domingo, 27 de mayo de 2018

Se Les Hace Bolas El Espagueti

La economía global es un sistema complejo. Esto significa que su dinámica depende de la interacción de múltiples factores que actúan en conjunto, pero no necesariamente coordinados. Dado que la mayoría de sus participantes buscan lo mismo: el mayor beneficio posible, el sistema tiende a estar equilibrado y marcha con estabilidad. Pero factores aleatorios, o inherentes al sistema, de pronto disparan una disrupción. Estos factores pueden ser los tipos de cambio, el endeudamiento…o el espagueti.
Las fuerzas que están tensionando la economía y las finanzas en Europa, y que podrían reverberar por el resto del mundo tienen tiempo actuando ya, pero hasta ahora han podido ser contenidas por la centrípeta de la economía. Sin embargo cada vez presionan con mayor fuerza, pues la causa principal del problema: la desigual distribución de los beneficios de la globalización, siguen sin ser atendida.
Esta tensión, con sus particularidades nacionales, se encuentra detrás de la actual presión sobre los bonos italianos y españoles. Ambas naciones sufren el malestar del euro: la falta de convicción de que una moneda y regulación común haya sido la mejor senda, y los políticos de un lado y de otro ponen en riesgo la permanencia de las dos naciones periféricas más importantes de la eurozona bajo las actuales reglas.
El repudio al euro es mayor en Italia que en España, pues esta última ha sido una beneficiaria neta de los fondos que buscan la convergencia económica, pero en el fondo la causa es la misma: los beneficios de la eurozona han sido concentrados en los menos, y los más sienten que los costos han sido mayores que las ganancias. Ese sentimiento es el mismo que produjo el Brexit, y el ascenso del populista Trump a la Casa Blanca, y si bien hasta el momento la Unión Europea ha sido capaz de detener la oleada de populismo conservador en elecciones clave en Holanda y Francia, los desarrollos recientes en Italia y España amenazan con traernos una nueva oleada de turbulencia financiera.
La pregunta relevante es si esta nueva oleada proveniente de Italia y España será un capítulo más en el largo drama del euro, el cual será sobrepuesto tras una nueva adaptación de los mercados, o si acabará siendo el golpe definitivo a la eurozona y su moneda común, como amenazan los populista de izquierda y derecha italianos.
Italia es la economía más endeudada de la eurozona, su población económicamente activa está decreciendo y presenta una dicotomía sin paralelo: el norte industrial es tan productivo y vanguardista como Alemania, pero el sur rivaliza en esos indicadores con Grecia. No es raro que eso ocurra en Europa, pero en Italia la brecha es incomparable: el país es un gran exportador, por ejemplo los autos de máximo lujo son prácticamente todos italianos, fabrican aviones y cohetes, la alta moda del mundo es italiana. El sur de Italia es otro continente, digamos.
Los extremos del populismo italiano, de derecha e izquierda, han encontrado un rarísimo y peligroso terreno común: el repudio a la eurozona y sus instrumentos. Piensan que abandonarla les traerá beneficios y cero costos, como buenos populistas que son. Apelan a sus electores, quienes en los extremos opuestos se han encontrado: los de derecha porque acusan que ponen más de lo que reciben, y los de izquierda porque sienten que no reciben lo suficiente. En Italia se están acostando en la misma cama la víctima y el victimario, y piensan que tienen un enemigo común: el euro.
En España en la forma las cosas son distintas, pero en el fondo son lo mismo. Dado que es una país beneficiario neto de las transferencias de la eurozona, no existe un repudio al euro, pero el fondo es el mismo: una revuelta de los que se sienten excluidos, nucleados alrededor de Podemos, contra el establishment en crisis moral por la evidencia de corrupción de los principales partidos, y que por tanto ha reaccionado torpemente, fragmentado,  al cuestionamiento de los excluidos.
Los cargos de corrupción contra miembros claves del gobernante PP han disparado una moción de censura que quizá prospere. Italia pasó meses sin gobierno hasta el actual pacto contra natura de los populismos; España corre el riesgo de quedar sin gobierno también. Al euro se le está haciendo bolas el espagueti.

