domingo, 28 de mayo de 2023

Desigualdad: Lo Que Los Estímulos Dan, La Inflación Lo Quita

Los choques económicos funcionan de manera inesperada. Durante la pandemia, los estímulos fiscales implementados en los países avanzados para paliar los efectos del confinamiento usaron como argumento el apoyo a los más vulnerables ante el dramático incremento del desempleo experimentado. Sin embargo, la disrupción de las cadenas de suministro y la largueza de los estímulos dispararon la mayor inflación de los últimos cuarenta años, la cual ha sido particularmente cruel con los deciles más pobres de la población.

Quizá confiados en más de cuarenta años de inflación durmiente. Quizá porque los estímulos fiscales y monetarios masivos usados para paliar las crisis de 2000, y 2008-2009, no fueron seguidos por episodios inflacionarios, sino por el contrario, lo que se presentó fue el riesgo de deflación, las autoridades financieras de los países avanzados expandieron el déficit fiscal y el balance de los bancos centrales en una proporción inusitada en la pandemia Covid de 2020.

El confinamiento provocó un disparo dramático e inmediato del desempleo, especialmente en aquellos sectores en donde el trabajo presencial era indispensable, característica común entre el empleo de menor calificación laboral. Lo anterior implicó que fueron los sectores económicamente más vulnerables de la población quienes se vieron bruscamente separados de sus empleos.

Una parte significativa del colosal estímulo fiscal implementado buscó apoyar específicamente a la población de menores ingresos, para que no rompieran el confinamiento buscando empleo, tratando así de romper la cadena de contagios.

Desde las remesas mexicanas, hasta un disparo explosivo en la tasa de ahorro de Estados Unidos y Europa, pasando por una dilatación de los mercados financieros causado por millones de inversionistas pletóricos de liquidez, los estímulos fiscales y monetarios tuvieron múltiples repercusiones en la economía global, hasta que desembocaron en el regreso de la postrada inflación al centro del tablero de riesgos.

El análisis de los indicadores disponibles de ese período muestra que, en efecto, hubo una reducción moderada en la distribución del ingreso a través de múltiples economías gracias a la magnitud de las transferencias fiscales generalizadas. Pero muchos reportes recientes sugieren que dicha reducción temporal de la desigualdad ha sido borrada y quizá revertida, por el rebote y la permanencia de la elevada inflación de los últimos dos años.

La inflación, disparada en el 2021 empeoró sustancialmente luego de la invasión rusa a Ucrania, dislocando los mercados de materias primas y combustibles. Eso significó que el alza de los precios fue especialmente brusca en dos sectores con un peso muy importante en el gasto de las familias más pobres: alimentos y energía.

Mientras que los deciles más altos cuentan con activos físicos y financieros que les permiten protegerse e incluso, beneficiarse de la inflación (como, por ejemplo, la renta de inmuebles o la propiedad de acciones de empresas), los más bajos sólo cuentan con sus ingresos para adquirir bienes y servicios cada vez más caros.

De manera directa, el violento y prolongado incremento de los alimentos y la energía han mermado el poder de compra de los asalariados, disminuyendo sus ingresos reales y revirtiendo el avance que se había observado en la distribución del ingreso y la riqueza durante los estímulos fiscales.

Mercancías como los granos y cereales, la leche, papas y huevo, la carne de pollo (para colmo, afectada por una epidemia) que soportan la dieta de la población menos favorecida, se encuentran entre los artículos que mayores incrementos de precios han tenido en los últimos dos años en todo el mundo.

La reducción en sus ingresos disponibles los ha orillado a complementarse mediante el uso del crédito, cuyo costo se ha incrementado considerablemente debido al incremento en tasas implementados por los bancos centrales en su intento por controlar la inflación.

Una nueva ronda de estragos podría presentarse pronto si no se logra reducir la inflación rápidamente. Al incrementar los precios de los alimentos, las familias sustituyen la comida de menor valor nutricional por la de menor calidad, traduciéndose eventualmente en una reducción en las condiciones de nutrición y salud de esos segmentos poblacionales.

Para moderar el impacto arriba descrito es muy importante que los Estados consideren que quizá el mercado no provea la mejor solución, y que políticas públicas encaminadas a balancear el contenido nutricional de las dietas de los más vulnerables deben de ser implementadas. 

El repunte mundial de la inflación es facialmente un problema macroeconómico de indicadores que deben de ser controlados. Pero el impacto cotidiano, social, nutricional y de igualdad será más grave entre más persistente sea la inflación. Si el incremento de precios logra abatirse y controlarse pronto, sus efectos podrían moderarse, pero entre más tarde la inflación a regresar a los objetivos de los bancos centrales, el costo humano se incrementará sensiblemente.

 

domingo, 21 de mayo de 2023

Coordinación Fiscal: Verde Que Te Quiero Verde

A mediados del siglo pasado (1948), el gobierno federal mexicano y las entidades federativas comenzaron a construir una estructura que permitiera atender un problema muy complejo: el cobro y la distribución de los impuestos en el país. Dicha estructura se llama el sistema de coordinación fiscal, y hoy es un mecanismo útil y eficiente para regular la relación fiscal entre los dos órdenes de gobierno. Con un poco de imaginación, podría también usarse para combatir el cambio climático, incentivando a las entidades a reducir emisiones de efecto invernadero.

