domingo, 20 de enero de 2019

El Macho Dólar Se Debilita, ¿Brillará El Oro?

Si yo reencarnara, me gustaría volver siendo el dólar: fuerte, temido y poderoso, sin tener que rendirle cuentas a nadie. Siempre saliéndome con la mía. La moneda de la economía más rica de la tierra ha sido el referente y la reserva de valor desde finales de la segunda guerra mundial, y aunque existen algunas monedas que le compiten (el euro, el yuan) sigue siendo la moneda predominante. Pero a pesar de su poder, de corto plazo hay algunos factores que lo debilitan, y a los cuales debemos de estar atentos.
El primer factor es que Trump está produciendo muchos dólares, demasiados. Quizá más de los que el mercado está dispuesto a absorber, a menos que se los dejen más baratos. La reducción de impuestos implementada por Trump al inicio de su mandato, junto con la caótica falta aparente de dirección de su gobierno en temas fundamentales para la geopolítica y los mercados, han menguado la confianza que los inversionistas del mundo han tenido tradicionalmente en el dólar como reserva de valor.
Históricamente los inversionistas del mundo saben que los Estados Unidos, propulsados por la innovación tecnológica, su fuerza de trabajo, y un gobierno eficiente y dinámico, será el último respaldo del dólar como moneda para conservar los ahorros. La errática administración de Trump, su desdén por el imperio de la ley, y su desbocado déficit fiscal han enfriado el entusiasmo de los inversionistas globales y reducido en el margen el atractivo de la moneda.
La fortaleza de la economía china, y el compromiso europeo con metas fiscales astringentes les han dado una ventaja respecto del dólar en semanas recientes, y probablemente, si los EEUU no cambian su ruta fiscal, estarán detrás de un dólar débil en los siguientes meses.
En el pasado tuvimos ya episodios en donde el gobierno de los Estados Unidos incurrió en disparatados déficit fiscales. También un republicano, Ronald Reagan, se embarcó en una política de gasto, concentrado en el sector militar, con el fin de doblar fiscalmente a la Unión Soviética, quien fue incapaz de sostener el ritmo de gasto de los estadounidenses y se derrumbó.
Muchos economistas entonces apostaban que el disparo del déficit se traduciría en un dólar débil, bajo los mismo argumentos que hemos esbozado en el inicio de esta columna. Pero ocurrió lo contrario: el dólar se fortaleció, como ocurrió en los dos primeros años del gobierno de Trump (y como insistimos frecuentemente en este espacio en nuestros artículos sobre el macho dólar:   https://www.dineroenimagen.com/2016-12-19/81532).
Los déficits de Reagan fueron, contra toda intuición, acompañados por un dólar fuerte. La razón era sencilla: los déficits empujaron las tasas de interés de largo plazo al alza tan fuerte, y esas tasas dieron soporte al dólar durante la explosión fiscal de Reagan-Bush. Lo mismo pareció haber ocurrido durante los dos primeros años de Trump, pero hubo un detalle: las tasas de interés de largo plazo subieron muy poco durante unos meses, y luego comenzaron a bajar ya bajar de nuevo. Y es justo eso lo que pensamos que provocará un dólar débil en los siguientes meses, y quizá de aquí hasta el final del gobierno de Trump dependiendo de la ruta fiscal.
La razón para el fin del macho dólar que produjo la primera mitad de la administración Trump es que, a diferencia de lo que ocurrió con los déficits de Reagan, las tasas de interés de largo plazo de los Estados Unidos no se dispararon. La tasa del bono de 10 años inició la era Trump en 2.6 por ciento, luego del disparo de los déficits la tasa llegó a montar brevemente a 3.1%, pero dadas las tasas tan bajas en el resto del mundo, ese nivel, apenas saliente, despertó el apetito inversor y la demanda por bonos volvió a bajar la tasa.
El otro factor fue el desfonde de los mercados accionarios en diciembre 2018, que amenazó con una reedición de la incertidumbre de 2008-2009. Apenas asomaron las señales de incomodidad en Wall Street y la Fed modificó su mensaje de seguir subiendo tasas de interés, a una posición neutra y de repente, hasta de reducir los réditos. Esta mezcla: de déficit fiscales crecientes y de la Fed manteniendo o bajando tasas de interés es mortífera para el macho dólar. Los siguientes meses serán de debilidad, y como los inversionistas no ven una moneda como una opción sólida, quizá se refugien en ese metal que no pertenece a ningún país: el oro.

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