domingo, 18 de junio de 2023

¿Podría El Nearshoring Vencer A La Recesión?

¿Cómo es posible que la economía de Norteamérica, desde Alaska hasta el Soconusco, esté, contra todo pronóstico y hasta el momento, resistiendo el alza de tasas de interés más agresiva de los últimos cuarenta años sin resbalar hacia una recesión? El abrupto rebrote de inflación de finales del 2020 a la fecha parece estar cediendo y encaminarse a niveles aceptables, pero esto ocurre en medio de un mercado laboral muy apretado y con los indicadores de producción elevados. ¿Tendrá el famoso nearshoring que ver con esta combinación milagrosa de desinflación, pleno empleo, y crecimiento económico? Quizá.

Se la ha llamado nearshoring al proceso de reversa de la globalización manufacturera, especialmente saliendo de China hacia regiones que sean geopolíticamente seguras para las economías avanzadas.

Desde antes de la pandemia, el mundo se había convertido en un lugar peligroso para la manufactura global. La ira de Donald Trump contra China se agravó durante la pandemia, cuando el ser origen del coronavirus, junto con la retención que inicialmente hicieron de insumos como cubrebocas y respiradores, mostró al resto del mundo el riesgo crítico que representaba la dependencia masiva de la industria de ese país.

Conforme China se convirtió en la potencia económica que hoy es, era cuestión de tiempo para que empezara a rivalizar con los Estados Unidos en el resto de los órdenes geopolíticos. La pandemia aceleró este proceso y enfrentó a ambos colosos en distintas arenas, entre ellas la económica.

Nadie podrá acusar a los Estados Unidos de tomar decisiones económicas equivocadas en el largo plaz. Y seguro que no está ocurriendo en esta ocasión.

Ante el riesgo geopolítico que representaba su dependencia excesiva de la manufactura china, los Estados Unidos respondieron con la reindustrialización de su área geopolítica de influencia: Norteamérica. Los mexicanos, deslumbrados por la implantación de la fábrica de Tesla y decenas de fábricas, creemos que se trata de nosotros, que el nearshoring nos habla. En realidad, somos subsidiarios: la verdadera relocalización está ocurriendo, de manera masiva, en los mismos Estados Unidos.

La crisis que los obligó a tomar medidas prácticas fue la de los chips, los semiconductores que son insumos en prácticamente todos los artefactos de la vida moderna, desde los refrigeradores, las computadoras, los autos y las armas.

Cuando tras la pandemia, el mundo se quedó sin chips, los Estados Unidos se dieron cuenta cuánto dependía de la producción de Taiwán, la isla que China reclama como parte de su territorio y que en diversos escenarios geopolíticos serían materia de una invasión militar de parte de la potencia asiática. Se percataron que debían tener los chips en, o dentro de casa.

El gobierno de Biden ha emitido dos instrumentos de política industrial agresivos con el fin de incentivar la re industrialización de los Estados Unidos: la Inflation Reduction Act (que en realidad es un paquete de subsidios para la manufactura y las energías limpias), y la Chips and Science Act que expresamente otorga beneficios fiscales y subsidios a la inversión en esos sectores en suelo estadounidense.

El resultado de lo anterior es una reversión, considerable en monto, de la tendencia de la industria estadounidense de abandonar su país para ubicarse en regiones de bajos costos laborales y logísticos, especialmente en China.

Los montos invertidos en la construcción civil para plantas manufactureras en los Estados Unidos han alcanzado en meses recientes niveles no vistos históricamente. En efecto, empezó en el sector de semiconductores, en donde la inversión ha sido masiva, pero se ha extendido a casi todos los rubos manufactureros de la nación vecina. 

Los indicadores y la evidencia empírica apuntan a una re-industrialización de América del Norte, con el fin de aprovechar los subsidios en los Estados Unidos, la ventaja geográfica y estructura de costos mexicanos, y los recursos naturales de Canadá.

Dicho fenómeno, ¿es de una escala suficiente para evitar la recesión económica que potencialmente vendría por el apretamiento monetario en toda la región? Difícil saberlo en este momento, pero no es descartable que, junto con el efecto continuado del estímulo fiscal y monetario de la pandemia, la reubicación de la manufactura de China hacia América del Norte sea una de las razones que ayude a explicar la milagrosa resistencia de las economías de la región.

