Lo asombroso es ver qué tan rápido puede cambiar el humor de los mercados, y qué fáciles son de engañar los inversionistas. Es más, están dispuestos a que los engañen con tal y que los hagan creer que existe una forma fácil de ganar dinero.
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Hasta hace apenas tres años Irlanda era el Tigre en turno: el dragón celta. Una economía que emparejaba su crecimiento y su bienestar con las naciones más ricas de Europa. Pero como hemos repetido en este solitario Blog a lo largo de estos largos meses de crisis financiera: el exceso de liquidez es una larga sábana que tapa y esconde feos defectos.
Irlanda, como Grecia, como Portugal, como España (los PIGS), y si, como los Estados Unidos, gozaban de un regalo que no podía durar mucho: una moneda que valía más de lo que su productividad podía acomodar. Inundados por crédito barato y abundante, y con baja productividad en el sector comerciable, los PIGS gozaron un boom en el sector no comerciable: inmobiliario, banca, energía y comercio.
Hasta que la fuente se secó y el crédito dejó de fluir, dejando encueradas las graves deficiencias de esas economías: una profunda des-industrialización tras muchos años de burbuja inmobiliaria; una muy baja productividad manufacturera, y una fuerza laboral cara y poco flexible.
El Euro fue acomodado para la productividad de una economía: la alemana, y en mucho menor medida, la francesa, así que las economías de más baja productividad, al acoplarse a la moneda única, vivieron por un tiempo de prestado de la calidad crediticia alemana: los PIGS no pueden entrar en mora, apuestan los inversionistas, sería el fin del Euro y eso Alemania no lo va a permitir.
Pero el fin del Euro es un escenario que se está acercando a pasos agigantados por una razón muy sencilla: a todos los miembros del club del Euro les conviene: los PIGS podrían salirse del Euro, y si bien podría haber algunos de ellos que entren en mora, tras un período de reordenamiento, con su moneda devaluada y un plan creíble, podrían volver a los mercados al cabo de cierto tiempo: miren si no a Rusia, a Argentina, a México, que han incumplido sus deudas en el pasado.
A cambio de la deshonra financiera internacional por un período de tiempo, los PIGS podrán lograr en poco tiempo, algo que, de seguir con el Euro, tardarán mucho en lograr: crecer.
Si se separan del Euro, los PIGS devaluarían su moneda, abaratando sus productos y saldrían de la crisis exportando.
Alemania por su parte, no vería con malos ojos desembarazarse de esos polizones del Euro, que se treparon a la moneda única y que vivieron una época de jauja apoyados en la calidad crediticia teutona. Ya rescataron a Grecia, ya rescataron a Irlanda. Esos milenarios aislacionistas que son los alemanes preferirían secretamente no tener que cargar a cuestas el costo de sus vecinos manirrotos.
Los incentivos para dejar el Euro estan casi alineados, salvo para un país: Francia, quien no está ni tan fuerte como Alemania como para desear aligerar el lastre de los PIGS, ni tan débil como sus vecinos sureños y celtas para necesitar una devaluación brusca para salir de la crisis. Y es un francés el que maneja el FMI y es un francés el gobernador del Banco Central Europeo.
Cierto, los incentivos para que el Euro pase a mejor vida están allí, pero no ocurrirá: la turbulencia resultante de que los PIGS abandonen el Euro sería tan descomunal en el corto plazo, que nublan y no dejan ver los beneficios en el largo plazo.
No ocurrirá, pero el fin del Euro no es algo que deba descartarse ya de antemano.
2 comentarios:
No sera el próximo año, ni el siguiente. Pero te apuesto que antes que acabe la década, varios pigs terminaran por salirse del euro.
Y va a ser un caos...
Cid, como casi siempre. Vuelvo a estar de acuerdo contigo
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