domingo, 20 de mayo de 2018

Karl Marx Viste Givenchy

Decir que el mundo cambia es una perogrullada. Cambia a cada minuto y cada día cambia más rápido. Pero si nos detenemos un momento y nos apartamos de la vorágine y vemos el mundo pasar frente a nosotros, da la impresión que no cambia tanto como parece. La economía mundial es muy similar a aquella que diagnosticó Karl Marx hace ciento cincuenta años, y los ciudadanos comunes seguimos sintiendo una rara fascinación por el vestido de novia de una princesa inglesa, la cual, fiel a sus orígenes normandos de hace más de mil años, usó una prenda francesa en su boda.
Un noble francés, Guillermo de Normandía, conquistó por última ocasión las islas británicas en el año 1066, instalando una dinastía normanda en el trono de Inglaterra. La Casa Real inglesa actual, cuyo escudo imperial ostenta una leyenda francesa (“Dieu et Mon Droit”, “Dios y mi Derecho”) es descendiente de aquella casta de conquistadores normandos, los cuales con el paso del tiempo dejaron de ser franceses y un buen día despertaron ingleses, conformando así una oposición franco-británica que ha sido central para la historia política y económica de Europa y del mundo.
La boda del príncipe Enrique y la plebeya Megan Markle es una muestra de cómo sobreviven rasgos feudales en la cultura moderna. 
El gran atractivo del capitalismo es la democratización de las oportunidades: en la sociedad feudal la riqueza y el poder se heredaban, era necesario tener la sangre correcta; en el capitalismo estas se obtienen con el capital, independientemente de los genes. La historia del capitalismo moderno, tan bien retratada por Marx, es la disolución de la holgazana casta feudal y la ascendencia de los emprendedores que con su talento, invención, abusos y trampas, acumularon en el comercio, la industria y las finanzas, hasta que el capital se convirtió en el parámetro que ordena la sociedad moderna.
Pero el atractivo de princesas plebeyas casadas con príncipes es la nostalgia por el poder absoluto. La acumulación de capital, tan acendrada en las últimas décadas, ha profundizado las diferencias entre ingresos y riquezas de los deciles más altos de la población respecto al resto. Difícilmente un rey o emperador feudal tuvieron la riqueza y el poder sobre el mundo que tienen hoy Jeff Bezos, Bill Gates, o Warren Buffet. El gran libro de Thomas Piketty “El Capital. En El Siglo XXI” (Con un inocultable guiño a Marx), hace de esa profundizada desigualdad su tema principal, pues ese rasgo de la economía actual es uno de los más inquietantes y difíciles de resolver.
Cierto, las diferencias entre ricos y pobres ya no dependen, en principio, de la sangre, sino del cerebro y el esfuerzo, pero Piketty muestra cómo los ricos siguen siendo ricos y los pobres no rompen su fatalidad, en una persistencia muy preocupante para el desarrollo futuro de la economía mundial. El capitalismo fue exitoso cuando supo compartir los frutos del crecimiento, y así hacerse más atractivo que el régimen ineficiente e inviable que existía detrás de la cortina de hierro.
Pero una vez que el régimen soviético hizo evidente su inviabilidad y colapsó, el capitalismo moderno perdió el incentivo para convencer a los ciudadanos de sus bondades y ha mantenido los salarios e ingresos de los trabajadores bajos, a expensas de una proporción creciente de las ganancias en el producto nacional.
Marx, cuyo cumpleaños 200 se celebró hace un par de semanas, describió una economía que avanzaría impulsada por el progreso técnico, abriendo un mercado tras otro sin detenerse. Hizo ver que la desigualdad era inherente a la economía moderna, y que los incentivos a acentuarla producirían una respuesta de los trabajadores. Las tensiones resultantes del progreso técnico, la producción abundante de riqueza y la brecha patrimonial llevarían a crisis periódicas en donde el capitalismo se ajustaría para seguir avanzando en su marcha.
Nunca he entendido a quienes explican la economía sólo a partir de Marx. Es imposible, máxime cuando la disciplina economica ha producido avances colosales en el último siglo. Pero los rasgos generales que describió son válidos hasta hoy, si no pregúntenle a estos mercados que luego de un colapso épico que borró billones de dólares de riqueza en la espantosa crisis de 2008-2009, una década después parece como si nada hubiera ocurrido y su preocupación gira en torno al vestido Givenchy de la princesa inglesa. Hasta que la siguiente crisis nos haga recordar a Marx de nuevo.

sábado, 19 de mayo de 2018

Domingos Rancheros: Tres Versiones De Las Nieves De Enero

La fortuna es curiosa. Mario Molina Montes fue un compositor veracruzano, nacido en Alvarado en 1921, que tuvo una carrera importante en la música popular mexicana. Compuso algunas canciones rancheras conocidas. Con el paso del tiempo compuso baladas y sus canciones se interpretaban en el Festival OTI y otros.

