lunes, 26 de enero de 2009

¿Quién Comprará Banamex? ¿Slim, Hernández?


Lenin decía, los hechos son tercos, y la terquedad de los hechos, la fuerza de los mercados, acabará por doblegar a Citigroup y lo forzará a vender una de sus escasas fuentes de ganancias en estos momentos: Banamex.

La semana oasada, la acción de Citi se derrumbó casi un 50% en una sola jornada, a pesar de los 45 mil millones de dólares que el gobierno de los Estados Unidos le ha inyectado, y a pesar de la garantía gubernamental sobre los primeros 306 mil millones de dólares en pérdidas en su cartera de créditos.

Es de esta forma como el mercado está castigando al otrora coloso global de las finanzas, no solamente por lo tóxico de su cartera, sino por su decisión de deshacerse, a regañadientes, de su banco de inversión Smith Barney, a manos de su rival, Morgan Stanley. Es cierto, Citi se va a embolsar 5,7 mil millones hoy por la transacción, pero renuncia al 51% de los ingresos de Smith Barney de una vez y para siempre, y como sabemos, las acciones lo que significan es un derecho a los ingresos futuros.

El mismo razonamiento se le aplicará a Citi respecto de Banamex. Probalemente en este momento la filial mexicana de Citi (como es el caso de Bancomer para BBVA, o de Serfin para Santander) sea la fuente de beneficios más importante del grupo, de hecho, de las pocas áreas en donde aún sigue ganando dinero .

Citi está vendiendo a Smith Barney, y a su división de crédito al consumidor, y básicamente se está reduciendo a una tercera parte del tamaño que tenía hace dos semanas. Tras publicar sus resultados del cuarto trimestre, los que significaron una pérdida de 8.9 mil millones de dólares, Citi anunció su escisión en dos entidades: Citigroup, en donde englobará su actividad bancaria internacional (allí está Banamex), y Citiholding, en done incluirá sus otras divisiones.

La presión sobre la acción no cesa, así que probablemente etsa nueva estructura lo único que haga es facilitar la venta de divisiones claves del banco. De así ocurrir, Citi se reducirá a un tamaño tal, que Banamex, de seguir formando parte del grupo, tendrá un peso desproporcionado dentro del minúsculo Citi resultante tras la venta de la serie de activos de los cuales se está desprendiendo a últimas fechas.

En su actual tamaño, tal y como BBVA es un banco mexicano con sede en Madrid, Citi ya casi es un banco mexicano con sede en Nueva York, (y cuyo accionista principal es el tesoro estadounidense).

Bajo prácticamente ningún modelo de negocio, la pertenencia de Banamex a un Citi reducido a su mínima expresión tiene razón de ser. De hecho, la mejor forma de añadir valor a los accionistas actuales es escindiendo al bastante saludable Banamex del enfermo Citi, y que coticen por separado. Si en verdad el consejo de Citi quiere dar algo del valor perdido a sus accionistas, Banamex tendría que ser escindido. Es la mejor decisión desde el punto de vista estricto de valuación de la acción de Citi.

Y es aquí en donde entra Slim.

Hay varias razones para creer que Slim podría acabar comprando Banamex (cierto, no es la única posibilidad):

a) una opción que flota en el mercado es que HSBC o Santander podrían comprarlo. Pero estos bancos tienen sus propios problemas. HSBC tendrá que inyectar hasta 30 mil millones de dólares de capital nuevo de acuerdo con cálculos de analistas, y Santander tiene tantos problemas para explicarl las pérdidas en los fondos de Madoff para sus clientes (sin que el banco tuviera alguna), y en digerir sus últimas adquisiciones en Inglaterra, que comprar Banamex sin vender Serfín a alguien más le sería extremadamente complicado;

b) Carlos Slim llegó a comprar entre 3% y 4% de Citi en diciembre, y probablemente aún tenga esa posición, la cual puede usar para negociar un buen arreglo. Si este movimiento ocurre, Slim deberá fusionar a Inbursa con Banamex.

c) El gobierno mexicano, arrepentido de haber dejado que el sistema de pagos quedara casi completamente en manos extranjeras (no hay nada que pueda hacer para rescatar o influenciar a los bancos locales en esta coyuntura de urgencia), favorecería una solución mexicana para Banamex con el fin de recuperar una parte del control sobre el sistema de pagos del país, el cual ahora no posee;

d) Se dice que el anterior dueño, Roberto Hernández estaría buscando un grupo de inversionistas para recomprar Banamex. Sin embargo, la fortuna de Don Roberto consiste sobre todo en acciones de Citi. Es decir, es 90% menos rico que lo que era hace 18 meses. ¿Quién podría entrarle al grupo de Don Roberto, Lorenzo Zambrano y el grupo de Cemex, sus antiguos socios en Banamex? No lo creo, a juzgar por el precio de la acción de Cemex. Una solución mexicana que no incluya a Slim es posible, pero no muy viable.

Que en lo que va a quedar de Citi, quede dentro Banamex, no tiene ningún sentido económico. Sería echar el dinero bueno de Banamex al dinero malo de Citi. Si, como se rumora, el precio de Banamex es de cerca de 12 mil millones, éste representaría la mitad del valor de todo Citi en su conjunto (24,5 mil millones al cierre del miércoles 14 de enero). Banamex vale más sólo que dentro de Citi.

El modelo de Citi, el supermercado financiero global, en donde un cliente podría encontrar todo tipo de productos financieros al traspasar la puerta de una sucursal del banco, está roto, completamente despedazado por la evidencia de que las pérdidas del conglomerado podrían ser tan colosales, que las garantías del gobierno serían incluso insuficientes para evitar una mayor erosión del banco.

Durante la época del boom de las subrpimes, y en los tiempos del dinero barato, Citi llegó incluso a retirar recursos de sus previsiones para perdidas y las contaba como beneficios (como lo confirma la mejor analista de bancos del mundo, Meredith Whitney. Peor aún, invirtió una parte desproporcionada de su capital en el ahora infausto mercado de CDOs (obligaciones de deuda colateralizadas), y lo siguió haciendo cuando las tasas de interés comenzaron a subir y los incumplimientos de pago a subir.

El veredicto que en estos momentos están dando lso mercados sobre Citi es dramático; no parecen estar convencidos que la garantía del gobierno ni las inyecciones de capital del tesoro vayan a ser suficientes para cubrir las pérdidas colosales incurridas por el equipo de Sam Weill y sus sucesores, de los cuales ya no queda nadie.

Que Banamex siga en Citi sería una paradoja muy curiosa: Citi tiene tan sólo 800 sucursales en los Estados Unidos (contra 6,000 de Bank of America, y las más de 3,000 de Banamex), y capta tan sólo el 2% de los depósitos de los cuentahabientes estadounidenes (contre el 25% de Banamex).

¿Cómo sería posible que dos bancos tan opuestos sigan juntos? BBVA es muy similar a Bancomer, Santander es muy similar al antes Serfín. Citi y Banamex no se parecen mucho que digamos.

Si el mercado, los analistas, los medios, e incluso el gobierno de los Estados Unidos, están presionando para el desmembramiento de Citi pues sus partes valen más que el todo, ¿cómo es posible que sigamos aquí en México negándonos a discutir la cada vez más importante posibilidad de que Banamex vuelva a ser de nuevo, el banco nacional de México?

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