Cierto, los índices corrientes de producción manufacturera muestran debilidad en el sector manufacturero norteamericano, pero por otro lado los datos de incremento en la construcción de fábricas en la región abundan y no parecen ser equívocos.

La contraparte también parece apoyar la hipótesis. La economía china ha decepcionado incluso a los pronósticos pesimistas. Las cifras muestran como el coloso asiático está batallando con la producción y sus exportaciones. Los datos de ambas partes sugieren que quizá la conjetura de que la manufactura global está metiendo reversa a la tendencia que inició en la década de los setenta-ochenta del siglo pasado. Algo sin duda está ocurriendo en la manufactura global. Lástima que en economía necesitamos tanto tiempo para corroborar nuestras hipótesis. Pero los mercados anticipan. Escuchémoslos. 

sábado, 10 de junio de 2023

China: La Sorpresiva Amiga Contra La Inflación

Si una frase puede describir a la economía es aquella que reza que “no se puede todo en esta vida”. En muchas economías del mundo, luego de casi dos años de arduo combate, la inflación está penosamente cediendo: con vaivenes, vacilante. Pero uno de los factores detrás de las buenas noticias no es del todo halagüeño: quizá la decepcionante economía china se encuentre detrás de la caída en los precios de la energía y las materias primas más importantes, cuya debilidad ha ayudado a que las cifras recientes de inflación sean tan alentadoras en un conjunto de países. Pero una economía china débil no es algo muy bueno que digamos.

La semana pasada los precios al productor para mayo en la segunda mayor economía del mundo registraron su octava lectura negativa al hilo, cayendo 4.6 por ciento. Las cifras decepcionaron a los economistas luego de que el PIB del primer trimestre mostró señales de vitalidad, por lo que la fotografía proveniente del coloso asiático no es brillante, sino que, al contrario, sugiere desánimo y estancamiento.

Algunos antecedentes ayudarán a entender por qué está siendo tan difícil para China reactivar a su economía luego del parón que significó la pandemia de Covid y sus distintos rebrotes.

La historia empieza con la gran crisis financiera del 2008-2009, que hundió en una profunda recesión a las principales economías del mundo, con una salvedad: China. La segunda mayor potencia económica del planeta logró crecer en medio de la gran recesión gracias a una política de estímulos fiscales y monetarios dirigidos a inflar los sectores inmobiliarios y exportador, y mantener el acelerado crecimiento que el dragón chino venía manteniendo los treinta años anteriores.

La estrategia funcionó durante un tiempo considerable, pero aún antes de que el Covid irrumpiera en la economía global en 2020, enviándola a una profunda recesión, la economía china mostraba ya signos de agotamiento: el auge inmobiliario y exportador inducido había creado un exceso de capacidad que no encontraba la suficiente demanda, ni interna ni externamente.

 

La pandemia y sus secuelas económicas, comerciales, militares y geopolíticas han disminuido los mercados externos de China, y los millones de metros cuadrados sin compradores en el mercado doméstico están arrastrando con su peso al resto de la economía de ese país, que no ha acertado a crecer a los niveles previos a la pandemia.

No es algo nuevo. Pasó tras la crisis financiera de 2008-2009 en Estados Unidos y Europa. Cuando el sector inmobiliario se desinfla crea un efecto riqueza pernicioso y duradero que ancla la recuperación del mercado laboral y otros. Conviene recordar que tras 2009 la tasa de desempleo de Estados Unidos demoró más de una década en volver a los niveles que existían previos a la crisis financiera.

La recesión de la pandemia Covid no pinchó burbuja de activos alguna. Antes bien, las infló de nuevo en la forma de alzas en los precios de las acciones y de las casas. Tras el disparo dramático del desempleo en el segundo trimestre de 2020, el mercado laboral en casi todos los países del mundo goza ahora de condiciones históricamente apretadas en términos del balance de su oferta y demanda.

China parece estar sufriendo algo similar al malestar que padecieron los Estados Unidos y Europa tras el pinchazo de sus burbujas inmobiliarios, con una economía que le cuesta mucho arrancar de nuevo.