Pero la fama arrolladora le llegaría muchos años después, ya muy cerca de su muerte, cuando ya muy pocos sabían de él.

Mario Molina Montes es el autor de "Las Nieves de Enero".

Que alguien de Alvarado escriba una canción con ese título ya es un prodigio, digamos. No creo que desde el pleistoceno o antes haya nevado por allá. Pero la letra y la música son bellísimas: cándida la primera y sentida y lánguida la segunda. La letra habla de ir a ver a la Virgen, de casamientos, de una novia rejega y de una frustración casi lírica. La música es un vals cadencioso, y en casi todas sus versiones, anodino. Y quizá esto último sea lo que importe.



"Las Nieves de Enero" han sido grabadas por muchísimos cantantes. De entre ellos dos verdaderos colosos: Antonio Aguilar y Miguel Aveces Mugía (los polivoces dixit) tienen sendas versiones hermosísimas, ambas rancheras y con arreglos de mariachi distintos: la versión de Don Toño más compleja y acabada, la otra casi es un corrido de monte pero con la tremenda voz de MAM.



Pero la gran versión es quizá la de Chalino Sánchez.

El cantante sinaloense vivió una vida furiosa y despiadada, y en los pocos años que vivió le alcanzó para renovar el corrido y rehacer viejos clásicos. Entre ellos este, al cual rescató del olvido y de la medianía, para convertirlo en un tótem del corrido norteño.



Quizá sea la voz inclasificable de Chalino; quizá el compás sumamente largo y aplazado con la que lo canta; o quizá ese bellísimo acordeón que desde el inicio y hasta que la rola acaba, lleva a "Las Nieves de Enero" a alturas que quizá don Mario Molina Montes nunca imaginó.

¿Cual de las tres prefieren?

P.D. El video de Chalino es particular. Fue su último concierto, en Culiacán. Junto con su grupo, Los Amables del Norte (un gran conjunto). Poco después de cantar esta canción le llegaría una nota, que lee nervioso. Termina el concierto y sale a su muerte.

sábado, 12 de mayo de 2018

El TLCAN Es Inevitable (Aunque Fracase)