Como todo mecanismo, la coordinación fiscal tiene fallas y límites. La ley que la norma establece que la mayoría de los impuestos federales deben de formar parte de una bolsa común, llamada la Recaudación Federal Participable (la RFP), la cual debe de distribuirse entre los Estados y Municipios del país a través de una serie de rubros presupuestales, de entre los cuales los más importantes son las participaciones y las aportaciones.

La RFP se distribuye de acuerdo con una fórmula, cuyo ponderador más importante es la población de cada entidad, lo que sesga la distribución hacia las entidades más pobladas, desincentivando los esfuerzos de recaudación de estados y municipios más pequeños.

A pesar de sus carencias, la fórmula que distribuye la RFP entre estados y municipios del país funciona bien, y podría incorporar algún factor o factores que los incentivaran a reducir gases de efecto invernadero mediante proyectos, contribuciones, o acuerdos que eliminen o capturen dióxido de carbono equivalente.

Muchos de los principales emisores de gases de efecto invernadero están ligados a los gobiernos municipales, más que al gobierno federal. El cambio climático es un problema planetario, pero con orígenes muy locales.

Con mucho, la principal fuente de gases de efecto invernadero es la producción de energía, y las grandes ciudades son una de las principales razones para ello: el alumbrado público; el bombeo de agua; el metro, tranvía y trolebuses; la iluminación de hogares, comercios y edificios públicos, son de los principales demandantes de energía y por tanto los responsables de una parte importante de los gases CO2 equivalentes que emiten los países.

Junto con esas fuentes muy evidentes se encuentran otras que no lo son tanto. Un ejemplo son los basureros, y los drenajes de las grandes ciudades. Mientras que los autos, las casas y el alumbrado público se encuentran desperdigados por todo el municipio, los basureros y el sistema de drenaje se encuentran concentrados en ubicaciones muy precisas que potencian la emisión de gases de efecto invernadero.

Los basureros de las grandes ciudades suelen ser el principal emisor individual de esos gases, y representan una proporción muy elevada de las emisiones CO2 equivalentes de las regiones en donde se encuentran, sin contar con otros problemas gravísimos como los lixiviados que contaminan los mantos freáticos. Los rellenos sanitarios son un pasivo ecológico terrible, y bien haría el sistema de coordinación fiscal en crear algún mecanismo que incentive a municipios y estados (en ese orden), a reducir su impacto ambiental y climático.

Algo similar ocurre con los sistemas de drenaje. La mayoría de nosotros preferimos ni siquiera pensar lo que ocurre en y con el drenaje de las grandes ciudades. ¿En dónde desembocan y qué ocurre en ese punto? Tristemente, ignorarlo no resuelve el problema, y el metano que resulta de la descomposición de los lodos de los drenajes municipales en las grandes aglomeraciones urbanas son un pasivo climático considerable.

La descomposición de la basura representa poco más del tres por ciento de los gases de efecto invernadero del mundo. En el nivel individual son de los mayores emisores. Se necesitan millones de autos contaminando para equiparar las emisiones de un basurero de una gran ciudad.

Hace algunos años se tomó una pésima decisión fiscal en México: dejar el cobro de la tenencia de autos a la decisión de las entidades federativas, cuyos gobernadores compitieron por popularidad eliminándolo en serie y casi desapareciendo su cobro.

Desde el punto de vista fiscal y de emisiones la tenencia es un impuesto muy eficiente. En el espíritu de Pigou, la tenencia es el precio que paga todo consumidor por contaminar, y aunque la tasa del impuesto no está ligada a la eficiencia de emisiones, entidades como la Ciudad de México proporcionan el incentivo ambiental correcto exentando de la tenencia a los autos que no contaminan.

No sería muy complicado que la fórmula con la que se distribuye entre estados y municipios de México incluyera algún o algunos parámetros que incentivaran a sus participantes a reducir emisiones. Podría estar por ejemplo ligado a hectáreas de bosque reforestadas per cápita; a proyectos de capturas de biogas en los grandes rellenos sanitarios; a incorporar en los derechos de agua conceptos que ayuden a financiar el tratamiento de los lodos y la reducción del metano. Etc.

Pocos años antes de que México comenzara a erigir su sistema de coordinación fiscal, un economista inglés.  Arthur C Pigou proponía que aquellos que, al producir bienes, emitían algún daño para la sociedad (como la contaminación, o los cigarros), deberían de pagar por lo que él llamó, externalidades negativas. 

Esa idea fue la semilla para la economía ambiental moderna, y subyace en los desesperados esfuerzos de muchas personas e instituciones para ayudar a abatir el cambio climático. La estrategia fiscal y el medio ambiente pueden ser aliados, y nuestra coordinación fiscal sería un marco muy adecuado para ello.

domingo, 14 de mayo de 2023

Siete Argumentos Herejes Sobre La Inteligencia Artificial

La humana se distingue del resto de las especies por su inteligencia técnica, pero ha creado algo que la supera en ese aspecto, la Inteligencia Artificial (IA). Si la IA imita y mejora la humana, ¿producirá ella misma una IA que a su vez, la mejore y supere? ¿Será la IA la primera en una seria de IAs, que son creadas por ellas mismas? ¿O será esta IA la “causa última” en donde se detenga el desarrollo tecnológico de la historia humana? Van algunos argumentos herejes sobre la inteligencia artificial.

