasas lo hará para normalizar las condiciones monetarias, porque la economía está creciendo y porque el desempleo está bajando, no porque haya señales de inflación.

Al contrario. Si uno mira indicadores globales, como el deflactor implícito del PIB de los EEUU, la inflación es cada vez más baja, y baja cada vez más, (si me perdonan el juego de palabras). En España, en Italia, los índices de precios al consumidor están ya en lecturas negativas. Peor aún: como comentábamos en una perorata anterior en este espacio: en Suiza las tasas de interés son negativas, es decir, el banco central de ese país les quita un cachito a los bancos que tienen allí sus depósitos. En Alemania, quienes compran letras del tesoro de corto plazo aceptan tasas negativas, es decir, que conceden parte del principal con tal de ahorrar en esos instrumentos.

¿Por qué cada vez más gente en el mundo está aceptando tasas negativas? Es decir, si se es un ahorrador, que le quiten parte de sus ahorros con tal de depositarlos, y si se es un emisor, pagar por prestar?

La primera respuesta es porque hay mucho miedo, pánico de que algo malo vaya a suceder, y que con tal de tener su dinero en un lugar seguro a algunos ahorradores les parezca bien que les cobren por depositar. La segunda posible respuesta es que algunos estén previendo que en el futuro la deflación será más generalizada, y más profunda.

Si existe deflación, es decir, si los precios caen, las tasas de interés negativas no son necesariamente un mal negocio. Si la deflación es del 3%, y si yo invierto a una tasa negativa del 2%, aún estaré ganando en términos reales un rendimiento positivo. Si cada vez más inversionistas están aceptando tasas negativas en el mundo ¿será que están previendo que en el futuro incluso esas tasas negativas les van a redituar?

Para un emisor, una tasa negativa es algo que económicamente parece no tener sentido: pagar para prestar. En el mundo normal, quien presta, cobra. En el mundo de la deflación, quien presta, paga.

Economistas como Paul Krugman llevan años insistiendo, alertando a los bancos centrales (como nuestro Banxico) y a los hacedores de política, que las reglas de la economía son muy distintas cuando estamos en deflación. Como la física funciona en los hoyos negros, toda bocabajo, la economía funciona muy raro cuando estamos en deflación.

Si esos inversionistas tienen razón, y vemos que además de Japón, de cachotes de Europa y otras regiones, son engullidas por la deflación, y que por lo tanto, aunque los bonos y los ahorros den tasas negativas la estrategia sigue siendo redituable, estaremos en un serio problema.

Porque los bancos centrales y los economistas saben bien cómo controlar la inflación: paran la economía de una forma o de otra. Pero es justamente una economía parada la que causa la deflación. Siempre se ha minimizado el riesgo de deflación. Los ortodoxos dicen, como los cínicos le refutaban a Zenón de Helea su paradoja, si hay deflación imprimamos más dinero.

Pero lo terrible es justo eso: que las tasas negativas están siendo causadas por un mar de dinero. Los bancos centrales están tratando de revivir a las economías muertas con la última herramienta que tienen: cañonazos de dinero, y lo que están viendo es que los precios caen. No está de más que estemos atentos a éste punto. De la inflación sabemos como escapar: de la deflación, y a juzgar por las décadas que Japón lleva atrapado en ese pantano: no lo sabemos aún.