Aún se siente. Los efectos de la peor recesión económica que el mundo ha conocido desde la Gran Depresión de 1929, aún permanecen entre nosotros al menos en dos visibles indicadores: un desempleo extremadamente elevado; y la falta de crédito de los bancos hacia las empresas y las familias.
Peor aún, es muy probable que estos dos rasgos de la recesión económica que azotó al mundo en 2007-2009, permanezcan entre nosotros por varios meses más, e inclusive años, acompañados de un muy pobre crecimiento de los negocios y la economía.
La economía en años recientes entonces, parece haberse volteado contra sus creadores: las empresas y las familias, y las ha golpeado como si fuera su peor enemigo. Los hogares y los negocios sienten que la economía ha dejado de cooperar con ellos y se ha convertido en un rival, en un obstáculo, en un enemigo.
Antes de que España comenzara la conquista del nuevo continente, lo que marcó el fin del largo aletargamiento económico de Europa conocido como la Edad Media, los polos de riqueza del mundo se encontraban en dos grandes regiones: China y la India (y en una tercera, América, en México y Perú).
La conquista de América por parte de Europa dio a las potencias europeas el territorio, las materias primas, la mano de obra barata para poder alzarse gradualmente por encima de los dos grandes y más ricos imperios de la antigüedad: China y la India.
Hoy, el mundo se encuentra en proceso de regresar a de donde surgió hace 500 años: a un mundo en donde los asiáticos concentran la mayor cantidad de riqueza del planeta . Con una diferencia crucial: hace 500 años no existían eso que ahora llamamos los Estados Unidos.
Octavio Paz escribió un libro, ahora poco comentado, que nos sirve para entender lo que está pasando con la economía estos días. El libro se llama “Corriente Alterna”, y en sus primeras páginas discute el significado de la palabra revolución. Revolución, decía Paz, no es el romper con algo de manera radical, es volver al origen, en términos de mecánica, una revolución es una vuelta completa de un mecanismo (rpm). Lo que pasa actualmente en la economía del mundo es justamente una Revolución, tal y como lo entendía Octavio Paz, es una vuelta a de donde empezamos, pero con una precisión: volvemos a de donde empezamos, pero a otro nivel, como en un riso ascendente.
Hay un historiador francés, Fernand Braudel, que era en verdad, el mejor de los economistas. Braudel decía que la historia se desarrollaba en dos duraciones: la duración corta, y la larga. La corta era la que abarcaba la vida de un hombre o quizá de algunas generaciones; la duración larga es en donde se desarrollan la historia de las naciones, los imperios, e incluso más allá: la historia de las regiones: del mediterráneo, de América, de las inmensas estepas del Asia central, la historia humana y económica del Océano Pacífico.
La principal razón de fondo por la cual millones de personas en el mundo estamos percibiendo en estos años a la economía como nuestra enemiga es porque nuestra historia personal, nuestra duración corta, está coincidiendo con unos de esos momentos de la historia de algo más grande. Nuestra duración corta está ocurriendo justo en el momento en que una duración larga está por concretarse.
Nos está tocando vivir el momento en que el centro del poder económico del mundo está regresando a de donde surgió hace 500 años, y eso va a implicar dolorosos ajustes para aquellos negocios, familias e individuos que no estén listos para dicho ajuste, y enormes oportunidades para aquellos negocios y personas que sepan aprovechar la vasta oportunidad que se abre con ello.
La cuenta larga de la economía de las grandes regiones del mundo se mueve como las gigantescas placas tectónicas que se encuentran en sus subsuelo: se mueven a una velocidad nanométrica, de algunas micras por año. Estos continuos movimientos minúsculos no son imperceptibles, pero se van acumulando, hasta que luego de varios años la acumulación de desplazamientos pone a la placa tectónica al filo de un borde y entonces se produce un movimiento que sentimos de manera violenta, como un terremoto, cuyas consecuencias son dramáticas.
La convulsión económica que postró a los Estados Unidos, a México, a Europa y a vastas regiones del mundo en su peor crisis desde 1929 es un momento clave en esta historia de larga cuenta: la crisis de los Estados Unidos y su área de influencia se da al mismo tiempo que China y la India no solo lograron capotear los peores efectos de la misma, sino que se enfilan rápidamente a convertirse en las mayores economías del mundo.
sábado, 25 de septiembre de 2010
jueves, 16 de septiembre de 2010
Las de A Güevo del Bicentenario: Cocula, con Jorge Negrete
El lugar común casi siempre es de mal gusto, pero a veces no nos queda de otra. Obligados a celebrar el bicentenario y a darnos cuenta a propósito de un desfile despilfarrador y un show mediático desbordado, de la curiosa singularidad histórica que es México, si bien cada vez más desdibujado, irónicamente vivo entre sus regiones más pobres que aún resisten a la migración, y a la violencia del narco -las clases medias urbanas ya somos más cercanas a Lady Gaga que al Son de la Negra-.
