lunes, 29 de octubre de 2018

La Nueva Economía Mixta: Dos Ejemplos

Hace algunas décadas la economía mixta era común: el gobierno era propietario de empresas, y competía incluso con los privados, e incluso los sustituía. Este modelo sigue vigente en algunos países como Francia y es la norma en naciones como China. Pero la nueva economía, la que surja de la crisis tan seria del orden liberal, deberá de ser mixta. Pero de una forma distinta. En mi opinión deberá de usar al estado para que alcancemos la mejor solución de mercado, la cual si no interviene el gobierno, no puede ser alcanzada. Aquí revisamos dos ejemplos que tienen que ver con un tema difícil: la pobreza.
No es fácil, ni siquiera para los que se dedican a esos temas, diferenciar entre flujos y acervos, entre el estado de resultados y el balance, entre el PIB y el stock de capital de un país, entre ingresos y riqueza. Vale la pena establecer esa diferencia porque en el debate sobre la desigualdad estos dos conceptos tienden a borrarse y con ello se mal diagnostica el problema y se falla en la solución. Hay ricos que tiene muchos activos y pocos ingresos; hay pobres que tienen ingresos y no acumulan activos. Y el remedio para esos problemas difiere, pero los impuestos son clave en cualquiera de los casos.
Hace algunos años un economista peruano, Hernando De Soto, hizo popular entre los círculos conservadores un diagnóstico interesante, que partía del diagnóstico correcto, pero que tenía una trampa clásica en la solución. De Soto decía que para muchos pobres en Latinoamérica su problema era que estaban sentados sobre activos valiosos, sus tierras comunales, que debido a que carecían del adecuado registro legal, no podían comprarse y venderse. 
El diagnóstico es correcto, pero no es nuevo. Es tan viejo como la colonia. Las tierras comunales han sido siempre un bien valioso para el mercado, y si las condiciones fueran propicias, las comunidades podrían prosperar al entrar en el mismo. Pero al minimizar de Soto la pobreza de ingresos deja a los pobres una salida falsa: malbaratar su tierra. No es lo mismo comprar, vender o hipotecar la tierra comunal cuando se tienen ingresos sólidos que hacerlo en un ámbito en donde no hay ingresos y se tienen deudas que pagar. En el primer caso el valor de la tierra se potencia, en el segundo se remata. 
Históricamente el argumento de De Soto ha servido para rematar la propiedad comunal en el mercado. Bueno sería que la tierra comunal entrar al mercado en condiciones ventajosas para las comunidades y que incluso en el mercado, las comunidades crecieran las tierras que poseen, como lo hacen los menonitas en el norte de México. Las transferencias son esenciales en este caso para alcanzar la mejor solución de mercado.
El otro extrema del desbalance entre acervos e ingreso es también un caso muy interesante. Existe, y es creciente incluso, un segmento de la población de los estratos más altos cuyos ingresos son decrecientes, casi hasta desaparecer pero que tiene activos también. Es el caso opuesto a los pobres rurales. Son ricos urbanos que debido a su edad han dejado ya de trabajar y sus ingresos dependen de sus pensiones o la reducción de sus ahorros, pero que cuentan con acervos acumulados a lo largo de su vida laboral: sus casas.
Típicamente las clases media alta, y alta urbanas acumulan una o varias casas durante su vida laboral, y el tamaño de las mismas fue determinado por la necesidad de criar una familia que, al llegar los individuos a la vejez, ya ha emigrado a otro hogar. Viejos solos en grandes casa o departamentos urbanos, con bajos ingresos pero con alto valor comercial de sus propiedades son cada vez más comunes en las metrópolis modernas y plantean no únicamente problemas sociales: cómo ayudar a ese segmento creciente de la población, sino también urbanos, barrios regenerados por jóvenes afluentes con alto dinamismo comercial que presionan a la expulsión de los viejos residentes al encarecerlos.
En las economías más desarrolladas los mercados proveen la suficiente liquidez para convertir a los acervos en ingresos, pero el principio y el problema es el mismo. Las transferencias a los adultos mayores son muy importantes incluso en ese caso para que los individuos aprovechen la oportunidad del mercado en condiciones favorables, y no que la vejez y la urgencia de ingresos los obligue a rematar sus activos.