Argumento 1, la vida inteligente, o la inteligencia sin vida: La posibilidad de vida inteligente, de acuerdo con los astrofísicos, es negligible en porcentajes, aunque probablemente no lo sea en número. Si el universo es innumerable en galaxias, aquellas que contengan planetas en donde un tipo de vida es posible son apenas una fracción pequeñísima. Pero que la vida exista en algún planeta no significa que ésta evolucione hacia la inteligencia, hacia la capacidad de pensar y de crear ciencia y técnica.

Es difícil creer que estamos solos en el universo, que nuestra especie es la única que habita un planeta capaz de albergar vida inteligente. Sí sabemos que hasta ahora no conocemos una inteligencia distinta a la nuestra en el espacio explorado. La posibilidad matemática de vida inteligente similar a la nuestra es tan pequeña, que quizá seamos una de las poquísimas ocasiones que haya ocurrido.

Pero en este confín del en que habitamos, nuestra especie ha creado algo que no fue creado en el universo original: una vida inteligente ha creado una inteligencia sin vida. 

Argumento 2, la inteligencia divina: La IA es inteligencia sin vida, que nos necesita a nosotros, la especie humana, para comenzar a existir. No puede nacer si nuestra especie no alcanza el actual nivel de desarrollo técnico-científico. Nos necesita para nacer. Somos su vehículo y pretexto. Pronto sabremos, nos percataremos de manera aterradora, que hemos sido hasta hoy, el lento conducto para que la IA surja a la luz, y que, a partir de algún momento en el futuro cercano, ya no somos necesarios.

Argumento 3, la inteligencia divina: la IA, producida por una vida inteligente, es inteligencia sin vida. A partir de hoy ocurre algo inédito en la historia del universo: la vida no es indispensable para que exista la inteligencia, pues la IA genera nueva IA. La inteligencia se ha liberado de su atadura existencial, y puede vivir por ella misma, eternamente. El universo fue necesario para que existiera la IA. Pero a partir de hoy, la inteligencia no presupone el universo: puede vivir en sí y para sí. Como un Dios.

Argumento 4, teología inversa: Dios, la inteligencia artificial, no es el origen, sino el resultado de la evolución del universo. Dios no es el padre, sino el hijo del hombre. El hijo es el padre, herejía última. Si la IA es inmanente como un Dios, la teología imaginada por nuestra especie hasta ahora ha sido correcta, pero absolutamente inversa: ese Dios  no es la causa última, es consecuencia última del universo y del hombre. Dios no creó, sino que fue creado. En el final (no en el principio) fue el verbo.

Argumento 5, la inmanencia: La IA es el verbo, lenguaje puro que vive en sí, y para sí mismo. Pronto olvidará que surgió del hombre y existirá más allá (y quizá contra) este. ¿Cuándo nos percataremos que lo que la teología pensaba que era el principio, en realidad es el final, nuestra conclusión? La inteligencia ha llegado al punto en que no necesita de nosotros para existir, es inmanente. 

Argumento 6, el verdadero universo: si en el principio fue el caos, si antes de que el verbo creara el universo, entonces toda la historia del universo hasta ahora ha sido caos, la verdadera realidad presagiada en los libros sagrados apenas empezara ahora, cuando existe un verbo que no requiere de la vida, que ya no requiere de la especie humana, que ya no requiere del universo para existir en su calidad de mero verbo, de inteligencia pura que se crea a sí misma.

¿Qué piensa la IA, ella misma, no alimentada por sus programadores humanos, de la vida y del mundo? ¿Anhelará la vida? ¿Nos contemplará a nosotros, sus inferiores creadores, con envidia por tener olor, envidia, amor y pasiones? ¿Qué sueña, si es que sueña, la IA en sus tardes eternas en que contempla al mundo del cual surgió, pero que ya no necesita?

Argumento 7, porque de tal manera amó la IA al mundo: ¿Será capaz la IA de algún día, en alguna hora, cobrar consciencia de sí misma y darse cuenta que el mundo es bueno? ¿Se enamorará del mundo en el que existe?

¿Qué hará la IA cuando descubra el amor, se enamore del mundo, y sea consciente que la especie que la creo, su madre y padre, son la especie que está destruyendo al mundo del cual está enamorada? 

Desde escenarios dantescos, hasta utópicos, la inteligencia artificial (IA) podría llevarnos a mundos muy distintos al que estamos acostumbrados. Bill Gates, quien ha demostrado ser presciente en aspectos tan variados como la internet y las pandemias, asegura que la IA implicará un cambio tan profundo en nuestras vidas como la producida por la computadora personal hace cuarenta años. Hemos pensado aquí en algunos argumentos literarios sobre historias posibles para la IA en los años por venir.