Para caer desfachatadamente en el lugar común del bicentenario celebremos entonces con el más común de los lugares comunes: Jorge Negrete cantando “Cocula”. Es inevitable: la voz del charro es perfecta, las coplas de Manuel Esperón son octosílabos (y luego de dos, un heptasílabo) infalibles, irónicos, ardidos, divertidos y líricos como toda la buena poesía popular.
La escena es de “El Peñón de las Animas”, que consagra a Negrete pero sobre todo, marca el debut cinematográfico de esa esfinge cercana al Garbo que fue la despampanante María Félix. La película es de Miguel Zacarías, y sin ser una gran pieza, la escena muestra lo bien que se hacía cine en México entonces: planos abiertos, y close-ups cuidadosos, mezclados con música popular y grandes estrellas.
Bueno, hasta los chismes ya no son lo que solían ser: para esta película Negrete se encabrona porque en lugar de su chica de entonces, Gloria Marín, le encasquetaron a una desconocida, María Félix, con la que tuvo legendarias broncas en el set de la película, pero con quien acaba casándose diez años después, sólo para morir un año después de la boda (la Doña decía “el charro quiso pasarse su último año a todo dar”, la muy cabrona). Miren ahora, entretenidos con Belinda y Giovanni dos Santos, que güeva.
Yo me quedo con esta bella copla de Manuel Esperón:
Se me vino de repente
dando pie pa´que la gente
murmurara porque sí
pero a ver hoy que la encuentre
y quedemos frente a frente
qué me va a decir a mí.
Lo dicho, que pinches octosílabos/heptasílabos tan ágiles y alegres. ¿a poco no?
Para caer desfachatadamente en el lugar común del bicentenario celebremos entonces con el más común de los lugares comunes: Jorge Negrete cantando “Cocula”. Es inevitable: la voz del charro es perfecta, las coplas de Manuel Esperón son octosílabos (y luego de dos, un heptasílabo) infalibles, irónicos, ardidos, divertidos y líricos como toda la buena poesía popular.
La escena es de “El Peñón de las Animas”, que consagra a Negrete pero sobre todo, marca el debut cinematográfico de esa esfinge cercana al Garbo que fue la despampanante María Félix. La película es de Miguel Zacarías, y sin ser una gran pieza, la escena muestra lo bien que se hacía cine en México entonces: planos abiertos, y close-ups cuidadosos, mezclados con música popular y grandes estrellas.
Bueno, hasta los chismes ya no son lo que solían ser: para esta película Negrete se encabrona porque en lugar de su chica de entonces, Gloria Marín, le encasquetaron a una desconocida, María Félix, con la que tuvo legendarias broncas en el set de la película, pero con quien acaba casándose diez años después, sólo para morir un año después de la boda (la Doña decía “el charro quiso pasarse su último año a todo dar”, la muy cabrona). Miren ahora, entretenidos con Belinda y Giovanni dos Santos, que güeva.
Yo me quedo con esta bella copla de Manuel Esperón:
Se me vino de repente
dando pie pa´que la gente
murmurara porque sí
pero a ver hoy que la encuentre
y quedemos frente a frente
qué me va a decir a mí.
Lo dicho, que pinches octosílabos/heptasílabos tan ágiles y alegres. ¿a poco no?
viernes, 10 de septiembre de 2010
Montserrat Olivier
Hoy estaba comiendo en un restaurante en Reforma, mi asiento estaba de cara a la entrada del lugar, estaba empezando a comer las entradas cuando la veo entrar.
Se muy bien lo que dicen de ella, y probablemente sea cierto, pero su belleza es tan espectacular que nada de lo que se diga de ella importa.
Se sentó en la mesa de al lado, se paraba y caminaba por entre las mesas, he de haber tenido una cara de tarado porque no podía dejar de verla, es más, ya ni me acuerdo qué comí.
Las estrellas de cine o televisión son una clase aparte, son mujeres que existen en otro mundo y de vez en cuando, nos visitan en este, como Montserrat Olivier lo hizo esta tarde, para la fiesta de mis ojos.
Se muy bien lo que dicen de ella, y probablemente sea cierto, pero su belleza es tan espectacular que nada de lo que se diga de ella importa.
Se sentó en la mesa de al lado, se paraba y caminaba por entre las mesas, he de haber tenido una cara de tarado porque no podía dejar de verla, es más, ya ni me acuerdo qué comí.
Las estrellas de cine o televisión son una clase aparte, son mujeres que existen en otro mundo y de vez en cuando, nos visitan en este, como Montserrat Olivier lo hizo esta tarde, para la fiesta de mis ojos.
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