domingo, 21 de octubre de 2018

¡Dame Otra C! ¿Qué Dice? T-MECC

La fuente principal de la caravana que quiere entrar a los Estados Unidos a través de México es Honduras, el país más desigual de Latinoamérica, y uno de los más violentos. También es el país centroamericano que más ha sufrido por el profundo bache en el precio de las materias primas experimentado desde inicios del 2015 y que llevó a colosos como Brasil a una recesión severa. Creo que sólo hay una salida duradera para este problema: el convertir a Centroamérica en un exportador de manufacturas a través de su inclusión en el T-MECC (así, con una C adicional).
Centroamérica, con la excepción de Costa Rica (con una economía diversificada), y Panamá (un centro financiero), tiene una economía similar a la que México tenía hace cuarenta año, con una carencia notable: petróleo. La región económicamente más complicada de Centroamérica es el conjunto Honduras-El Salvador-Nicaragua, países que dependen de la exportación de ciertas materias primas para poder tener los recursos e importar alimentos y los bienes de capital para impulsar la economía. Como su base manufacturera es extremadamente débil, están sensiblemente ligados al ciclo de los precios de las materias primas, las cuales entraron en los inicios del 2015 en una severa depresión, que no da visos de repunte en el corto plazo.
Honduras exporta principalmente textiles (camisetas y sweaters), plátanos, café, langosta, aceite de coco y cables aislados. El 58 por ciento de sus exportaciones van a los Estados Unidos, y sus otros mercados importantes son El Salvador, Alemania y México. Sus importaciones abarcan prácticamente todos los sectores aunque destacan, no por su monto, sino por su importancia, tres artículos: maíz, trigo y arroz, cuyos precios han subido notablemente en los últimos meses, mientras que los precios de las exportaciones hondureñas se han desplomado.
El precio de lo que Honduras vende ha caído, y el precio de los alimentos que Honduras compra ha subido. El resultado es el hambre y la violencia que ha disparado la caravana de desesperados ciudadanos de ese país rumbo al norte del continente con el fin de escapar a esta cruel pinza económica que los aplasta.
Hace cuarenta años, toda proporción guardada, México tenia una economía con un dilema similar. Sus exportaciones, fuera del petróleo, eran jitomates, camarón congelado, algunas frutas tropicales, y otros productos primarios. Hace cuarenta años las exportaciones manufactureras de México eran mínimas. Cuando en 1982 el país cayó en quiebra por el desplome de los precios petroleros, el gobierno y los empresarios tomaron una decisión, desesperada que hoy parece visionaria: convertir a México en un exportador de manufacturas para evitar depender de los impredecibles y agudos ciclos de las materias primas que habían impulsado y hundido a lo largo de la historia la economía mexicana.
Hoy México es una potencia exportadora, y en sectores como el automotriz, el de aviación, el de computadoras y partes electrónicas y maquinaria, se encuentra entre los cinco más relevantes en el mundo. El TLCAN sirvió justo para ese propósito, utilizar a México como la plataforma de bajo costo laboral de Norteamérica, mientras que en Estados Unidos se generaban las actividades de mayor valor, como la invención, el diseño, la mercadotecnia, etc. México se insertó en este proceso como un mero maquilador, pero con los años la cadena de valor manufacturera ha sido transferida cada vez más hacia el país, y hoy la manufactura local va mucho más allá del mero ensamble.
El TLCAN y su muy parecido sucesor, el T-MEC, no son la solución a los problemas económicos del país, e incluso en términos de los salarios reales pagados a los sectores ligados a la exportación, la evolución no ha sido la necesaria para reducir la pobreza en México. El TLCAN también ha partido a México en dos económicamente: el norte integrado a la economía de los Estados Unidos, y el sur anclado a la producción primaria y lejos de la cadena de valor de Norteamérica. 
Pero la mejor opción para Centroamérica es aliarse con México y entrar en el corto plazo a la integración económica norteamericana. Es su mejor apuesta para romper con el acentuado ciclo de las materias primas. Seguro que es un proceso complejísimo. Pero es la mejor apuesta en este momento para los jugadores involucrados.

