domingo, 26 de marzo de 2017

La Derrota De Trump Y La Derecha Caníbal

La clave de por qué Donald Trump fue derrotado por su propio partido de manera tan lastimosa la semana pasada, cuestionando su auto-promocionado liderazgo y arriesgando el desaforado optimismo que los mercados financieros han puesto en él, descansa en la misma razón por la cual pudo alzarse con esa extraña victoria en noviembre pasado: la furia de la ultraderecha contra el establishment.
La rabiosa ultraderecha estadounidense, híper-religiosa, abiertamente racista y aislacionista, no acepta concesiones. Su agenda anti-establishment coincidió política y geográficamente con la candidatura presidencial de Trump y dicha confluencia se tradujo en una mezcla territorial precisa que aprovechó la aritmética electoral barroca de Estados Unidos para derrotar a la abrumadora mayoría demócrata en la presidencial.
Pero la confluencia no podía ser mas que fortuita. Trump se robó la agenda de la ultraderecha de manera oportunista para flanquear al partido Republicano y alzarse con la candidatura presidencial primero y con la presidencia después. Pero ya en el poder Trump ha tenido que enfrentar con un hecho contundente: no se puede derribar al establishment desde el establishment. Pocos productos tan acabados del establishment que un billonario neoyorquino de bienes raíces. Tal producto del establishment no puede ser el que lo destruya y conculque. No es de extrañar entonces que cuando Trump presenta su iniciativa anti-Obamacare, el proyecto protegía los intereses de dicho establishment.
La ultraderecha (nucleado en el Freedom Caucus) admonitoriamente le condenó: es un “Obamacare” sin sacarosa, light, y se lanzaron contra la propuesta hasta hundirla y producir una derrota vergonzosa para el petulante Trump.
¿Pero cómo es posible que los republicanos se hayan hundido a sí mismos, arriesgando el resto de la administración Trump?
El argumento que sigue no es mío, sino de mi maestra Eloísa Andjel, y creo que es correcto y explica este y los posibles fracasos que vienen: a diferencia de la derecha francesa, quien se ha negado a aceptar a la ultraderecha racista y xenófoba, y ha preferido verse derrotado antes de aliarse con ella (enemigos de la República), el partido republicano ha acomodado gozoso a la ultraderecha estadounidense a sabiendas que son enemigos de la democracia y del proyecto globalizador que son el gen de los Estados Unidos.
Ya sea por el miedo a su desintegración o por inconfesable afinidad, el Partido Republicano ha albergado y prohijado siempre a la ultraderecha de buena gana, incluso sabiendo que es un germen destructor de la democracia estadounidense. Pero la reacción contra la globalización que ha incendiado al mundo en los últimos meses y años, que ha venido más de la derecha que de la izquierda, ha hecho crecer a la ultraderecha estadounidense al punto que ya pese más dentro del partido republicano que los conservadores tradicionales que han dominado eternamente al partido.
En ese sentido el caso estadounidense es muy particular. A diferencia de la experiencia europea y otras latitudes (Filipinas, por ejemplo), la ultraderecha ha desfondado a la derecha tradicional: el Frente Nacional en Francia, el Brexit en el Reino Unido, los casos de Holanda y Grecia muestran que la derecha ha sido rebasada y eclipsada por nuevas instituciones de la ultraderecha que la han desfondado.
Pero el bipartidismo estadounidense ha producido este engendro del cual incluso su hijo predilecto, Donald Trump, ha sido víctima. De hecho para la ultraderecha estadounidense este modelo es más eficiente. En vez de empezar de cero y construir su base de poder desde el suelo, ha sido mejor para ellos capturar gradualmente al partido conservador más poderoso del mundo y correrlo hacia la derecha sin desmoronarlo. En lugar del asalto al poder, la ultraderecha estadounidense ha capturado el alma y corazón del partido hasta su conversión final con Donald Trump.
Pero el despistado de Trump, creyendo que era el arquitecto de la revolución híper conservadora que lo usó para la toma del partido y de la presidencia, no siquiera vio que su propuesta anti-Obamacare moderada sería despedazada por la ultraderecha. De repente, sorprendido, sufrió sin darse cuenta la consecuencia de su victoria: la ultraderecha es la dueña de la política estadounidense, lo quiera Donald Trump o no.

Esto le deja al tragicómico neoyorquino dos opciones: o se entrega a la ultraderecha y despedaza a la democracia estadounidense, o bien, cansado de derrotas a mano de la ultraderecha decide aliarse con los odiados demócratas para poder gobernar, en cuyo caso su presidencia estará condenada por la furia de la ultraderecha.

lunes, 20 de marzo de 2017

Poemas Para Beber En El Starbucks: La Perfección De La Derrota I, Kavafis

Existen grandes cantos para celebrar la victoria: la Iliada, Las Luisiadas, los himnos nacionales, la "Star Spangled Banner" que satura los juegos olímpicos en cada victoria estadounidense. De forma natural la poesía gusta de celebrar a los victoriosos.

Pero la derrota ha producido grandes poemas también. Algunos de ellos perfectos ejemplos de maestría, como "Asturias", de Pedro Garfias, o el bellísimo "Termópilas" de Constantino Cavafis.

Gracias a Hollywood esta generación conoce bien la historia de las Termópilas. Los legendarios 300 hombres comandados por Leónidas que se imponen la tarea de defender con sus vidas el avance del ejército del "millón" de Medos (Persas) que se abalanzaba contra Grecia.