¿Qué pasaría si al fin del actual ciclo de negociación no hay un nuevo TLCAN firmado? Las implicaciones pueden ser muy serias: el peso podría sufrir una aguda depreciación; la inversión extranjera directa se detendría en el corto plazo; y las empresas que por más de dos décadas han jugado con las reglas claras del TLCAN actual sufrirían un trastorno de sus costumbres cotidianas y por lo tanto la economía mexicana podría sentir un bache. Pero en el mediano y largo plazo la integración de las economías de Norteamérica es irreversible.
Las materias primas de Canadá; el capital y la tecnología de los Estados Unidos; el trabajo y la geografía estratégica de México constituyen una combinación que no tiene paralelo entre los bloques económicos mundiales. Ni Europa, ni el Este de Asia tienen esa combinación de recursos para poder enfrentar a sus rivales económicos en el mundo. Norteamérica es una combinación única de factores que han sabido combinarse las últimas dos décadas para presentar un frente económico difícil de vencer.
Por supuesto, dicho bloque económico es asimétrico: la economía estadounidense juega un rol desproporcionadamente importante en la ecuación. No sería aventurado decir incluso que, en términos económicos, sus vecinos son jugadores complementarios y son compañeros estratégicos en la marcha del coloso americano por la economía global. Pero solo la ceguera de Trump y sus acólitos lo podrían negar: sin Canadá y México, la economía de Estados Unidos no sería lo que es, y sectores enteros habrían sido ya avasallados por la competencia alemana, china o japonesa, y el nivel de vida de sus ciudadanos sería distinto sin el Nafta.
Existe una discusión muy interesante pero que pierde de vista lo fundamental, y que gira alrededor de la siguiente pregunta: ¿Cuál de los tres países del TLCAN es el que más ha ganado en las más de dos décadas de vigencia del Tratado? Lo difícil de una respuesta a esa cuestión es que dependemos del contrafactual: ¿Quién hubiera perdido más si el TLCAN no se hubiera firmado nunca?
Creo que la respuesta para las dos preguntas del párrafo anterior es la misma: los Estados Unidos. 
Debido a las tallas respectivas, el TLCAN parece ser un tema marginal en la economía vecina y un factor de vida o muerte para Canadá y México. Pero en términos absolutos el impacto del Tratado es seguramente mucho mayor en el país del dólar que el impacto sumado de sus vecinos. El TLCAN no es una estrategia diseñada por y para México y Canadá. El TLCAN es más necesario y por lo tanto es cincelado y determinado por las compañías, la burocracia y los intereses de nuestro vecino del norte.
Si los Estados Unidos no quisieran el TLCAN, ningún estadista canadiense o mexicano, por muy visionario y persuasivo que fuera, habría sido capaz de imponerles el Tratado. El TLCAN es su necesidad y su diseño, y por lo tanto sus beneficios e insuficiencias les corresponden en la prelación continental.
Creo que la consciencia de lo anterior es absolutamente necesaria para definir la estrategia mexicana. Los países, incluso los Estados Unidos, se equivocan en sus decisiones, pero el modelo de sociedad y de Estado de nuestros vecinos ha demostrado históricamente que tales equivocaciones duran poco y suelen regresar a la senda liberal y globalista que les es innata. Si en este momento las circunstancias hicieron que un aldeano conservador diseñe la diplomacia política y económica de los Estados Unidos, es probable que en poco tiempo la tendencia globalizadora regrese a los asuntos del Estado en nuestros vecinos.
La convicción anterior no se debe, como en Tocqueville, a la creencia de una ideología superior de los estadounidenses. Sus valores democráticos y liberales han predominado porque proveen el marco adecuado para su geopolítica y su geoeconomía: implantados a mitad de los dos grandes océanos del mundo, y herederos del impulso europeo a la innovación y la competencia, el marco liberal es la herramienta necesaria para la expansión constante de la economía vecina.
No pueden escapar a su suerte. El liberalismo y la globalización son genéticos para los estadounidense, y el TLCAN es un engrane de esa gran maquinaria. Dicha maquinaria parece estar atascándose. Pero volverá a arrancar. Incluso si las actuales negociaciones fallan y no hay TLCAN, dicho fracaso será pasajero. No se le pueden poner puertas al campo: el TLCAN no es una idea mexicana ni canadiense, sino una necesidad estadounidense. Y regresará.