Mientras que el resto del mundo batalla contra la inflación, en China la inflación anual registra apenas 0.2 por ciento, muy por debajo del objetivo de 3 por ciento, en un contexto en donde incluso los recortados pronósticos de crecimiento han decepcionado por su debilidad.

La flaqueza china tiene efectos de largo alcance. Basta algunos ejemplos. Tras la divulgación de datos recientes los precios del cobre cayeron a sus mínimos de seis meses ante la perspectiva de la menor demanda de la industria de ese país. En el mercado petrolero, por ejemplo, ni dos rondas de recortes de producción han logrado enderezar el precio del barril ante la debilidad de las compras de Beiging.

La demanda china es la más importante fuente en los mercados de materias primas y de energía, por lo que la debilidad que hemos visto en el último semestre en estos mercados responde en buena parte al malestar en el segundo mayor mercado del mundo.

Pero, abusando de la frase, no hay bien que por mal no venga. La baja en energéticos y materias primas ha logrado abatir a las tasas de inflación general de un amplio conjunto de países, entre ellos Estados Unidos, en donde menores precios de gasolina, de gas y de electricidad han contribuido a la baja sensible de los precios al consumidor, trayendo buenas noticias para los bancos centrales.

Con los menores precios de la energía se han podido comenzar a anclar los precios de otras mercancías e incluso de servicios, creando un momento favorable para las perspectivas inflacionarias en el corto y quizá en el mediano plazo.

Nadie sabe para quien trabaja, y en este caso, la penuria económica china, que se está convirtiendo en una preocupación política para su élite gobernante pues el actual ritmo de crecimiento no basta para absorber las nuevas entradas al mercado laboral, del otro lado se ha revelado como la mejor amiga de los bancos centrales en contra de la inflación.

domingo, 4 de junio de 2023

Declaración de Amor Por Los Mochis

La relación que tenemos con nuestra ciudad natal es muy curiosa. Casi la sentimos como si fuera nuestra: al mismo tiempo nuestra madre, nuestra hija y nuestra amiga. Más curiosa es la relación con la ciudad adoptiva. Yo no soy mochitense de cuna. Soy mochitense de tumba: allí yacen para siempre mis padres. Pero a esa ciudad yo la quiero como si fuera mía, como si me perteneciera, siendo que ni sabe que existo. MI ciudad, Los Mochis, Sinaloa, es una jovencita que apenas está cumpliendo ciento veinte años, así que esta modesta columna busca ser una declaración de amor a ella, la esmeralda del noroeste.

Las grandes ciudades tienen orígenes míticos: Varsovia fue fundada por una Sirena; Roma por los hijos de una loba; el héroe de la Ilíada, Ulises, funda Lisboa. México-Tenochtitlán fue erigida allí en donde el Dios Tutelar de los mexicas señaló al águila engullendo la serpiente.

La fundación de Los Mochis es mundana. Tiene parte de sus curiosos orígenes en una colonia de socialistas utópicos estadounidenses, que tras fracasar en los finales del siglo XIX, en la construcción de Pacific City, que sería un puerto magnífico en donde hoy se ubica el puerto de Topolobampo, se escinde entre los colonos idealistas, que regresan a los Estados Unidos, y los seguidores de un empresario rapaz, que acabó siendo el fundador, un tal Benjamin Johnson, desarrollando la ciudad alrededor del ingenio azucarero llamado la Sinaloa Sugar Company en 1903, a partir de modestos asentamientos locales previamente existentes.

Para 1935 el pequeño poblado alrededor del ingenio azucarero se había convertido en la ciudad más importante del norte de Sinaloa, por lo que la cabecera, históricamente situada en Ahome, pasa a Los Mochis. Desde entonces la ciudad no ha dejado de crecer y se ha convertido en uno de los centros urbanos más importantes del noroeste mexicano.

¿Qué hacía una colonia de estadounidenses socialistas en la región de Los Mochis en el último cuarto del siglo XIX, en medio del porfiriato?

