domingo, 15 de septiembre de 2019

Domingos Rancheros: El México Perdido Y Encontrado De "Los Retros"

Existen muchas formas de ser mexicano: como Linda Ronstadt, cuyo tatarabuelo alemán llegó a México en 1845 y tres años después, por virtud de la invasión, acabó siendo estadounidense, sólo para que 120 años después, su familia siguiera cantando rancheras, las mismas que Linda convierte en un hit mundial.
Puede ser un niño francés, quien recibe de su padre como regalo por su visita casual a México dos discos de Miguel Aceves Mejía y en el instante queda enamorado del ranchero y decide que lo que él quiere ser en la vida es ser cantante de mariachi: su nombre no importa, pero se le conoce como "el charro francés", y vive y canta en Guadalajara, Jalisco, desde hace 25 años.
O puede ser, como de manera definitiva y retadora lo acuñó la costarricense Chavela Vargas, cuando le espetaban que ella era tica: "los mexicanos nacemos donde nos da la chingada gana".
O se puede ser mexicano a la manera en que Mauri Tapia lo es. El líder de la banda californiana "Los Retros", nacido y criado en California, toca música mexicana de los años setenta en inglés, y es una muestra de cómo la música puede ir más allá del idioma, más allá de las culturas, y cómo a veces la patria puede acomodarse a una melodía o un ritmo.
Mauri Tapia, hoy de 19 años, hace música desde su casa, en Oxnard, California, junto con su hermano y amigos. Pero hace música mexicana. Y un tipo particular de música mexicana: la música de "Los Terrícolas"; de Rigo Tovar y su Costa Azul; la música de los chilenos "Ángeles Negros"; y del brasileño Roberto Carlos. "Los Retros" cantan música paleo grupera, pero cantan en inglés.
Si ustedes escuchan "Someone to spend time with" sin ver el video, reconocerán los acordes y el beat de "Detalles", de Roberto Carlos; reconocerán la influencia de los Yonic's; olfatearán la lírica de Nelson Ned.
Y si abren los ojos y miran el video, verán a Mauri Tapia mofándose de él mismo y sus estereotipos: cantando mientras limpia la alberca, su chica recostada sobre un cobertor con el estampado de un tigre, su clica chicana pisteando cerveza "indio". La ironía deja de serlo y se vuelve condición.



Se puede ser mexicano de muchas formas. Mauri Tapia ha elegido serlo haciendo música mexicana de los setentas en la patria de la post-modernidad: California. Y para mi gusto no lo hace nada mal.

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