domingo, 7 de octubre de 2018

El Ecologismo, Fase Superior Del Liberalismo

Desde la Residencia Otes, en Essex, en donde vivió, pensó y discutió en sus últimos años, quizá John Locke no imaginó que el bosque espeso que lo rodeaba era el límite argumental de la teoría que el prohijó y defendió toda su vida: el liberalismo. Los ingleses llaman a un parque urbano “common”, reflejando el carácter comunal del entorno natural, en oposición a los cotos privados. La naturaleza debiera de ser un bien común, pero en el liberalismo se encuentra la semilla de la terrible devastación ecológica que sufre el planeta y nuestro país.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), publica de manera regular las Cuentas Económicas y Ecológicas de México, un singular esfuerzo por contabilizar el costo al acervo natural de México de nuestro crecimiento económico. Las estadísticas del INEGI, casi únicas en el mundo, deberían de ser monitoreadas y tomadas en serio. ¿Cuántas selvas nos ha costado la próspera ganadería del sureste? ¿Cuánto daño a los mantos freáticos del norte nos cuesta la historia exitosa de la maquiladora en el norte de México? ¿Cuánto bosque, urbano y rural, nos cuesta el extraordinariamente dinámico sector inmobiliario del banco de México? ¿Cuánta degradación de las cuencas hídricas nos cuesta la boyante agricultura del noroeste y el noreste del país?
¿Cuánto vale el Río Bravo, la Laguna de Chapala y la Laguna de Mayrán? Desecados o en peligro de desecarse debido al éxito económico de la maquila, de la zona metropolitana de Guadalajara y la región lechera-agrícola-industrial de La Laguna. Las cifras del INEGI intentan mostrar justo eso: el costo medioambiental de nuestro crecimiento económico, y presentan cifras ajustadas por ese costo: una estimación del crecimiento económico neto de la pérdida medioambiental.
El liberalismo pone en el centro del contrato social la libertad del individuo. Dicha libertad de emprender, de trabajar y apropiarse de los frutos de su trabajo, es necesario para despertar la inventiva y la energía social que e final de cuentas podrá producir una mejor sociedad para todos. Es la mano invisible: buscando el interés particular maximizamos el interés general.
El primer problema conceptual que enfrenta el liberalismo es en dónde termina la libertad del emprendedor y en dónde empieza la libertad de los que no lo son. La libertad de los emprendedores puede implicar la explotación del asalariado, dando origen a las teorías que buscan defender a los trabajadores. El surgimiento de la ideología socialista es un resultado natural del liberalismo, aquellos menos favorecidos oponen a la ideología dominante un mecanismo de defensa que elimine los excesos en la explotación laboral y la desigualdad económica. Aquellos para los que la libertad económica se traduce en sufrimiento y precariedad, tienen desde el siglo XIX una alternativa política que ha buscado equilibrar la injusta distribución del producto y la carga de trabajo sociales.
Los trabajadores pudieron oponer una o varias teorías al liberalismo. Han podido organizar una respuesta y un contrapeso a través de un discurso y una práctica. Pero ¿qué ocurre con aquellos otros insumos de la economía, además del trabajo, que son estresados por la explotación, pero que no son capaces de articular una réplica al liberalismo? Los animales, domésticos o salvajes, forman parte del costo del desarrollo económico fundado sobre la libre acción individual de los emprendedores, y su sufrimiento es patente. Tan patente que los movimientos para evitar su sufrimiento y extinción lograron implantarse en las buenas consciencias del liberalismo y la izquierda desde inicios del Siglo XX. El sufrimiento de una tortuga con un popote de plástico enterrado viralizado en internet ha desatado una campaña mundial contra ese producto que ha sido muy efectiva.
Pero la cuenca del Río Bravo no puede comunicar su sufrimiento, la seca Laguna de Mayrán no puede volverse viral en internet. El ecologismo es un intento desesperado de un extremo del liberalismo por hacerle ver al liberalismo puro y salvaje que no es posible tratar al planeta como lo estamos tratando: la economía está desecando la fuente mismo de su riqueza, la naturaleza. Nuestro INEGI nos está ayudando a calcular cuánto nos cuesta cada peso de PIB. Hagamos algo al respecto