Los historiadores modernos están de acuerdo con que el ejército de los Medos-Persas eran cerca de 250 mil, y que Leónidas comandaba una tropa de cerca de 10 mil. Poco importa: Leónidas y sus 300 espartanos contuvieron hasta su muerte al vasto ejército invasor hasta morir masacrados, por culpa de la traición del griego Efíaltes, (que muestra a los Medos un paso para llevarlos a la retaguardia) sabiendo que su sacrificio sería útil, pues la pequeña flota griega tuvo tiempo para prepararse y defenderse de los invasores en Salamina, lo que al tiempo resultó en la victoria griega.

El poeta griego Constantino Cavafis, nacido en Alejandría, escribió en 1903 estos bellísimos versos para cantar lo que la derrota puede dejarnos. Es un poema incomparable.


ΘΕΡΜΟΠΥΛΕΣ
Τιμή σ' εκείνους όπου στην ζωή των
όρισαν και φυλάγουν Θερμοπύλες.
Ποτέ από το χρέος μη κινούντες·
δίκαιοι κ' ίσιοι σ' όλες των τες πράξεις,
αλλά με λύπη κιόλας κ' ευσπλαχνία·
γενναίοι οσάκις είναι πλούσιοι, κι όταν
είναι πτωχοί, πάλ' εις μικρόν γενναίοι
πάλι συντρέχοντες όσο μπορούνε·
πάντοτε την αλήθεια ομιλούντες,
πλην χωρίς μίσος για τους ψευδομένους.

Και περισσότερη τιμή τους πρέπει
όταν προβλέπουν (και πολλοί προβλέπουν)
πως ο Εφιάλτης θα φανεί στο τέλος,
κ' οι Μήδοι επι τέλους θα διαβούνε.

Κωνσταντίνος Π. Καβάφης (1903)

Desconozco cual sería la mejor traducción del griego original. Pero esta versión es muy buena.


Termópilas

Constantino Cavafis 


Honor a aquellos que en sus vidas
se dieron por tarea el defender Termópilas.
Que del deber nunca se apartan;
justos y rectos en todas sus acciones,
pero también con piedad y clemencia;
generosos cuando son ricos, y cuando
son pobres, a su vez en lo pequeño generosos,
que ayudan igualmente en lo que pueden;
que siempre dicen la verdad,
aunque sin odio para los que mienten.

Y mayor honor les corresponde
cuando prevén (y muchos prevén)
que Efialtes ha de aparecer al fin,
y que finalmente los Medos pasarán.



domingo, 12 de marzo de 2017

Poemas Para Beber En El Starbucks: Llegó Borracho El Quevedo

Dicen que la poesía sirve para enamorar mujeres, para alabar a los héroes, para decir cosas bellas. Todo eso por supuesto. Pero los antiguos la usaban para muchas más cosas: "Los trabajos y los Días" de Hesíodo, por ejemplo, es un largo poema que casi es un instructivo sobre economía doméstica; "Las Luisiadas", la obra maestra de Camoes, es la historia propagandística del imperio portugués puesta en bellísimos versos.

La poesía sirve para todo, incluso para ponernos bien borrachos.

Imagine que está usted sentado en una taberna con una copa de vino enfrente. Atraídos por el caldo un grupo de mosquitos entran volando a la copa y al beber el vino quedan atrapados y mueren dentro. ¿Por qué desperdiciar la copa, si los mosquitos están llenos de vino? Para vengar la muerte de los insectos, usted apura la copa y se bebe también los mosquitos, tan borrachos como usted.

¿Se puede hacer poesía con esa anécdota cantinera y vulgar? La respuesta no es únicamente si. La respuesta es que esa imagen produjo uno de los más complejos, perfectos y gloriosos poemas de la lengua castellana.

Este, por el genio Don Francisco de Quevedo


Tudescos moscos de los sorbos finos,
caspa de las azumbres más sabrosas,
que porque el fuego tiene mariposas,
queréis que el mosto tenga marivinos.
aves luquetes*, átomos mezquinos,
motas borrachas, pájaras vinosas,
pelusas de los vinos invidiosas,
abejas de la miel de los tocinos,

liendres de la vendimia, yo os admito
en mi gaznate pues tenéis por soga
al nieto de la vid, licor bendito.

Tomá en el trazo hacia mi nuez la boga,
que bebiéndoos a todos, me desquito
del vino que bebistes y os ahoga.

Francisco de Quevedo
Madrid,  1580-1645
*luquetes: rodajas de naranja o limón que se agregaban al vino.
Tudescos es un apelativo de los alemanes, famosos bebedores; la hermosa palabra "azumbre" es una antigua medida para los líquidos; el mosto es el primer jugo de la uva, con semilla y piel incluidas; y marivinos es una palabra inventada por Quevedo para conjuntar a las mariposas con el vino, una genialidad. El resto del poema no necesita mayores claves. Como no las necesita el poema entero.

Quevedo de hecho se inscribe en una larga tradición. Desde la poesía latina e italiana, el tema de los moscos y las moscas ahogadas en el vino es una constante. Hay muchos poemas sobre el mismo tema, el cual tristemente fue cayendo en desuso y ya no vemos poemas modernos sobre mosquitos borrachos siendo ingeridos en una peda.

Pero nunca es tarde para rescatar la tradición. La siguiente vez que beban vino precioso con mosquitos dentro, recuerden estos magníficos versos, y continúen una venerable tradición.

Salud.