¿Qué nos espera después de la borrasca económica del 2009? Un año de recuperación estadística. La economía, después de haber caído un estrepitoso 7.0-7.5% en el 2009, deberá de recuperarse de manera tímida en el 2010, básicamente por el artilugio de la bajísima base de comparación.
Como lo hemos dicho aquí, el PIB en el 2010 va a crecer incluso por encima de lo que esperan los economistas y el gobierno. Yo esperaría que el PIB crezca 4.0% en el 2010, por encima del 3.0% pronosticado por el consenso. Pero no es que esté demasiado optimista; es que nos fue tan tristemente mal en el 2009, que cualquier recuperación modesta va a parecer un portento.
De hecho éste será un sexenio perdido en materia económica, pues el nivel real de producto que teníamos en el 2008 se va a recuperar sólo hasta el 2012. Si bien nos va.
Imagínense la cifra que va a publicar el INEGI para el segundo trimestre del año 2010, cuando el PIB va a compararse contra una caída monstruosa, de 10.3% sufrida en el 2009. La cifra seguramente, ayudada a demás por el efecto favorable de la semana santa, va a mostrar un crecimiento económico cercano al 6-7%, el más elevado en al menos quince años.
No sé si fue plan con maña, pero al poner a Ernesto Cordero en Hacienda, Felipe Calderón podría estar jugando una jugada brillante: defenestrar a Agustín Carstens, políticamente inane, y financieramente desgastado, y poner a su poco experto colaborador al frente de la difícil cartera hacendaria, implicará que, sin mover un dedo, Ernesto Cordero podría estar presidiendo en la primavera del 2010, la mayor tasa de crecimiento de la economía mexicana en más de una década.
Poco importa que tal explosivo crecimiento venga de un mero truco estadístico. En estadística la forma no es el fondo. Pero en la política si lo es. Y lo será más en el 2010.
Bajo la forma del mayor crecimiento económico en quince años que veremos en la primavera del 2010, se encontrará de fondo la apuesta de Felipe Calderón de lograr lo que en estas fechas parece imposible: derrotar a Enrique Peña Nieto en las urnas en el 2012, impulsando a su delfín, Ernesto Cordero.
Ya ha comenzado a hacerlo: los 10 puntos de la reforma política fueron una bola rápida lanzada por Calderón y abanicada por sus principales rivales políticos, quienes reaccionaron de manera tardía y torpe. Tanto el PRI como el PRD se vieron completamente rebasados por la amplia iniciativa calderonista, y sólo acertaron a balbucear, como lo hizo el gobernador del Estado de México, algo en contra de la reelección, y algunas reformas (tal como la confirmación del gabinete y la acotación de la presidencia) que en su caso, complementan, pero no excluyen el decálogo presentado.
Peor aún, la escaramuza del PRI diciendo que el congreso debe de confirmar al gabinete y que se debe de acotar el poder presidencial aqueja lo que en economía se llama “inconsistencia intertemporal”, que básicamente significa que lo que parece bueno hoy no necesariamente será bueno mañana: ¿o acaso querría el PRI acotar hoy la misma presidencia que quiere ganar en el 2012?
El efecto de la propuesta reforma política calderonista ha sido tal, que el gobernador Peña Nieto se ha visto forzado a usar su as bajo la manga: su próximo matrimonio, el cual guardaba quizá para una mejor ocasión política.
El anuncio de su boda en el Vaticano, criticado por políticos del mismo PRI como María de los Angeles Moreno, puede ser la respuesta civil a la reforma política de Calderón.
Pero yo que el PRI, estaría preocupado.
Recuerden, la forma es el fondo en esto de la política, y volviendo a recordar a Borges y su famosa: “la democracia es un abuso de la estadística”, la política es también, un abuso de la estadística.
No está de más recordar entonces, que en el 2012, y a como van las cosas, los electores volverán a votar una vez más, tal y como lo hicieron en el verano del 2009, con los bolsillos, y la agenda económica será la prioritaria para los votantes.
Si lo anterior se sostiene: todo el viento que Felipe Calderón y el PAN tuvieron en contra en el 2009, lo van a tener a favor en el 2010. Aunque no quieran. La caída fue tan brutal en el 2009, que las cifras que veremos en 2010 serán en algunos trimestres, espectaculares y útiles para presumirlos políticamente.
Poco importa que el crecimiento espectacular que van a presumir en la primavera del 2010 sea pura forma, ellos aprendieron también que en la política, y como lo dijo un político (priista por cierto), a diferencia de la estadística, la forma es fondo, sobre todo una vez que, al menos en lo que la economía respecta, tocamos fondo