domingo, 17 de diciembre de 2023

Las Consecuencias Económicas Del Calor

La especie humana se convirtió en la dominante en la naturaleza por un conjunto de características: una de ellas es su notable capacidad de adaptación. Los ambientalistas nos previenen sobre el colapso que implicaría que la temperatura del planeta se eleve un grado y medio respecto de su promedio pre-industrial. Nuestra historia evolutiva muestra que la especie podría adaptarse sin mucho problema a un planeta más caliente. Nosotros no somos el problema: lo grave es que el resto de las especies, vegetales y animales, quizá no puedan sobrevivir.

Este año fue, con bastante margen el más caliente en la historia post-industrial del mundo, de acuerdo con los registros especializados. Peor aún, es el quinto año consecutivo en que se registran récords de calor. Los datos parecen ser irrefutables, y por ello es gravísimo que aquellos grupos de interés, económicos y políticos, que niegan el calentamiento global, como los representados en Estados Unidos por Donald Trump y los suyos, tengan la credibilidad que gozan entre amplias capas de votantes. 

¿Qué significa que el mundo sea un grado y medio más caliente, de manera permanente? Los científicos que estudian el problema sostienen que dicho umbral implicaría un punto de no retorno: el efecto sobre los mares, los glaciares, el clima y la biodiversidad alteraría al mundo que conocemos y provocaría catástrofes climáticas, alimentarias, y económicas irreversibles en el corto plazo.

Hay varias ilustraciones de ese escenario, pero una de las más contundentes es que la disponibilidad de agua dulce, el insumo necesario para la vida en la superficie terrestre menguaría de manera muy significativa, desatando una cadena de colapsos económicos y sociales difíciles de prever.

No hay que esperar mucho. En 2023, la confluencia del fenómeno de El Niño, y el calentamiento provocado por actividades humanas, elevó la temperatura promedio a 1.46 grados por encima de la temperatura promedio existente antes de la era industrial. Estamos ya en el umbral de detonar un cambio irreversible en nuestro mundo natural.

Puede ser que 2023 haya sido un año atípico, y que conforme El Niño pase, y otros factores mengüen, la temperatura del planeta se enfríe un poco, alejándonos de la marca ominosa de un grado y medio. Podría ocurrir que la estimación puntual de los científicos de un grado y medio como la marca en donde se desata el apocalipsis climático sea imprecisa y que el umbral sea más holgado. Puede ser que corramos con esa suerte y el planeta aguante más tiempo una temperatura más alta antes de que el medio ambiente comience a colapsarse.

Puede ser.

Pero es innegable que, si este año es el inicio de un período permanente de un mundo más caliente, debido a la alteración de la actividad económica humana, los escenarios de desastre climático, hídrico y ambiental comenzarán a concretarse y a hacer a nuestra vida social y económica más difícil y costosa.

Incluso en un escenario medio, es decir, si excluimos eventos catastróficos como el derretimiento de los casquetes polares y la elevación del nivel de los mares, puede tener consecuencias severas sobre nuestras vidas.

Un ejemplo es el rendimiento agrícola. Todo aquel que haya sembrado sabe que un año caluroso reduce los rendimientos de las plantas: bajan las toneladas por hectáreas, el jugo de las uvas merma, las frutas son más secas y pequeñas, etc. 

Junto con el calor viene la sequía. Una atmósfera más seca implica también menores rendimientos agrícolas y menor oferta de alimentos en escala global. Quienes niegan el calentamiento global difícilmente pueden refutar el incremento en la sequía en vastas zonas del mundo. Las sequías en la última década son más extensas, prolongadas y agudas.

Si los siguientes años son un grado y medio más calurosos, los rendimientos agrícolas serán menores, el suelo agrícola se degradará más velozmente, reduciendo la oferta mundial de alimentos, y como consecuencia, los precios de los víveres aumentarán de manera constante. El impacto económico de un planeta más caliente se puede medir en pesos y centavos, los alimentos serán más caros.

No nada más 2023 fue el año más caliente, el récord lo comparte con la última década, lo que sugiere que el impacto podría ser ya de largo plazo, y podríamos estar ante escenarios de difícil reversión.

Los océanos del mundo son las grandes fábricas climáticas de nuestro planeta. Nosotros sentimos, en el pedacito de tierra que habitamos, que los días son más calurosos y secos. Pero nadie percibe el calor en medio del mar, salvo por los animales y organismos que seguramente sufren ya los efectos.

Los meteorólogos y oceanógrafos cuentan con modelos que les permite simular qué pasaría con mares más calientes. Pero son eso, modelos. Lo que ocurra puede ser más o menos grave que lo que los modelos predicen. Si los efectos son más suaves, tendremos suerte. Pero en el caso contrario, pagaremos caro nuestra obsesión con el crecimiento económico a cualquier costo.

 

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