¿Será posible que la confluencia de factores, estructurales y coyunturales, que favorecieron a la economía global con un empuje deflacionista hayan llegado a su fin tras la pandemia y estamos por enfrentar escenarios en donde la ausente inflación resurja como un factor de riesgo terco y complicado? Es una posibilidad que tanto los mercados, como los gobiernos, las empresas y los banqueros centrales están basculando, luego de cuatro décadas en que la inflación ha estado ausente del arsenal de peligros económicos
La fractura económica y geopolítica causada por pandemia, así como su solución, están produciendo un escenario no visto en décadas. Las cifras de mayo de precios al productor en los Estados Unidos mostraron la tasa anual más alta en la historia económica de ese país, y los precios al consumidor se aceleraron al ritmo más rápido de los últimos trece años. Al menos facialmente, la inflación está de regreso como hace décadas no estaba.
Y sin embargo el marcado de bonos, que solía ser un velador de la inflación, pareció celebrar con complacencia las cifras, con la tasa de referencia de 10 años bajando sensiblemente tras conocerse los datos, mostrando la confusión entre los inversionistas del mercado respecto de dos aspectos fundamentales: el primero es respecto de la trayectoria probable de la inflación en los próximos meses y quizá años: el segundo es la reacción de los bancos centrales, la Fed, el Banco de México, etc. respecto de dicha trayectoria.
El mercado de bonos, antes temido por los bancos centrales, se ha malacostumbrado estos últimos cuarenta años a que la inflación está bajo control. La reacción del mercado ante la evidencia inocultable de que la inflación ha regresado parece suscribirlo: las tasas bajaron tras los datos de precios al consumidor, reflejando la apuesta de los inversionistas de que los datos son temporales, de que todo estará bajo control, y de que los bancos centrales lograrán contener sin costo y sin esfuerzo, la reflación.
Pero hay un factor que vale la pena sopesar respecto de la temporalidad del repunte inflacionario. Todos parecen, los bancos centrales incluidos, en estar convencidos de que es un susto pasajero y que en unos meses será solo un mal recuerdo. Pero si reflexionamos sobre los factores que los últimos cuarenta años ayudaron a mantener los precios bajo control, uno de ellos parece estar cambiando.
Si pudiéramos escoger, de entre las múltiples causas, a una que haya sido la principal causante de este círculo virtuoso de inflación baja y alto crecimiento económico en la economía global de las últimas cuatro décadas, la candidata sería sin duda la inclusión de China a la economía y el comercio globales. Su vasta y barata fuerza laboral, su enorme productividad en industrias clave (acero, plásticos, carbón, medicinas, páneles solares, etc.) dentro de la cadena de suministros global; la profundización de la apertura comercial global tras su inclusión en la Organización Mundial de Comercio; su potente infraestructura, así como el financiamiento de esta en regiones productoras de materias primas como África y Latinoamérica, provocaron una fortísima presión deflacionista en el mundo que ha ayudado a mantener los precios bajo control.
Pero el ascenso económico chino se ha topado con un límite temporal, que debe ser resuelto. Su poder se ha enfrentado con el de los Estados Unidos en muchos frentes: el económico, el tecnológico, el diplomático, el científico, e incluso en su capacidad militar.
Es en este contexto en donde surge la pandemia del coronavirus, que acaba enfrentando a los Estados Unidos y a China en el tablero del mundo y que ha tenido como una de muchas consecuencias, la estrategia deliberada de relocalizar segmentos importantes de la cadena de suministro estadounidense fuera de China, y quizá de Asia a otres regiones, como México y Latinoamérica.
La pandemia y su solución quizá implique un aumento en los costos de producción que eventualmente alcance los precios del consumidor. Los Estados Unidos han decidido que no pueden, aunque sea económicamente eficiente, depender a tal nivel de China para su abasto estratégico. Y de como se resuelva este aspecto dependerá sin duda si la inflación que hoy vemos es un chipote, o algo que llegó para quedarse. No se si el mercado de bonos y acciones tenga este factor ya dentro de sus cálculos: yo creo que no.