domingo, 6 de mayo de 2018

El Malestar De Las Divisas Emergentes Y El Banxico

En este espacio, y por varios meses ya, hemos insistido en que la siguiente mezcla de factores: el crecimiento sólido de la economía estadounidense, el déficit fiscal causado por el recorte de impuestos de Trump, y la normalización por parte de la Fed de sus tasas de interés, se conjugarían para producir un escenario particular para los mercados emergentes, y en particular para el Banxico: un dólar fuerte. 
La semana pasada vimos en México cómo la divisa vecina se disparaba y rompía la barrera de los 19 pesos por dólar. Muchos, erróneamente, achacaron la debilidad del peso a los vaivenes electorales locales, pero sin duda, y como la atestigua el desplome del peso argentino y del zloty polaco, las causas de la debilidad del peso son más complejas que las encuestas presidenciales y representan un rebalanceo de los riesgos financieros globales: el alza de tasas en EEUU está provocando el reflujo de fondos marginales de mercados emergentes hacia activos en dólares.
El caso de Argentina es dramático, y el despedazamiento de la moneda local sólo ha sido remediada por el alza en las tasas de interés del Banco Central hasta 40%, un nivel asfixiante para la economía, y que aún no parece suficiente para remediar del todo la sangría de flujos escapando de la economía austral hacia activos en dólares. Con el alza en las tasas de Estados Unidos, en todos los mercados emergentes (México incluido), está ocurriendo lo mismo que en Buenos Aires, la caspa de los fondos invertidos en moneda local está regresando al dólar, desangrando así a las monedas emergentes.
No todas las divisas emergentes sufren igual: aquellas con sólidos fundamentos como México, están soportando el rebalanceo de riesgos de mucha mejor manera que economías más frágiles como Argentina o Turquía. La estabilidad macroeconómica lograda por México es invaluable y nos permitirá sortear este rebalanceo sin perturbaciones agudas. Pero las habrá: la turbulencia seguirá en tanto las tasas en Estados Unidos no alcancen su nuevo nivel de equilibrio, lo cual llevará quizá los próximos doce meses al menos.
Las cifras de empleo para el mes de abril en Estados Unidos reportadas el viernes solo echaron sal a la herida: la tasa de desempleo estadounidense se hundió hasta el 3.9%, la menor en diecisiete años, confirmando los ingredientes para que la Fed repunte sus tasas de interés al menos tres veces más durante este año, comenzando con su sesión de junio.
Los mercados fueron implacables, y el dólar remontó contra prácticamente todas las monedas hacia un nuevo máximo del año. Pero lo importante es lo siguiente: la tendencia al fortalecimiento del dólar, como le hemos remarcado aquí, seguirá al menos unos meses. 
Déjennos dimensionar el tamaño del problema. Las tasas de interés se determinan por la oferta y la demanda de los bonos estadounidenses a los distintos plazos. El mercado en donde se compran y venden esos bonos es el mayor del mundo. Nada se compara en tamaño, liquidez e impacto con la talla y los indicadores del mercado de bonos de nuestro vecino. Si el gigante de los mercados se está acomodando, es natural que los cachorros, como los mercados emergentes, sufrirán de aguda volatilidad mientras el coloso encuentra una nueva posición estable.
Tenemos una ventaja: el balance macroeconómico de México es quizá el mejor para economía comparables, y el Banco de México hizo desde hace meses la tarea que bancos centrales como el de Argentina y Turquía apenas están realizando, acomodando las tasas locales de interés para absorber el rebalanceo del dólar con anticipación.
Tenemos suerte: el petróleo ha tenido un sorpresivo rally desde el inicio del año, por lo que el balance fiscal mexicano podría estar en mejores condiciones que las esperadas a inicios del año, y si los ingresos excedentes se usan para mejorar el balance, el rebalanceo del mercado de bonos estadounidense tendrá un efecto amortiguado sobre las variables locales.
Pero no nos equivoquemos, el rebalanceo está a todo lo que da. Estamos en plena reconfiguración de los flujos: las tasas remontan, la inflación está pegándose al límite del objetivo de la Fed, la tasa de desempleo está en mínimo de dos décadas y la expansión económica vecina goza de cabal salud en el corto plazo, mientras que el déficit fiscal de Trump comenzará a asomarse. Todo pinta para que los mercados estadounidenses reabsorban buena parte de los flujos que migraron a mercados emergentes en meses recientes, así que hay que virar el timón y prepararnos para que el viento nos sople en contra

sábado, 5 de mayo de 2018

Samedis Romantiques: La Tinta De Tus Ojos

Escribir un post tiene un punto de máxima complejidad: escoger el título. Una línea de palabras sonoras que llamen la atención y al mismo tiempo, capturen la idea del texto. Siempre es muy difícil: pero no esta vez.

En 1980, Francis Cabrel publica su tercer álbum: Fragile, y el segundo track tiene un título justo, pasmoso, limpio y difícil de superar: "La tinta de tus ojos".

"L'encre de tes yeux" es un clásico tardío de la Canción Francesa. No parece ser de 1980. Es tan auténtica que parece venir de la época de oro del género, y no de su última etapa, antes de que la Chanson Française fuera, como muchos otros géneros locales, avasallados por el hip hop.



La rola sintetiza lo mejor de la tradición de baladas francesa: una letra lindando con un poema romántico; preciosismo a dos pasitos de distancia lo cursi, sin serlo; pasión pasado por el lirismo, deseo disfrazado de galantería...y la voz de Cabrel.

Francis Cabrel ha vendido decenas de millones de discos. Es uno de los artistas más populares de la francófonía. Y sin embargo, vive en el mismo lugar donde creció, en un pueblito llamado Lot-et-Garone en donde ha sido concejal municipal por años, casado con su mujer desde 1974 y con tres hijos.

Les dejo este post de youtube: la versión original subtitulada en español. Para que sean atrapados por Francis Cabrel.