miércoles, 16 de mayo de 2012

La Salida De Grecia del Euro y La Caja de Pandora

La probabilidad de que Grecia abandone el Euro crece con el tiempo. La razón es sencilla: la conveniencia de que la cuna de la civilización vea la tumba de la moneda común crece al parejo.

Para el Euro, como ha quedado demostrado tras múltiples rescates fallidos, no existen soluciones intermedias, las únicas soluciones son los extremos radicales: o el Euro desaparece tal y como lo conocemos, o los 17 países de la Eurozona consolidan bajo una sola égida sus balances fiscales.

El primer escenario, del fin del Euro, tiene varios matices. El peor escenario por supuesto, es el abandono de la moneda común y el regreso de la capirotada de monedas que existía en Europa antes de la adopción de la divisa conjunta. Este escenario es altamente improbable pues acabaría por muchísimos años con la idea de Europa unida, que es la única forma que las naciones que componen al continente podrán hacer frente en los próximos siglos a las super potencias de Asia y a los Estados Unidos.


El otro matiz es más probable, con una Europa con dos claras zonas: una, en donde el Euro sobreviviría, bajo la égida Franco-Alemana, e incluiría a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Austria, Finlandia y Estonia . La otra zona, que probablemente (pero no es seguro), adoptaría una moneda común ligada al Euro, incluiría la periferia: España, Italia, Portugal, etc.

La solución anterior presupone que se podría transitar de la actual moneda común a una Europa de dos monedas sin que haya mayores perturbaciones en los mercados financieros ni incumplimientos de las deudas soberanas, lo cual sería improbable en un escenario de disolución del Euro. Si la Eurozona se rompe para formar dos, probablemente el tránsito de los países de la periferia sería tan traumático que los costos del rompimiento sean mayores a los de la reconfiguración económica del continente.

Por eso todo sugiere que la solución más adecuada en términos de los costos y los beneficios que implica, es el de una radical consolidación de los balances fiscales de toda la Eurozona en una sola cuenta de ingresos y egresos. esta solución por supuesto significa que, llegado el momento, quien debe de pagar las deudas de los países miembros es el fiscalmente más sólido de la región, es decir, Alemania.

La solución duradera de la crisis del Euro, que no pase por su disolución, pasa por que esos milenarios aislacionistas que son los Alemanes acepten asumir la vocación que históricamente han asumido los franceses; ser los líderes de Europa, hasta el punto de responder por las deudas de los otros miembros. Convencerlos será harto difícil, tendrán que ceder a la postura de los franceses que abogan por esa solución radical que recaería sobre todo en los hombros de los teutones.

Por eso el que Grecia abandone el Euro es crecientemente probable; si Grecia (y quizá algunos otros países de la periferia) es arrojada por la borda, quizá sea más fácil convencer a los alemanes de cambiar de opinión y consolidar los presupuestos nacionales en uno solo.

Cada día que pasa, son más los europeos que quieren que Grecia abandone el barco, incluyendo un número creciente de griegos como lo demostraron las horrendas elecciones de hace quince días. Pero el que cada vez más gentes quieran la expulsión de Grecia no significa que su salida vaya a ser suave y sin contusiones. Si Grecia abandone el Euro, la anécdota helénica de la Caja de Pandora resonará por los mercados.


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