El jefe de esos socialistas era un insólito ingeniero estadounidense, Albert K Owen, quien había construido en la cuenca del Valle de México el canal de Texcoco y Huehuetoca, y que logró conseguir del gobierno mexicano la concesión y subsidios para tender el ferrocarril Chihuahua-Pacífico, cuya terminal se ubicaría en Pacific City, hoy Topolobampo. 

Owen contaba para esa empresa con un socio famosísimo, el General Ulysses Grant, el héroe del norte en la Guerra Civil estadounidense, y décimo octavo presidente de los Estados Unidos, con quien Owen había trabajado de muy joven.

Si. Dentro de los orígenes azarosos de Los Mochis se encuentra el legendario Ulysses Grant, pero también otros héroes menos conocidos. Por ejemplo: la gran comunidad china.

Para construir el vasto tren continental que atraviesa los Estados Unidos, la empresa que construyó la línea ferroviaria desde el Pacífico, echó mano extensivamente de migrantes chinos (y en menor medida, japoneses). Tras la conclusión del ferrocarril dichos trabajadores fueron expulsados de Estados Unidos, y vagaron por el oeste de ese país (¿recuerdan la serie Kung Fu?). 

Muchos de ellos entraron a México, y una comunidad muy importante acabó asentada en Los Mochis, así como en Torreón, Mexicali, Culiacán y Mazatlán. Presa del racismo, la comunidad china sufrió persecución y asesinatos, pero acabó siendo una parte fundamental de esas ciudades.

La comida china de Sinaloa, y en particular de Los Mochis, es espectacular, con tintes propios e ingredientes fresquísimos. Una historia similar se encuentra detrás de la más modesta comunidad japonesa de la ciudad, que sin embargo le ha dado a la ciudad algunos platillos distintivos y únicos (las excéntricas uvolas, por ejemplo). Pero va más allá, la comida de Los Mochis, créanmelo, escapa definiciones: de allí son los mejores tacos de asada, allí se revolucionó el hot dog, pocos preparan los camarones como en esa comarca. Somos adictos a inventar platillos.

Los Mochis surge entonces casi como un accidente, tras el fracaso de construir un ferrocarril de Chihuahua al Pacífico, atravesando la impenetrable Sierra Madre Occidental. Pero el propósito secreto era otro: la distancia más corta entre el puerto más importante del Atlántico, la ciudad de Nueva York, y el Océano Pacífico es justo el eje que termina en Los Mochis-Topolobampo. En los cálculos del empresario socialista Albert K Owen estaba la conexión de los dos mayores océanos del mundo en Los Mochis. Parece que a eso le llamamos estos días “near shoring”.

Un origen multi racial, proletariamente cosmopolita, poblada con trabajadores marginales de muchas partes del mundo (la comunidad griega que cultivó el tomate, los catalanes agricultores de papa) y los migrantes de todo el país (notablemente los nayaritas, como mi padre) que fueron engrosando esa comunidad novísima provenientes de las obras del tren, del desarrollo del mayor distrito agrícola de nuestro país, de la agroindustria (de allí son los famosos tomatitos Del Fuerte), y del emporio pesquero asentado en esa región. Los Mochis es el gran granero y pesquería de México.

Yo llegué a esa ciudad de migrantes a los cinco años, proveniente de Escuinapa, Sinaloa, pero nacido en Monclova, Coahuila (échenle la culpa de esta errancia al profe Chencho Amador). Pero desde entonces, y creo que hasta que todo sea, mi alma chilanga es mochitense.

Aún lo recuerdo con sus vívidos colores: la noche en que mi padre nos lleva a nuestro primer partido de beisbol en el estadio Emilio Ibarra Almada. Recuerdo el verde de la grama apareciendo al subir la rampa de las gradas. Que otros se queden con el Real Madrid o el Manchester City. El equipo de mis amores será siempre los campeonísimos Cañeros de Los Mochis, por más que la corona nos toque cada veinte años.

Por más lejos que esté me basta cerrar los ojos para regresar a esa calle callada en las noches de mi infancia, en donde fui plenamente feliz al lado de mis padres, en donde hice amigos que serán de por vida, en donde conocí el amor y el dolor de la muerte. Los Mochis no es mi elección, es mi destino. Y lo acepto.