domingo, 8 de octubre de 2017

Vigilando Burbujas

En contra de muchos pronósticos. Desafiando un puñado de indicadores que sugieren que los mercados accionarios, el mercado de bonos, muchos mercados de materias primas, están exageradamente caros, los precios de los activos financieros han seguido subiendo en meses y semanas recientes, prolongando el debate entre aquellos que piensan que el actual es un mercado lleno de burbujas que están a punto de reventar, y aquellos que afirman que la racha alcista de los mercados goza de cabal salud, y que aún tiene cuerda para seguir.
¿Estamos en un baño de burbujas? Los precios de las acciones, de los bonos, de los metales y energía, de las casas y oficinas, ¿están más caras de lo que deberían de estar? ¿el montón de las burbujas a nuestro alrededor están a punto de estallar y causarán una perturbación en el resto de la economía comparable a la que sufrimos en 2008-2009?
El problema que las burbujas es que sólo sabemos que existieron, no que existen. Es decir, solo estamos seguros de que existió cuando revientan. Tomemos por ejemplo el mercado inmobiliario hasta antes de 2008. Era claro que los precios de las casas en los Estados Unidos subían de manera desquiciada y sin ninguna lógica aparente. Pero en ese momento era difícil dilucidar si los inversionistas estaban haciendo cálculos erróneos respecto de la dinámica demográfica y urbana del inmobiliario. Quizá se equivocaron en muchas regiones, pero en California y Nueva York la burbuja no estaba tan equivocada.
O recordemos la desquiciada burbuja de las empresas tecnológicas que reventó dramáticamente en el 2000. La inmensa mayoría de los inversionistas que apostaban que cualquier empresa que oliera a internet y a tecnología se convertirían en las nuevas reinas del mundo y dominarían con sus productos y servicios, quedaron fulminados cuando la burbuja por fin reventó.
Pero hubo un pequeño grupo de inversionistas que apostaron porque algunas de esas empresas dominarían el mundo, y acertaron. Los inversionistas en Amazon, en Apple, en Microsoft, acabaron acertando. Una burbuja especulativa es la percepción de que la suerte de muy pocas será compartida por la mayoría. Las burbujas truenan cuando los inversionistas se dan cuenta de que la mayoría serán un fracaso, pero eso no implica que algunas de las empresas nacidas en la locura de la burbuja tecnológica no solamente sobrevivieron sino que, efectivamente, acabaron dominando el mundo.
Tomemos otro ejemplo: sobresaliente por su naturaleza. Pensemos aquellos locos inversionistas que cuando los bonos alemanes llegaron a una tasa de medio punto porcentual compraron todo lo que pudieron. En ese instante los inversionistas de todo tipo de bonos, incluyendo los bonos basura, también se atascaron de activos, empujando a ese mercado a lo que muchos calificaron de una burbuja irracional.
En su momento, los inversionistas en bonos basura sufrieron las consecuencias de su osadía. Cuando uno tras otro los emisores de bonos basura comenzaron a incumplir pagos, la burbuja en ese sector se desmoronó. Pero el inversionista en bonos alemanes que había comprado al bajísimo nivel de medio punto porcentual se felicitaba más tarde cuando los bonos alemanes empezaron a rendir cero por ciento, y más tarde aún, tasas negativas, tornando lo que parecía una apuesta irracional en un fantástico resultado.
Detrás de toda burbuja hay un componente racional: la narrativa detrás de toda burbuja contiene un sustrato de verdad. No todas las empresas tecnológicas que burbujearon en la década del 90 fueron los gigantes que muchos apostaron que serían; pero algunas empresas si lo lograron y sus inversionistas hoy están más felices que nunca. No todos los mercados inmobiliarios, como se creía, justificaban las locas valuaciones que vimos hasta antes del 2008, pero algunas ciudades si mostraron soportar la narrativa que empujó la burbuja.
Hoy es tentador decir que con los principales índices accionarios subiendo sin parar una nueva burbuja podría estar por reventar. No hay que descartarlo, pero al menos la euforia intratable, religiosa que acompañó a otras burbujas, no parece predominar en esta ocasión. O al menos no todavía. 

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